Reencuentro (Especial 50)

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—No olvides tomar tu medicamento, esto te ayudará a ti y a tu bebé, espero verte en dos semanas para que finalmente sepas el sexo de tu hijo.— Le decía un doctor al omega, el cual ya tenía 2 meses de embarazo.

Desde que la vida decidió quitarle a su pareja, se dedicó a vivir independientemente, no quería que la gente sintiera lástima por el, quería demostrarse no solo a sí mismo, sino que también a su futuro hijo, que el era una persona fuerte, la persona fuerte que siempre fue.

Narey salió de aquel consultorio del cual un amigo suyo era el dueño, había tenido que alejarse de su familia, aparte de su independencia, por su seguridad, nadie sabía si toda esa maldad había terminado, y como no estaba confirmado, decidió irse.

Se dirigía a su casa, la cual, aunque sonara raro, era la antigua casa de Misa, en la que habían creado muchos buenos momentos, en la que habían decidido vivir, pero todos esos planes se habían venido abajo hace ya meses, o eso solía creer Narey.

Estando ya en su casa, recibió una llamada por parte de su hermana, Zelaya, pero no estuvo dispuesto a contestar el teléfono, se sentía cansado, triste y sobre todo, decepcionado de si mismo, sentía un remordimiento enorme ya que, por su culpa, había perdido a la persona que más amaba, pero, el ya no tenía tiempo para lamentarse, pronto sería madre y le daría a su hijo, el mejor ejemplo.

Salió nuevamente a la calle para comprar los suplementos que hicieran falta en casa, ahora estaba trabajando como mesero en un restaurante, y para ser un trabajo casual, recibía buena paga, había iniciado su vida desde cero, lo único que no podía borrar era la marca que Misa había dejado en su cuello la vez que lo mordió, lo cual le resultaba raro, porque la marca de un alfa desaparece al morir.

Le iba demasiado bien en su trabajo a Narey, inclusive, había hecho amistades desde el primer día en que empezó a trabajar ahí, pero las personas en las cuales más confiaba y tenían una amistad inseparable eran Park Sehyun, un beta y Lee Jihyeon, una omega, desde que se conocieron, ellos siempre estuvieron ahí para apoyarlo en lo que necesitará, sabían de su vida y el de las suyas.

Esa tarde, el turno de trabajo era solo hasta la tarde, por lo que saldrían antes, Narey se sentía cansado, necesitaba un momento para recuperarse, ahora desde que empezó su embarazo, había empezado a sentirse más deprimido y agotado, obviamente, aparte de que, la falta de su alfa lo afectaba mucho, pero no había nada por hacer ahora.

—Feliz tarde.— Dijo el omega haciendo una pequeña reverencia y despidiéndose antes de retirarse del restaurant, su celular había estado sonando todo el día, Zelaya necesitaba decirle algo importante pero a Narey en realidad no le interesaba saber nada de nadie, aunque ese nadie le fuera a cambiar la vida nuevamente.

Luego de unos minutos, finalmente decidió contestar la llamada, si tanta era la insistencia de su hermana.

—¿Zelaya? ¿Qué sucede?— Dijo Narey con cierto tono de desinterés en sus palabras, no le gustaba que insistirán tanto en algo, si no le importaba, no le importaba y punto.

—Ven a casa, debemos hablar.— Fue lo único que dijo la beta para después colgar la llamada, el omega no entendió a que se refería pero sabía que ella estaría de igual manera esperándolo, por lo que se dirigió rápidamente.

Ya estaba anocheciendo y la oscuridad empezaba a acechar las calles de Corea, Narey se apresuró a llegar a su casa, sabía que no era correcto andar afuera de noche, y se volvió más peligroso desde que el noticiero mandó la alerta de un asesino suelto por la ciudad, ese era un riesgo que Narey quería evitar definitivamente por lo que, llegó rápidamente a casa.

Al entrar, justamente se encontró con su hermana y con.. ¿Ren? ¿El hermano de Misa? El omega no entendía que era lo que estaba sucediendo en ese momento, pero el supuso que no era bueno.

—Narey, lamento venir tan repentinamente, pero estaba preocupada por ti, no debes estar fue hasta estas horas, no con un asesino suelto por la ciudad, no quiero que te pase nada malo.— Dijo Zelaya dándole un corto abrazo a su hermano, ella no era buena dando afecto, pero al menos lo intentaba.

—No era necesario hermana, venir hasta acá ha de haber sido una molestia, lo siento.— Dijo el omega haciendo una pequeña reverencia, en realidad lo que el menos quería era volver a preocupar a su familia, esa fue una de las principales razones por la cual se había alejado de ellos.

—No fue una molestia, en realidad, teníamos que venir, hay algo muy importante de lo que debemos platicar contigo.— Narey no suponía exactamente que era lo que estaba pasando, pero algo le decía que no era bueno, al fin y al cabo, todo lo que había pasado últimamente había sido malo por lo cual el ya no se sorprendía.

—¿ahora que sucede?— Dijo el omega tomando asiento para prestar atención a la larga conversación que se avecinaba.

—Hace unos días, recibí un mensaje por parte de alguien que ya conoces, era una amenaza, nuevamente dirigida a nosotros.. Kenneth, no está muerto..— Esas palabras resonaron en la mente de Narey, el simple hecho de oír "está vivo" hicieron que sus lágrimas empezarán a caer por sus mejillas.

—Que más da ahora, de igual forma, Misa ya no está acá, si Kenneth quiere venir por mi, que lo haga, creo que finalmente dejaré de luchar.— Dijo el omega cayendo de rodillas al suelo sin dejar de llorar, trataba de ser fuerte, pero no era fácil, ni podía con tanto.

Su vida se había tornado problemática y entristecedora desde que Misa había muerto, el ya no podía seguir así, era tanta la presión, que un día pensó en abortar a su hijo, pero al recordar quien era el padre, esos pensamientos desaparecieron de su cabeza.

—No Narey, no te des por vencido, prometiste ser fuerte por ti mismo, por tu hijo, no puedes rendirte, la culpa no es tuya..— Zelaya comprendía claramente la situación del menor, pero no quería verlo sufrir de esa manera.

—¡Si yo no hubiera desconfiado de él, Misa seguiría vivo!— El llanto de Narey se hizo más fuerte que su hermana sólo dijo una última cosa antes de callarse y dejar que "la otra persona" resolviera la situación.

—No estas solo.— Dijo la beta dándole un abrazo a su hermano el cual correspondió fuertemente.

—Misa.. Te extraño..— Dijo sollozando, el en realidad deseaba que sus palabras fueran escuchadas, y para su sorpresa..

Alguien se colocó detrás del menor abrazándolo por la espalda —No estás solo, nunca lo estarás, te extrañe mucho..— Narey al oír esa voz se volteó bruscamente para creer lo que había oído.

Misa estaba detrás de él derramando lágrimas de alegría y tristeza, abrazó a SU omega fuertemente, el hizo lo mismo, ambos sin dejar de llorar.

Misa había vuelto, no había abandonado a Narey, nunca lo haría, finalmente fue su reencuentro, el sabía que sería padre, sabía que tendría familia, no era capaz de dejar a su omega.. Pero..

¿Por qué siempre algo sale mal en el futuro?

Hecho a la Perfección  [Omegaverse/BL] [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora