Un día con Will

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Sentir el sol al despertar era uno de los mejores regalos del cielo. Siempre dejaban las ventanas de la cabaña de Apolo abiertas para recibir el regalo de su padre en las mañanas.

Aunque era raro pensarlo así cuando lo tenías roncando a un lado.

Se levantó y estiró sus brazos con fuerza. Se sentó en la esquina de su cama para mirar por un segundo sus tenis tirados en el suelo.

Por la posición del sol le indicaban que eran las seis de la mañana a penas.

Infló sus pulmones para soltar un grito:

- ¡Arriba todos! ¡El sol ya salió!

Escuchó un quejido proveniente de Apolo.

- ¿Y qué quieres que haga? ¿Fotosíntesis? - Se quejó mientras se incorporaba en su cama.

- Eres el último aquí que debería quejarse - Repuso Kayla.

- De hecho, tú deberías despertarnos - Repuso Austin, soltando un gran bostezo.

- Ahora soy un gallo - Susurró Apolo lo suficientemente alto para que lo escuchasen los demás. Will dejó salir una carcajada.
Se llevó su mano a su collar y jugó con él.

- Vamos, hay que alistarse para desayunar. No acepto un no por respuesta - Apresuró Will dando unos aplausos.

- Como si alguien quisiera perderse el glorioso desayuno - Refunfuñó Apolo mientras se dirigía a las duchas.

Kayla, Austin y él se miraron un segundo, sin poder reprimir una sonrisa. Se sentían mal por él, claro, pero les gustaba pasar tiempo con su padre. No cualquier semidiós tenía ese privilegio, y ellos lo apreciaban bastante. Aunque no lo dijeran, harían lo que fuera por Apolo.

Después de que todos se bañaran, se dirigieron a desayunar.

Nico y Hazel se sentaron con ellos, más por costumbre que por otra cosa. No es como si Quirón pudiera decir algo, ya que Apolo estaba de acuerdo, además de que tenía la nota del doctor.

El desayuno se basó en cantos, intentos de poemas inventados y relatos. A veces, hacían debates entre ellos hasta llegar a la conclusión en la que todos estuvieran de acuerdo. En conclusión: nunca terminaban.

- Rápido, otra palabra para agua que no sea mar o río - Pidió Will.

- Sangre de Piedra - Aportó Austin.

- ¿Juego de tierra? - Sugirió Kayla.

- Orina de tierra - Sugirió Apolo.

Will observó a Apolo con los ojos entrecerrados.

- Lo esperaba de Kayla o Austin, ¿Pero de ti, Apolo? - Dijo Nico, después de darle un mordisco a su comida - ¿Tenías que sugerir eso?

- ¿Qué? - Preguntó él, como si realmente no viera el problema.

Esta vez, Austin alzó la mano.

- Di una palabra - Le pidió a Nico.

- Una palabra.

- Sabes a lo que me refiero - Contestó con una mueca.

Nico rodó los ojos antes de responder:

- Parangaricutirimicuaro.

Después de un prolongado silencio, Austin preguntó:

- ¿Qué es eso?

Nico era impredecible.

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- Recuerda guardar tus libros.

- Ajá.

- Tus lápices, ¿Ya los tienes? ¿Tu estuchera?

Percy Jackson: Y los héroes de la escuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora