Capítulo 3: ❝Realeza Malvada❞ [Parte 2]

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 Un rato más tarde, en el cuarto de las VKs, la hija de Regina se encontraba sentada en su escritorio; dibujando bocetos en su cuaderno de diseños que había traído de la Isla, mientras que su mejor amiga estaba recostada en su cama, leyendo el libro de hechizos de su progenitora.

—Anota esto, M, necesito conseguir una enorme tiara que sea bastante llamativa y cuando esa insoportable Audrey llegue al baile, la coronaremos como la mejor vestida ya que "es una tradición en Costa Luna"; luego cuando ella suba al escenario para aceptar su nuevo título ¡le caerá un montón de sangre encima! —Exclamó la chica de cabello azul mientras le daba los últimos retoques a uno de los diseños que podría coser para el evento de esa noche, aunque todavía no había empezado a confeccionarlos porque necesitaba las telas que la futura reina de Auradon había prometido conseguirle.

— ¿No es irónico que ella sea mi archienemiga y seas tú la primera que quiera vengarse de esa estúpida? —Dudó la ojiverde, sin quitar la vista de las hojas que estaba leyendo, ya que esperaba que existiera un encantamiento para poder desaparecer de esa maldita fiesta sin que nadie se diera cuenta. —Un momento, ¿quieres hacerle lo mismo que le hicieron a Carrie?

—Ella se merece que le de una lección, no debió haberse metido con Rosie. —Habló Evie, observando de reojo a su compañera de habitación. —Sí, eso es exactamente lo que estoy diciendo.

—Tú no buscarás a un cerdo y lo matarás para usar su sangre para tu venganza contra Audrey, eso arruinaría tu manicura, yo tampoco lo voy a hacer porque tengo una varita que robar y Carlos tampoco porque está muy ocupado haciendo el traje de su novio y usando a Jay como su modelo; así que deberías descartar esa idea por ahora. —Sugirió la descendiente de Maléfica. —Tal vez los chicos tengan razón, no tenemos que arruinar este Banquete, pero sí otros eventos importantes... claro que nadie debe saber que fuimos nosotros porque si se enteran nos enviarán de regreso a casa.

—Ugh, odio que tengas razón. —Admitió la princesa malvada, indignada, mientras que continuaba dibujando hasta que finalmente soltó el lápiz. Tomó la hoja y se la enseñó a su mejor amiga. — ¿Te gusta, M?

—Sí, es lindo. —Contestó la chica de cabello morado, dirigiendo su mirada hacia ella, observando el diseño de aquel vestido azul que sería de la hija de Regina. —Resalta tus ojos. —Añadió, en ese momento alguien golpeó la puerta, por lo tanto la ojiverde se incorporó de la cama y fue a abrirla.

  Al hacerlo, se encontró con una joven que cargaba demasiadas telas.

— ¿Podrías ayudarme con esto, por favor? —Suplicó la recién llegada, quien había tomado muy en serio el pedido de la joven a la que había rescatado, pues le había conseguido más de todo el material que ella le había pedido.

—Seguro, Su Alteza. —Respondió Mal, quien se apresuró a obedecerla y colocó las telas sobre su cama; mientras que la castaña las depositó sobre la cama de Evie. —Les daré algo de privacidad, iré a molestar a los chicos. —Dicho esto, la villana se retiró cerrando la puerta detrás de ella.

—Realmente cumpliste con tu palabra. —Habló la hija de Regina, incorporándose de su asiento y avanzando hacia su cama, tocó las telas e instantáneamente supo que eran de buena calidad; por lo tanto no pudo evitar quedar aún más sorprendida. —No estoy acostumbrada a que eso suceda, en mi casa... esas cosas no pasan. —Murmuró, sentándose sobre el colchón.

—Siempre he sido responsable con respecto a los pedidos que me hace mi gente, una buena reina hace lo mejor para ellos. —Contestó Rosie, tomando asiento a su lado, sintiendo un dolor en su corazón al oír las últimas palabras de la chica. —Nunca entenderé cómo las personas de la Isla pueden ser tan indiferentes...

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