El Ocaso de las Luces Nocturnas

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Finalmente, después de escabullirse en los pasillos, habían dado con el lugar en donde habían llevado a sus compañeros; observar la escena que allí acontecia era como mirar una película de horror con la salvedad de que eso no solo era cierto, sino que además se trataba de sus destinos más próximos si es que eran descubiertos.

Ellos tenían solo un phaser, y los hombres ahí habían sido suficientes para atrapar a todo un equipo de exploración; no era broma lo que se decía de los hombres que lucían su color rojo en el pecho, no tenían suerte, era estadísticamente comprobable, el azar no solía estar de su lado. Y si, él hubiera estado cien por ciento de acuerdo con esa afirmación en otro momento; pero recientemente se había dado cuenta, que siempre que pudieran contar con alguien, los resultados no estaban escritos.

—¿Cuál es plan?, —Le preguntó a la rubia, en voz muy baja, consciente de que nadie debía oírlos o sería un desastre.

—No lo sé… Hay que sacarlos de ahí, pero no podemos contra todos ellos, —dijo el ingeniero, tratando de activar sus neuronas para que algún plan maestro viniera a su mente.

—No es necesario, sólo tenemos que sacarlos…

—Eso es lo que dije, ¿Pero cómo?, —Ese era el meollo de todo el asunto, sustraer hombres no era algo sensillo.

—Un comunicador, tenemos que hacernos con uno.

Scotty asintió, ¡Eso era!, si acaso hubiese una gran pelea, no tenía porque ser allí, no tuvieron que contarse el plan, no había otro posible; tendrían que entrar, haciendo mucho ruido.

Valentía no era precisamente la palabra con la cual alguien podía identificarlo más, había estado en más peleas de bar que en luchas en servicio, incluso si contaba los entrenamientos de la Academia; alegremente, ganar no era el objetivo, eso quitaba presión sobre sus hombros. Apenas entrar al recinto, disparó directamente hacía "La pecera" en las que sus compañeros estaban atrapados, produciendo todo un estruendo, como era previsible, la alerta roja no se hizo esperar; menos aún la respuesta de quienes estaban custodiando allí, aunque al principio se hallaran por completo confundidos.

Uno de ellos se le abalanzó utilizando todo el peso de su cuerpo a su favor, y en detrimento de los planes de Scotty; en vano trató de dispararle, el hombre había interceptado su mano, tomándolo de la muñeca y haciendo que corriera su brazo hacia afuera, haciendo que el tiro atinara en cualquier otro sitio.

Mientras, la teniente, luchaba cuerpo a cuerpo con otro sujeto, los demás no podían atacarlos; estaban demasiado ocupados tratando de cerrar, contener el área, no solo por los hombres recién liberados y aún aturdidos cuando no directamente inconscientes, sino por los miles de insectos luminosos que intentaban escapar con más energía y convicción que los humanos.

—¿Qué piensan qué hacen?, —Se quejó el hombre que estaba peleando con Scott— ¡Arruinan todo nuestro trabajo!, ¡Siempre han menospreciado nuestro trabajo!

Gritó exacerbado, mientras tomaba a Scott de los hombros y estampaba su cabeza primero contra un cristal, el mismo rompiéndose en pequeños pedazos.

—¿Su trabajo?, ustedes solo estan lastimando a nuestra tripulación, —dijo Scott dándole un golpe justo a la altura del maxilar, sonando el mismo de manera muy similar al panel de cristal; el golpe en la cabeza había dolido, pero al menos no se había mareado.

—¡Enterprise!, Aquí la teniente Marcus,  —Escuchó detrás de sí— ¡Enterprise respondan!

Su cabeza volteó instintivamente hacia el lugar de donde provenía la voz, justo en ese momento sintió la punsion en el abdomen, un dolor pulsante que le había hecho exhalar todo el aire que contenía en sus pulmones; distraerse en una pelea… Era bien dicho, el momento en el que uno creía tener la victoria asegurada era el más peligroso, y en el que uno usualmente era lastimado.

Las luces de la gruta de Auckland [Spirk]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz