Capítulo 9: Jugada rápida

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Le seguí hasta la parte trasera del instituto, el idiota caminaba a paso confiado sin mirar a los lados como si realmente le importara poco que le vieran allí, bueno, para mí no era ese caso, mis padres me asesinarían si llegaran a enterarse que falté a clases por estar con un alumno que hasta ellos tacharían de idiota.

Rogué al cielo que nadie estuviera vigilando la parte trasera del instituto, sería realmente trágico para mí. Ahora que lo consideraba ¡asesinaría al idiota por meterme en aquella situación!

« ¿Qué digo? Yo accedí por estúpida» me dije a mí misma.

Sí, yo accedí y por lo tanto no podía quejarme de cualquier castigo que mis padres o la directora decidieran imponerme, esto era mi culpa pero por esos momentos me sentía mejor si culpaba al idiota.

—Sigue caminando Elena o te quedarás muy atrás —Comentó sin voltearse.

—Creí haberte dicho que no me llamarás por mi nombre —Le recordé sintiendo hervir mi sangre.

Entonces él se volteó como si yo hubiera jalado su franela, sus ojos claros se fijaron en mí haciendo que la parte idiota de mi ser gritara emocionada por tener su atención. ¡Él-es-un-idiota! Ciertamente comenzaba a pensar que tenía una vena masoquista.

—Elena ¿acaso sigues molesta conmigo? —Preguntó con ese tono inocente el cual conocía bien.

Podría asumir que su próximo paso sería sonreírme como un ángel para hacerme pensar que sus intenciones eran buenas. El idiota sonrió ¡ahí está! Sabía que lo haría. Lo siguiente es mirar hacia los lados como si no quisiera que alguien le viera caminar hacia mí. El idiota lo hizo, dos de dos ¿qué otra prueba necesitaba para darme media vuelta y largarme?

—No pasará nada amargada, sólo quiero que demos un paseo.

— ¿Con motivo de qué? —Pregunté completamente desconfiada de sus «buenas intenciones».

Él sonrió como si lo que acababa de decir fuera un elogio.

«Vamos Elena ¿Qué esperas para irte?»

—Lo que pasó ayer…

—Lo que pasó ayer quedó olvidado idiota, no quiero discutir sobre ello —Le corté.

Este chico levantó sus cejas anonadado por lo que acababa de pasar ¿de verdad creería que me comería esa actuación? ¡Por favor! He visto perros que actúan mejor.

—Yo no lo creo así amargada —Y con eso dio un par de pasos y sus gruesos labios estuvieron en los míos.

¡Oh por dios me estaba dejando besar! ¿Cuántas veces tendría que caer para aprender que esto no era bueno? Bien, iban dos ¿acaso esperaría una tercera? ¡Claro que no! Era peor que jugar con fuego estando empapada de gasolina, este chico era un claro peligro para mí como mujer y de ninguna manera le dejaría penetrar más en el muro que forjé a mi alrededor.

Sus labios se movieron con habilidad entre los míos y una parte de mí, aquella que parecía tener un enfermizo capricho con él, lo disfruto más que cuando mi padre me compró mi primera bicicleta de Barbie.

« ¡Vamos Elena! Es hora de soltarse, estás dejando que las cosas vayan lejos».

Intenté empujarle pero él sujetó mis manos y las llevó detrás de su espalda dejando como consecuencia que mi cuerpo estuviera terriblemente cerca del suyo.

«Suéltate Elena, no debes seguir con esto».

Cerré los ojos e intenté separarme pero él era más fuerte que yo. La desesperación dijo «hola» y yo tuve que recorrer a un recurso desesperado. Golpeé sus partes nobles con mi rodilla haciendo que él me soltara de inmediato, antes de caer jaló de mí por lo que también caí al suelo.

Inevitable (El juego de Elena #1) [Editada]Where stories live. Discover now