Capitulo 12: Golpe bajo

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Me gustó ver como lucía atónito pues yo en mi corta vida jamás había salido con un amigo y mucho menos se lo había presentado, por aquí tenemos que omitir el incidente que ocurrió con el imbécil, eso no cuenta.

—Hazle pasar —Ordenó intentándose ver maduro pero la realidad es que él parecía un adolescente la mayoría del tiempo, quizás tener 34 años influía un poco.

Abrí la puerta y le hice señas a Regie para que entrara, él se bajó del auto con bastante rapidez.

—Hola —Me saludó con una sonrisa.

—Hola, papá quiere conocerte —Sí, no era el mejor saludo pero cuando mi papá quería algo era mejor dárselo de inmediato.

Me gustó ver que no parecía intimidado por ello en ningún momento y en cambio parecía muy dispuesto a conocer a quién debía ser su «némesis» si nos guiábamos por lo que «comúnmente» ocurría con los padres de las adolescentes.

—Regie, mucho gusto —Se presentó el chico extendiendo una mano.

—Sr. Rogers —Miré a mi padre con cara de « ¿en serio estás haciendo eso?» —. Así que llevarás a mi hija a pasear.

—Sí, primero a almorzar y luego a dar un pequeño paseo —Respondió Regie con seguridad.

—Un pequeño paseo —Repitió mi padre mirándole con su ceja aún erguida—. ¿A qué hora la traerás?

—Antes del anochecer.

—Entonces los esperaré aquí para cenar.

Me llevé la mano a la cara no pudiendo creer que mi padre estaba diciendo aquello ¿en serio tenía que ser así? ¡Por el amor de Dios! Con el imbécil se había mostrado alegre y relajado y con Regie como el padre que se suponía debía ser. Sería irónico si le veía como un chico problema pero ya de eso me encargaría después.

Salí de casa seguida por Regie, quien se despidió de mi padre con formalidad. Entré al auto lo más rápido que pude, no quería llevarme la sorpresa de que mi padre estuviera fuera y quisiera avergonzarme más.

— ¿A dónde iremos a comer? —Pregunté luego de que encendió el auto.

—Hay un buen lugar a donde me gusta ir los sábados, es bastante sencillo pero te encantará.

Confiaba en su palabra, no era el imbécil que hacía que me irritara a cada momento. El collar que me había regalado pesó en mi cuello y la culpabilidad se hizo presente ¿por qué demonios yo tenía puesto el collar que me regaló? ¡No podía llevarlo a una cita con Regie! Es decir ¡vamos! Era como dejarle en claro a este chico que una parte demente de mí sentía cosas por otro que no era él.

« ¡Oh Dios mío! Ya deja de pensar en el imbécil»  me exigí a mí misma.

Regie me llevó a un restaurant al aire libre el cual, a pesar de estar en un establecimiento propiamente dicho, tenía la mayoría de sus mesas en una pequeña terraza techada con un toldo de color naranja con rayas amarillas.

Él parecía haber reservado una mesa puesto que el lugar estaba completamente lleno pero uno de los meseros nos llevó a una mesa cerca de la calle. Una vez sentados nos dieron las cartas y pedimos lo nuestro.

— ¿Qué te parece? —Preguntó Regie con una sonrisa emocionada que yo correspondí.

—Que tienes buen gusto.

Me gustó ver como ensanchaba su sonrisa, en esta oportunidad sus ojos tenía una tonalidad miel que le quedaba bastante bien, bueno, si lo pensaba bien a Regie todo parecía quedarle bien. Respiré profundamente intentando no recordar la ideología que había creado, era momento de darme un respiro.

Inevitable (El juego de Elena #1) [Editada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora