Un "tsk" escapó de sus dientes. ¿Cuánto se habría perdido mientras se recuperaba del trasplante? La amargura que no había sentido en los días posteriores a la operación, emergió como lava en sus venas, quemando todo a su paso, incluso los buenos momentos junto a cierta chica que hacía a su corazón ablandarse vergonzosamente. 

—Planea usar al Juubi para someter a todos bajo un gigantesco genjutsu y así dominar el planeta entero —contó la voz calma que de niño era su preferida, regresándolo al presente. 

—Por eso necesitamos al Kyuubi de Naruto-kun y al Hachibi de Killer Bee —Se encogió de hombros—. Eso es lo que pasa con la guerra.

Sasuke cerró los párpados apenas un segundo, ordenando las piezas de ese complejo rompecabezas a una velocidad alarmante, uniendo cabos sueltos y tratando de digerir el hecho de que el planeta entero estaba en peligro. 

—Tranquilo. Lo detendré.

Sus ojos se encontraron con unos iguales a los suyos y aunque era la intención de Itachi brindarle confianza, no lo logró. Su corazón normalmente indiferente como sus expresiones faciales tembló ante las decenas de situaciones que se pintaron frente a él. Ese mundo, esas personas que hace meses no le habría interesado lo que podría sucederles, pasaban a segundo plano cuando la recordaba. Yumi era parte de ese maldito planeta. Itachi era parte de ese maldito planeta. Por lo tanto, ese maldito planeta no podía acabarse. 

—Uchiha Itachi —nombró Kabuto—, el hombre capaz de ver a través de las ilusiones. Ojalá hubieras muerto, así podría haberte controlado también...

El escalofrío de miedo y cólera arrasó con su torrente sanguíneo, ascendiendo por su columna hasta llegar a su nuca e instalarse ahí. Sus dedos se deslizaron por el mango de su katana y antes de pensarlo, la lanzó muy cerca del enemigo, ganándose una mirada reprobatoria de su hermano. 

—Lo siento, pero nunca he soportado que nadie me controle.

—Quizá cambies de idea cuando estés bajo mi poder —Sonrió burlón. 

La sola idea de pensar en Itachi siendo una marioneta, muerto, terminó por colmar su paciencia. No permitiría que dañen a quien creyó había asesinado, al lazo más importante que alguna vez había tenido y al que también más dolor le había causado. No era un niñato débil. Podía protegerlo.   

—Acércate y te corto en dos —amenazó con la furia destellando en sus oscuros iris. 

—Puede que pienses que si amenazas, luces genial. Debe ser una tendencia típica de alguien que ha sido tan popular desde que iba a la academia. ¿Lo tuviste todo alguna vez, no Sasuke-kun? Un modelo a seguir, una familia, un hogar cálido, una aldea... Ahora, ¿qué tienes? —Bajó la capucha que cubría sus blancos cabellos—. Nada... Estás so... Ah no, tienes a Yumi, ¿o también murió?

Suficiente. Sacó su espada de un ágil movimiento fluido y estaba a punto de lanzarse cuando una mano fuerte lo sujetó por debajo del brazo, impidiéndole dar un paso más. 

—Tranquilízate. 

—No me pidas que me tra...

Las sonoras risas del enemigo cortaron cualquier intento de reclamo por su parte. El antiguo subordinado de Orochimaru disfrutaba de la escena que tenía frente a sus narices. 

—Deberían agradecerme. Gracias a este jutsu, tú —señaló al mayor—, viniste a detenerme y ahora ambos han podido disfrutar de una reunión conmovedora. 

Los dedos que habían dejado de ejercer fuerza sobre su codo se cerraron provocándole que frunza el ceño. Itachi era unos centímetros más alto, siempre se había visto más amable, pues tenía los rasgos de su madre, pero en ese momento creyó ver a Fugaku a su lado.  

Kimi ga suki | Tú me gustasМесто, где живут истории. Откройте их для себя