Día 13: Hollow/Hueco.

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¡ADVERTENCIA! Este capítulo a lo mejor no es agradable para muchas personas. El contenido es un poco más fuerte que los otros. Si crees que no puedes con temas sensibles mejor sáltate este día. ♥️

Las lágrimas caían de la latina sin parar, el europeo ya no sabía cómo consolarla. Maldito sea el momento en el que decidió meterse con el continente americano.

Sólo había sido una noche. Alemania por fin había accedido a ir a una de las muchas pedas de los latinos. No es que no le gustara las fiestas, pero ellos, los latinoamericanos no le caían muy bien, su padre, Nazi, se había encargado de dejarle sus secuelas discriminatorias a los de piel oscura.

Pero en esta ocasión irían otros europeos, y Rusia, con quien mantenía una relación agradable, así que agarró todos sus ánimos y se encaminó al salón de fiestas.

La música, el escándalo y la gente era demasiado para el serio país, a las fiestas que normalmente iba no había tanto desmadre, pero le gustaba el ambiente así que se adentró e inmediatamente tomó una de las bebidas que ofrecía gratis el lugar.

Buscó con la mirada a Rusia, pero lo encontró muy juntito al único norteamericano hispano, meh, no iría a interrumpirlos, mejor él también buscaría diversión para esa noche entre los países no latinos.

Después de dar una vuelta por todo el salón se decepcionó, todos tenían pareja menos él, decidió entonces salir al patio, donde se encontró con una fuente pequeña y una banca, ahí, una bella chica con ojos, piel y cabello claro admiraba el agua caer de la construcción. Se le hizo muy bella, sabía bien quién era, y sabía que involucrarse con ella sería dejar a un lado todos sus ideales. Pero era por sólo esa ocasión, además, ella era blanca, no como sus demás hermanos.

Se acercó a donde estaba Argentina, se sentó a su lado y comenzó a charlar con ella. Alemania veía embobado el vestido azul claro de la chica, que caía elegantemente por uno de sus hombros, dejando expuesta un poco de piel. También el europeo vió la bella clavícula de la mujer, y unas inmensas ganas de besarla y morderlas se hicieron presentes.

Argentina no pasaba por alto las mirada lujuriosas que le dedicaba el europeo, sabía que le había gustado, y la verdad, a ella tampoco le vendría mal un poco de diversión.

Así que sin demorarse más fueron a un hotel cercano y pasó lo que tenía que pasar. Al día siguiente el alemán se fue antes de que despertara la de habla hispana, respetando así el acuerdo de sólo una noche. Pero la argentina ya no quería sólo una noche, y haría lo que tuviera en sus manos para tener al alemán.

Pasaron semanas sin contacto alguno, pero un día, de repente, la hispana se presentó en el hogar del europeo exigiendo verlo, cuando él fue hacia ella, la vió con ira en los ojos.

La invitó a sentarse, hablar tranquilamente y tomarse un café con él. La chica aceptó, así que fueron a la oficina del país exigiendo a todos que no le molestaran

Cuando ya estaban ahí empezaron a hablar.

—–¿Y bien? ¿Qué necesitas?—– Dijo Alemania tranquilo, nadie lo había preparado para lo que se venía.

—–Estoy embarazada.–— Soltó sin más la latina.

Alemania se ahogó con el café, vaya qué le había tomado por sorpresa la noticia. No podía creerlo, era imposible, él siempre se cuidaba.... No, esa noche no, la urgencia y el que no estuviera planeado opacaron el sentimiento de responsabilidad. Oh no, maldita sea. Argentina sólo atinó a verlo con burla, sí que le había afectado.

—–¿Qué?–— Preguntó shockeado el caballero.

—–Estoy embarazada, tengo cinco semanas de gestación.–— La latina se encontraba inquietantemente tranquila. ¿Qué a caso no le preocupa?

—–¿Y sí es mío?

—–¿Qué estás tratando de decir? ¡Claro que es tuyo! No había estado con nadie por al menos tres meses antes de vos y desde esa noche no he tenido a otros.–— Se notaba la indignación en las palabras.

—–Bien, eh... Entonces, ¿Necesitas dinero para la operación?—– Preguntó más tranquilo, obviamente optaría la latina por abortar, no creía que se quisiera hacer cargo de un bebé.

—–¿Pero qué estupideces decís, boludo? No voy a abortar, nos haremos cargo de esto que crece dentro de mí. Vos y yo. Nos casaremos y tendremos a nuestro bebé.

Alemania claramente no se lo esperaba.

—–¿Estás loca? No puedo casarme contigo, y tú no puedes tener a esa criatura.

Empezaron a discutir, Argentina amenazaba al caballero con exponer todo lo que pasó esa noche y manchar su nombre y su reputación. Alemania no podía permitir eso, le había costado hacerse un nombre y que le respetaran sin colgarse del nombre de su difunto padre, y todo se estaba yendo rápidamente por la borda.

La final el alemán tranquilizó a la latina, y acordaron que se verían en una semana nuevamente ahí para discutir lo que harían. La hispana salió furiosa, gritando que no descansaría hasta ver su cuerpo metido en un esmoquin delante del altar junto a ella.

Los días pasaban lentos y torturaban al tricolor. No se imaginaba con una vida al lado de Argentina, era latina, además, no podía mantener a un chamaco, tenía que tener toda la atención en su poblacion.

Cuando la americana otra vez se presentó en su casa, al verla tan hermosa y delgada como el día en que la conoció se le hizo raro, ya debería de notarse un ligerísimo bulto, pero no, no había nada.

Cenaron juntos, con un incómodo y pesado silencio abrazándolos. Terminaron y Argentina estaba impaciente, quería adueñarse del europeo lo más pronto posible.

Pero al parecer no pensaban lo mismo, de pronto empezó a tener muchísimo sueño, vió difícilmente al alemán acercarse con una mirada dolida, pidiéndole perdón con susurros, y luego inevitablemente cerró los ojos.

Alemania esperó a que la americana cerrara por siempre los ojos, densas lágrimas caían por sus azules ojos, él no tenía planeado matarla, no quería hacerlo, si alguien se enteraba todos lo tomarían nuevamente como su padre. Pero ella no le dejó otra opción, por nada del mundo tendría un hijo, y menos con un latino.

Tomó el más grande y afilado cuchillo, arrancó la bonita falta que tenía el cuerpo sin vida y lentamente fue abriendo su abdomen bajo, una cortada temblorosa y nada derecha, le dolía lo que estaba haciendo, pero ya no podía detenerse.

Metió la mano al interior de la herida, buscó la pequeña matriz y la arrancó del cuerpo, cuando la tuvo en sus manos quedó encantado con el órgano, ¿Cómo algo tan pequeño podía traer vida a este mundo?

También abrió por la mitad la matriz, observó lo que había dentro. Era extraño, no había nada parecido a un cigoto, estaba hueco, vacío. Argentina lo había engañado. La había matado por nada.

Goretober (Countryhumans) Where stories live. Discover now