Cadáver

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Me mira con los ojos crispados su pulso estaba acelerado pero sigo sin creerle, no va a ceder así que tengo que hacer algo mas, salgo de su consultorio y él me amenaza con llamar a la policía si voy de nuevo, no se que hacer, iría a ver a Mei pero ya no se si quiero algo con ella, al final decido irme a casa, veo que Erika me espera en la ventana y se lanza a mis brazos cuando abro la puerta, el doctor hizo un escándalo y no me dejaran entrar mas, no iba a sacar nada siguiéndolo.

Él sabía que yo lo hacia, decidí ponerle fin al asunto encontrando a Glenda o mejor dicho el cuerpo de esta, mas que nada el cadáver de ella, estaba seguro que estaba muerta, no me interesaba vengar a esa mujer, no significaba nada para mi, solo me interesaba el psicólogo lo había cogido como pasatiempo, es muy interesante quiero ver quien se rinde primero, me despertó temprano el timbre de la puerta, descubrí que Erika dormía conmigo, al parecer después de que me quedaba inconsciente ella saltaba a mi cama, dormía boca arriba con su cabeza usando mi hombro de almohada.

Era la policía, quería requisar mi casa y traían una orden, tomé a la gata del cogote y la saque por la ventana, ella se quejo maullando fuerte, no podía dejar que la vieran por si sabían que Glenda tenía un gato.

Los deje entrar, tenían una pésima actitud revolvieron todo patas arriba, después ordenaría todo con el anillo, se que esperaban encontrar algo, goce viendo sus caras de decepción al no encontrar nada, me volvieron advertir que no saliera de la ciudad, podía ver en sus caras que pensaba que yo lo había hecho, pero no tenían cuerpo, ella bien pudo haberse fugado bien me había hablado de que tenía muchas deudas, una vez se fueron deje entrar de nuevo a Erika, podía jurar que me veía con reproche había empezado a lloviznar un poco.

- lo siento amiguita pero no te podían ver - le digo dejando que se acurruque en un rincón a lamerse.

Pienso ir a buscar el cadáver en la noche pero me tope con Bray en cuanto abrí la puerta, quería ir a bailar y no lo rechazaría tendrá que ser mañana.

- ¿y esa cara? ¿que? ¿pensabas salir con alguien mas? - me pregunta molesto, como si yo tuviera que darle explicaciones, me molesto pero no le reclamé nada, por que necesitaba sacarle dinero, fuimos a un bar clandestino pero no tuvimos sexo en el baño como siempre si no que fuimos a mi casa.

Nos besamos apasionadamente en cuanto cerramos la puerta, lo desvestí y me lo lleve a la cama, baje hasta su pene.

Proseguí a chuparsela para descender a continuación lamiendo más abajo.

Y lo tumbe. Él se dejo hacer sin objeción, puse sus piernas en mis hombros lengüeteando y chupando por todo el perineo.

Lo acomode para tener buena vista de su ano, tenía unas nalgas preciosas las aparte en el medio pude observar su sonrosado ojete.

- ¡ah! ¡ah! - le encantaba abría mas las piernas exponiéndose mas, jadeaba como una perra.

Humedecí un dedo y lo introduje, cuando lo vi preparado lo moví en su interior.

- ponte en cuatro - le ordene

Él obedeció yo saque el lubricante, y lo embadurné bien en culo y comencé a moverlos dentro.

Me puse tras su trasero y lo tomé de las caderas, comprobé que lo había dilatado aquellla cabida,

Se la metí hasta el fondo, gimió y aulló como si estuviera en celo.

Se retorció cuando lo sintió todo adentro, me lo cogí salvajemente, nuestros cuerpos chocaban.

Él mismo se empalaba cuando yo me detenía lo cogo y comencé a cabalgarle frenético.

- ¡dios mío¡ ¡dios míoo¡ - empezó a gritar se contrajo en un espasmo estrenándome la polla, se había corrido, sin siquiera tocarse.

Fue un un orgasmo de intenso porque su esfínter no cesaba de apretar como un resorte.

Le sometí con mas furia mi pene escupía descargas de semen en lo más hondo.

