Cap. 25

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Antonia
Martes por la mañana, me encontraba bastante cansada y con un enorme dolor de cabeza, son las 10:30 de la mañana, Santi y Mau habían avisado con tiempo que se irían de paseo con sus respectivas familias, yo tenía un asunto que arreglar, el hotel de los chicos afortunadamente quedaba bastante cerca, tomé una ducha y escogí un outfit bastante cómodo un pantalón de mezclilla y una blusa blanca con mangas negras.

Me coloqué los lentes de sol, tomé mi celular colocando algo de música y caminé hacia el hotel de los chicos, llegue alrededor de 15 minutos después, y para mi suerte ellos se encontraban en el pequeño restaurante del hotel, estaban todos, menos J...

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Me coloqué los lentes de sol, tomé mi celular colocando algo de música y caminé hacia el hotel de los chicos, llegue alrededor de 15 minutos después, y para mi suerte ellos se encontraban en el pequeño restaurante del hotel, estaban todos, menos Juan Pablo, así que comenzaba a frustrarme.

Martín: pero miren, llego la diputada -alzo la voz para que Isaza y Simon voltearan hacia mi-
Antonia: Mi cabeza va a explotar y tu voz no ayuda -me quite los lentes sentándome frente a ellos- ¿donde está Juan Pablo?
Isaza: Seguramente viene para acá, dijo que se bañaría antes -me tendió una pastilla con una sonrisa junto a una botella de agua-
Simon: ¿el diputado y la diputada tienen cosas que arreglar? -preguntó burlonamente-
Antonia: algo así, primero debo ver si quiere verme -robé unas papas fritas del plato de Martín para después pasarme la pastilla-

De fondo escuche unas risas, y una era totalmente conocida para mi, eran Juan Pablo y alguien más, mire detrás de Martín y era él junto aquella chica rubia, mi día iba a ser difícil.

Antonia: ¿que se supone que hace ella aquí? -pregunté ligeramente confundida- ¿como es que se llama?
Martín: se llama Leila, y resulta que está hospedada aquí, y como a Isaza le parece interesante, la invito a desayunar con nosotras... creemos fuertemente que ellos dos se gustan -susurro esto último para mi-
Isaza: ella y yo no nos gustamos, solo nos parecemos agradables.
Simon: Esperen... mamá y papá pelearon por culpa de ella noche, no? -volvió hacia mí con aquel tono burlón-

Rodé los ojos bastante fastidiada, los susodichos ya habían llegado a la mesa, Villa me había visto pero ignorado totalmente, y aquella chica solo me dio una mirada rápida mientras nos deseaba unos buenos días... mi día no iba a ser bueno si ella estaba aquí, claramente.
Mis hermanos e Isaza le hicieron plática a la chica, me estaban ayudando para poder hablar con Juan Pablo.

Antonia: ¿podemos hablar? -pregunté mirándolo-
Villamil: ¿de que? -preguntó sin mirarme mientras daba una mordida a su pedazo de pizza-
Antonia: No te hagas el tonto, vamos -me pare caminando a otra mesa alejada de ahí-

Escuche a Juan Pablo suspirar, pero se levantó detrás de mi para caminar hacia la mesa donde me encontraba.

Antonia: perdón si?, soy una tonta, estaba demasiado borracha para ser real y no sabía lo que hacía, sé que eso no justifica nada, sé que hice mal, pero quería disculparme, por que quería que supieras que est... -no pude seguir pues me besó haciéndome callar-

Si había algo que desesperaba a Juan Pablo Villamil, era el que yo hablara demasiado rápido cuando estoy nerviosa o demasiado arrepentida por algo.
Nos separamos a los segundos, a lo lejos pude ver como los demás nos miraban, mis amigos con una sonrisa y esa chica tonta no tenía expresión alguna.

Villamil: está bien, analicé absolutamente todo lo que dijiste anoche, y tienes razón, me perdonaste al ser un idiota hice cosas peores Antonia, y eres todo lo que quiero -acarició mi mejilla- eres el amor de mi vida, y no se que haría sin ti.
Antonia: Te amo, te prometo que no volverá a pasar algo así

Nos dimos un último beso y caminamos nuevamente hacia la mesa con los chicos, la chica esa estaba de espaldas y no se percató de que estábamos detrás.

Leila: ¿Antonia? ¿cuantos años tiene? ¿16? -comentó en tono burlón-
Antonia: tengo 18, ¿tú cuantos? ¿35? -pregunté del mismo modo que ella-

Los chicos comprimieron una risa a lo cual ella rodó los ojos, me senté a un lado de mi novio quien había comenzado a comer nuevamente, los chicos volvieron a su plática con doña nariz operada.

Para Que Nadie Se Entere. -Juan Pablo Villamil.- LDA #2Where stories live. Discover now