Detroit : Become Human •"Schrödinger"•

Capitulo 101

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     —Listo...Como nuevo —indiqué con amabilidad, dejando de lado una vara de hierro caliente que use para suturar las heridas de uno de nuestros aliados androides y dándole una botella llena de plasma azul lista para beber—. Ten, bébelo y descansa un poco.

     —Gracias, (TN)_____ —asentí.

     Al volver a Jericho me dedique a reparar a nuestros compañeros, los cuales habían resultado heridos anteriormente en la marcha por nuestra libertad. Eran varios...Algunos peor que otros.

     Sin embargo...había alguien a quien no podría reparar aunque quisiera...

     —¿(TN)_____?... —llamó Josh, acercándose lentamente a mí.

     No tenia los recursos para traerlo de vuelta...No ahora.

     —¿(TN)_____?... —volvió a llamar al ver que estaba perdida en mis pensamientos.

     Sujete mis cabellos y los peine hacia atrás, tratando de despejar mi rostro y tal vez, mi mente.

     —M*erda...M*erda —sollocé, ignorando a mi compañero—...M*erda —comencé a bajar mi cuerpo, dejando mi rostro a casi unos centímetros del frío suelo mientras revolvía mi cabellera con desesperación—. ¿En qué m*erda pensabas en ese momento? ¿Pensaste en las consecuencias de tus actos? ¿Pensabas dejarme sola?...¿Por qué?...

     —(TN)_____ —susurró el PJ500 viendo como lastimaba mi cráneo de comenzar a apretarlo con fuerza, meciendo mi cuerpo de adelante hacia atrás, entrando en una especie de trauma del que me costaría salir de ahora en adelante. Agachó la mirada de mí para ver un punto del piso, sintiendo la pena y arrepentimiento que poco a poco lo consumían—...Lo lamento... —se sentía cada vez más culpable por verme en ese estado, pues él había sido el causante de que yo evitara salvar a su líder. Tenia miedo de acercarse y consolarme, tenia miedo de que ya no lo viera como un amigo.

     Pasaron unos minutos en donde todo siguió igual, lamentándonos el haber dejado ahí a nuestro amigo. Y antes de abandonar el sitio, se decidió por dar pequeñas palmadas a mi espalda para al menos demostrar que estaba ahí para mí cuando lo quisiera, dejándome nuevamente sola y herida en aquella habitación mientras calmaba mi tristeza y enojo con ayuda de las lagrimas que salían para desahogar mis penas y desgracias.

     —Markus...

     No te culpo...Debiste tener tus razones para actuar de la forma en la que lo hiciste. Yo siempre dije que cualquier decisión que tomaras la iba a seguir con gusto y la aceptaría sin importar qué.

     Pero, ¿Ahora...que se supone que haga sin ti?.

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     —¿Markus? —una voz femenina sonó cerca de la puerta, reconocí esa delicada voz al instante...—. Disculpe...¿Sabe dónde puedo encontrar a Markus?.

     Deje de tomar mi cabellera y levante la vista poco a poco, tratando de retomar una postura firme y serena ante ella. —...Él —murmuro—...Él ya no se encuentra aquí...

     —Oh...Entiendo...¿Sabes cuándo volverá?.

     Negué, limpiando mis mejillas para quitar todo rastro de agua salada. —Él...ya no volverá —la androide entró a la habitación, mirándome con preocupación—...Pero, dime...¿En qué puedo ayudarte?.