Un día con Piper

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Iniciar el día era lo mejor.

Solía molestar a la cabaña de Afrodita usando cosas que alguien con estilo no debería usar: usaba chanclas con calcetas, crocs y cosas que no combinaban para molestar a Drew. A veces, sus medio hermanos le ayudaban a joderla. 

Sólo sus murmullos de lamento se escuchaban:

- ¿Cómo es posible que una hija de Afrodita haga eso? ¡Es un insulto para nuestra madre!

- Vaya, qué pena - Susurró Piper para sí misma.

Se duchó, se cambió y fue a desayunar hacia su mesa. En medio de la plática cuando ya comenzaba a hartarse de Drew y sus comentarios, pasó algo fabuloso:

- ¡Soy una estúpida! - Se lamentó Drew, con sarcasmo, esperando probablemente que le dijeran lo contrario. Pero nadie dijo nada. Ella miró al rededor, y cuando sus miradas se cruzaron,Piper se encogió de hombros.

- Ah, ¿Esperabas que te dijéramos lo contrario? Lo siento - Mintió. No lo sentía nada. Todos estallaron en una carcajada y Drew comenzó a comer sin decir nada más.

Después, agarró sus cosas y seguía la misma rutina de siempre: Quirón los preparaba, les daba dinero mortal, algunos dracmas y después se aseguró de que todos llevaran sus armas y ella a Katopris. Luego Dioniso los llevaba al mismo callejón de siempre y ahí seguían hablando hasta llegar a la escuela.  Observó a Frank por el rabillo del ojo y se preguntó cuándo había crecido tanto.

Se dirigió a su casillero, y cuando lo abrió, se encontró una carta. Siempre era lo mismo: cartas de amor en su casillero. La guardó en su mochila y sonrió: Le gustaban esas cartas; Tenían sentimiento en ellas y ella siempre llegaba a sentirlos. Luego dirigía su mirada hacia Jason y pensaba en que, si le hiciera una carta de amor, ¿Cómo sería y qué pondría en ella?

Su primera clase era con Leo, Jason y Calipso. 

Siendo honesta, la clase no le interesaba. Así que se ponía a jugar con Leo, hablaba con Jason y Calipso y después comía una ensalada que se robaba del campamento. Aunque, prácticamente no robaba nada del Campamento Mestizo. Todo era gratis. Lo único que tenías que hacer era hacer orgulloso a tu padre o madre divina como la decepción que eras.

- Señorita Piper, ¿Qué está comiendo en medio de mi clase? 

Después de pegar un brinco, alzó la mirada para encontrarse con su profesor de química, de brazos cruzados y una calvicie que no era normal. Le brillaba la calva. Ante el pensamiento, casi se pone a reír. Logró mantener la compostura y escondió la comida en su mochila.

- ¿De qué habla, profesor? -Preguntó, haciéndose la confundida.

- Su comida, señorita Piper.

- Tengo hambre, pero no estoy comiendo nada.

- Pero la vi...

- ¿Revisar mis apuntes? Claro, estoy en su clase.

- Juro que estaba...

- ¿Estudiando? Claro que lo estaba.

- Qué extraño. No recuerdo por qué razón le llamé la atención - Susurró, confundido - Lo siento. Sigamos con la clase.

Ella soltó el aliento que había estado conteniendo y comenzó a comer con más disimulo. A pesar de que odiaba su poder, a veces era muy conveniente. 

Luego, escuchaba reír a Leo mientras seguía con lo que estaba trabajando  (Nunca sabían que era hasta que terminaba) y recordaba cuando le había dicho que eran medio hermanos. Después, Apolo les había corregido diciendo que eran hermanastros. No le importó: Eran familia y era eso lo que importaba. Siempre lo había visto como un hermano menor y con un cariño que él no llegaba a ver.

Percy Jackson: Y los héroes de la escuelaWhere stories live. Discover now