Como pasaba siempre que llegaba la mañana Bray se iba antes de que amaneciera, encuentro se fue cerré todas las puertas y ventanas, Prendí las velas y saque el libro de conjuros, iba a usarlo para darle poder al anillo.

Recité las oraciones en alto, iba hacer que el anillo me trajera a Glenda, sabía que me iba a traer un cadáver pero lo que me trajo fueron unos restos de un cuerpo, habían pedazos de cemento, mas concreto que persona, la habían emparedado jamás la encontrarían, sentí un dolor agudo en el pecho, Hayate me dijo que sería difícil usarlo al principio, me quitó mucha energía al punto que quede agotado, pero aún había algo mas, así no se podía reconocer bien el cuerpo, pase mi anillo por los restos para dejarlos como estaban al momento en que murió.

La joya resplandeció en un destello intenso, el último deseo me dejo en el piso inconsciente y cuando me desperté era de madrugada, me dolía la cabeza y el cuerpo, el olor a putrefacción me hizo taparme la nariz, la gata maullaba histérica, ya estaba acostumbrado esos olores, había algo raro en el momento que la mataron, parecía solo un sacó de piel y huesos, la habían matado de una manera rara, limpie cada huella que podía haber quedado en ella de mi, volví a usar el anillo para dejarla en la puerta del consultorio del doctor, vamos haber si no reacciona, me desmaye de nuevo y desperté casi a las 12 de la tarde, con un hambre feroz, el olor se había ido, no usaba constantemente el anillo por que me causaba dolor, pero me dijeron que mientras mas lo usara me iba a acostumbrar.

Limpié lo que había hecho Erika histérica, la deje salir mientras me preparaba algo de comer, me embuti casi todo lo que vi procurando servirle algo a la gata que también debía estar hambrienta.

Me dirijo abrirle la puerta para que entrara pero antes de tocar el pomo alguien toca furiosamente.

- ¡abreme! - me gritó una voz masculina y enérgica.

- ¿Erika? - pregunté mas por una broma a mi mismo que otra cosa, al abrir me quede de una pieza al ver a psicólogo, entro empujándome, claro que sabía que ese cadáver ya había sido encontrado pero no me esperaba que viniera a mi casa, ¿como sabía donde vivía yo?

- pasa - le digo una vez lo veo echando humo

- ¡¿se puede saber que demonios te pasa!? ¿cual es tu maldito problema!? - me dijo levantándome la voz pero manteniendo esa pose estoica.

- ¡ah! Ya no tartamudeas - le digo enmarcando una ceja

- ¿querías ganar? Pues felicidades, ahora deja de molestarme - veo que la gata entra y se restriega contra sus pies, parece que a este animal, le caen mal solo las mujeres, él no traía puestos los lentes, me encanto lo que escondían sus ojos a pesar de verse en calma, podía en el fondo que estaba furioso, ahora que estaba erguido veía que sólo era mas bajo que yo como tres centímetros, tenía una manera elegante de hacer las cosas, como las tendría alguien de la nobleza.

Hizo el amago de irse pero yo le cerque el paso.

- una de las razones por las que te acuse es por que no quería problemas con la ley, yo soy el principal sospechoso...

- bien, pues despreocupate ahora que la policía vio el cuerpo me interrogo de nuevo, les dije que recordaba al taxista ya hay un chivo espiatorio - me dice dándome un empujón bastante fuerte, él no era un humano cualquiera, lo vi irse por la calle, y preso de impulso, lo seguí.

- deja de estarme siguiendo - me encaro, de manera calmada, pero estaba molesto me di cuenta que era alguien al que le gustaba tener todo bajo control y un carácter metódico, por alguna razón esa personalidad me atrajo.

- te traje algo - me dijo una voz a mi espaldas, era Bray que traía una bolsa con comida, al darme la vuelta me di cuenta que Erika me había seguido maullando como loca, la mirada de Bray se dirigió el psicólogo, cuando lo vi de nuevo otra vez era aquel idiota que vi en la cafetería, encorvado y con esas muecas.

- él es mi psiquiatra - le dije presentándolos.

- Bray Smit - se presenta mandándole una mirada de superioridad al psicólogo.

- Dante Batista - le dio la mano el doctor.

Detrás de tu rostroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora