El nombre más raro de la lista. Inicia por P, adivina.

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Lester Papadopulos

Ser un mortal  no era suficiente para Zeus. Tenía que convertirlo en mortal y mandarlo a la escuela.

Eso es, para echarle sal a la herida. Cómo no.

Al menos tenía que admitir que era bueno durmiendo en clase, dibujando partituras en su cuaderno y lamentando su dislexia (Culpaba a los semidioses de esa parte). 

Cuando estaba a punto de caer dormido, el profesor le interrumpió:

- Señor Padoplos...

- Papadopulos - Le corrigió Apolo, en voz baja mientras escuchaba a sus compañeros reírse. ?¡Cómo no iban a reírse, si su nombre era el más raro de la lista! Se encontraba en clase de latín, pero al saber completamente el idioma consideró que no necesitaba prestar atención. De hecho, no creyó necesitar prestar atención en ninguna materia. 

Bueno, no supo la razón de ir a la escuela. Era el dios Apolo, dios de la música, la medicina, el sol, el tiro con arco, las profecías, la poesía y cosas que ya no recordaba. Tenía cuatro mil seiscientos doce años e incluso había conocido a emperadores y propagado enfermedades por el mundo. ¡El conducía el carro solar! ¡Habían estatuas de él!. 

Bueno, ex-dios.

-  Señor Papadopulos, si quiere retirarse de la clase, adelante. 

Si ella lo decía...

Se levantó, agarró sus cosas y salió de clase, sin saber porqué sus compañeros soltaban sonidos de exclamación de sorpresa y admiración, mientras la maestra lo llamaba, indignada y molesta.

Cuando se dio la vuelta, ella lo retó:

- Si me dice una oración en latín, perfectamente y sin errores, dejaré pasar por alto este insulto.

 ¿Insulto? Ella le ofreció irse de la clase. Lester se aclaró la garganta, y sin dudar, le respondió en latín:

- Una oración es fácil. Le podría decir las oraciones que quiera, pero ahí va una: Me llamo Lester Papadopulos, pero puedes llamarme Apolo y me largo de esta clase porque no me dejas dormir y tú me ofreciste irme de aquí. Gracias.

Dejando a todos sorprendidos, salió del salón de clases dando un portazo. 

Si no lo dejaban dormir en paz, tendría que pedirle a Hipnos que lo sumiera a un coma de tres años. Hipnos le caía bien. Tal vez despertaba siendo un dios. O seguría siendo una rata en el instituto.

Quería ser optimista.

Magnus

Estar en la escuela le ponía nervioso. Entrar al Valhalla le había tenido más nervioso, cuando descubrió que matar gente era legal y que su cuello corría peligro.

Sin embargo, estaba emocionado. Hacía años que no hacía algo normal e ir a la escuela le hacía sentir como un muchacho completamente normal. Pero tener a Alex haciendo sonidos extraños a su lado, intentando no convertirse en un flamenco y volar sobre todos, era difícil.

- Alex, ¿Estás bien? - Preguntó, apoyando su mano sobre el hombro de ella.

Ella retiró su mano de un golpe e hizo una mueca extraña.

- ¿Te parece? - Soltó un sonido de una gallina, lo que hizo que algunos voltearan a verlos aguantando carcajadas y enfadando a la profesora. 

Percy Jackson: Y los héroes de la escuelaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz