Una melodía para un corazón roto [CCR #1] ©

31. Con amor, tu verdugo

Tienes un nuevo mensaje de Last_chance_121

Observé la notificación, dudosa. No quería equivocarme ahora que tenía acceso a mi primera pista. Sin embargo, como era de esperarse, no pude contener la curiosidad. Abrí la conversación para encontrar la prueba de que había cometido un error.

Last_chance_121: Sé que no eres Maddison, así que dime ¿con quién tengo el gusto?

Inhalé profundo al reparar en que había sido descubierta. Cerré la sesión inmediatamente, luego me di cuenta del error que había cometido. Había aceptado que no era ella, por ende estaba en graves problemas.

Deberías detenerte, advirtió mi subconsciente, pero no fui capaz de obedecer mientras tecleaba el nombre del usuario además de la contraseña para poder acceder a sus correos. Apresúrate, me impulsé mientras divisaba a mis alrededores por si notaba algo extraño. Lo único que deseaba era conseguir pistas respecto a quién me había estado usando como blanco para descargar su ira. Era justo mi deseo considerando el hecho de que jamás había provocado a alguien de tal manera que quisiera vengarse.

No te distraigas, amonestó mi razón, entonces me apresuré a rebuscar entre los mensajes más antiguos. Para mi sorpresa, la cuenta de correo había sido creada recientemente ─no más de 3 meses─, por ende tenía pocos mensajes. La mayoría de estos eran de promociones asociadas a tiendas del centro comercial. Sin embargo, una significativa proporción era del mismo destinatario de antes, quizás por eso rebusqué entre los más antiguos, hallando el primero que había sido enviado.

De: Last_chance_121

Para: Maddison_A_121

Es un placer poder ponerme en contacto contigo después de todo lo que he oído hablar de tu persona, especialmente luego de que alguien cercano a ambos descubriera un secreto tuyo que quizás al revelarlo genere más polémica que el hecho de admitir frente a la estúpida preparatoria que no eres capaz de pronunciar una palabra porque así naciste, fallada, pero hermosa. Tranquila, que también es grato saber que, aunque no me conoces, me temes por una razón tan simple como es ser quien escribe este amenazador mensaje. Haces bien al cuidarte de alguien como yo, Alonne, lástima que esta vez no tengas más opción que leer este escrito hasta el final.

Tal vez creas que no es justo y lamento ser quien compruebe que la vida no lo es. ¿Por qué? Porque te necesito para poder cobrar una clase de deuda que no está asociado al dinero. No, no sería divertido si un par de billetes pudieran saldar la miseria en la que me encuentro. Tampoco sería entretenido si pudieras negarte a cumplir con cada una de mis órdenes. Es por eso que me he puesto en contacto contigo, para alertarte de lo obscuro que se volverá tu vida en las próximas semanas ahora que estarás bajo mi mando.

Sabes perfectamente qué pasará si decides revelarle a alguien esta conversación igual de íntima como el encuentro que tuviste con alguien que, a tu edad y en tu condición, está prohibido; por eso, espero tu completa obediencia para cuando las reglas del juego lleguen a tu alcance.