Sacrificio

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Pasaron las horas, el tiempo avanzaba muy lento, pero ya era de madrugada. Misa y Narey se encontraban en sala de espera, ansiosos por saber las noticias de sus compañeros, quienes estaban siendo atendidos debido a las agresiones que Kenneth había causado. El menor no podía borrar aquellas imágenes de su cabeza, no podía evitar pensar en el dolor que sus amigos habían pasado por su culpa, lo que había tenido que afrontar.. Eso era algo que Narey cargaría por el resto de sus días hasta poder detener a Kenneth.

Uno de los doctores llegó a la sala de espera buscando a misa y al menor, los cuáles se levantaron con rapidez de sus asientos y caminaron hacia donde este estaba, sus rostros reflejaban aflicción, tristeza y un poco de miedo.

—Ambos se encuentran bien, la señorita Jihyeon es fuerte, pero sí presenta laceraciones severas y desgarre vaginal, por lo que no hay duda de que fue violada, pero su estado es favorable y se encuentra estable. Él señor Sehyun tiene solo golpes y moretones, pero no hay ninguna señal de abuso, por lo que podremos darle de alta mañana, a la señorita la mantendremos en observación un par de días.— Les dijo el doctor a ambos con una leve sonrisa que les transmitía confianza, ahora se sentían más calmados pero sabían que esto no había acabado.

Por otro lado.

Kenneth se hallaba mal, su cuerpo le dolía y su cabeza daba vueltas, apenas pudo llegar a la puerta de su casa para luego adentrarse en ella y cerrar la detrás suyo, cayendo sobre esta hasta el suelo.

Llevó sus manos a su rostro para acariciarlo levemente, estaba demasiado triste, aunque fuera lo que fuera, también tenía sentimientos, y sabía que había dañado a una persona muy especial para él, alguien con quien creció y vivió hasta perderlo todo.. A su única hermana, a Jihyeon.. Y no sabía cómo podría vivir con eso por el resto de su vida.

Pasaron unos segundos antes de que alguien llegará en donde el alfa estaba y se le lanzará encima sorprendiéndolo por completo, el cual, al quitar las manos de su rostro y ver quién era, sonrió.

—Papá, papá ¡te extrañé mucho!— dijo una tierna voz, la voz de una niña pequeña, sí, Kenneth había tenido una hija de la cual se había enterado hace muy poco; ya que, al parecer, había sido producto de una relación que tuvo con su expareja, incluso antes de conocer a Narey. Pero la amaba como si hubiese estado presente desde el día en que supo que ella llegaría a este mundo.

—Hani, pequeña, papá esta aquí.— respondió el mayor abrazando a su hija con cariño mientras la apegaba a su pecho.

—Buenas noches, señor Yoon, debo retirarme por el día de hoy, tenga feliz noche.— respondió la niñera con una sonrisa, a la que el alfa respondió igual y luego esta se retiró. Kenneth tomó a su pequeña hija en brazos y la llevó a su habitación para que esta ya se durmiera.

—Es hora de dormir Hani, ya es tarde y tú debes descansar ¿de acuerdo?— Él mayor le regaló una sonrisa a la niña la cual se la devolvió, le dio un beso en la mejilla a su padre y se envolvió en las sábanas de su cama recostando su cabecita en la almohada para prontamente quedarse dormida.

Kenneth apagó la luz de su habitación y salió de esta, dirigiéndose a la sala para tomar asiento en uno de los sofás y dedicarse a pensar en lo que había ocurrido aquella noche. Él en realidad no quería realizar nada de lo que hacía, todas esas muertes, violaciones y daños que había cometido lo perseguían en cada momento, pero la razón por la que lo hacía.. 

Esa razón era simple, era la única que lo motivaba a hacer aquellas cosas y era que, si él no cumplía todo lo que "esa persona" le ordenaba, perdería a lo único que amaba más en su vida, a su hija.

El mayor quería dejar de hacer todo eso, quería que su pequeña Hani tuviera una buena vida, que fuera feliz, al igual que todas las personas a las que él perjudicó en el pasado, como a Narey y a Misa. 

Y algo que aquella pareja no sabía, era que Kenneth ya no sentía nada por él omega, el sabía que él menor jamás le iba a pertenecer, por lo que lo aceptó, y ahora que él y el otro alfa estaban juntos, sabía también que serían felices y tendrían una buena vida juntos. 

Ese fue el primer paso del cambio que haría, el primero que demostró; dejó ir a Narey finalmente, aceptando que él merecía mejores cosas y vivir una vida plena y feliz.

Se levantó de su asiento decidido a irse a dormir, pero él tono de llamada de su celular sonó insistentemente, se acercó a donde este estaba y al ver quien era la persona que llamaba, no estuvo dispuesto a contestar pero al ver que no dejaba de sonar, tuvo que responder.

—¿diga?— respondió Kenneth con miedo, aunque no lo hacía notar en la forma en la que hablaba, pues no podía verse débil ante aquella persona.

—¿Por qué no terminaste el trabajo? Sabías claramente que debías asesinarlos en aquellos momentos ¿Por qué no lo hiciste?— aquella persona sabía claramente lo que Kenneth hacía en todo momento, y se aseguraba de que cumpliera con lo que le había sido asignado si no quería que su pequeña pagara por culpa de sus pecados.

—Porque ya no pienso seguir con esto ¿entiendes?—  respondió Kenneth bastante asustado pero firme, no quería seguir asesinando a gente inocente, pero tampoco quería que le dañasen a lo único que amaba en esta vida, quería vivir tranquilo y solo, nadie sabía que era lo que él hacía porque aquella persona siempre desaparecía todo rastro de Kenneth o pistas que pudieran decir que el era el violador y asesino.

—¿Tú crees que puedes salir de esto fácilmente? ¿Recuerdas cuál es el castigo por no cumplir no es así?— Prontamente al decir eso, un ruido fuerte se escuchó en la casa del mayor acompañado de los gritos de su pequeña.

Él alfa soltó el teléfono y corrió totalmente asustado a la habitación de su hija, quien se hallaba en el suelo llorando. Sin pensarlo dos veces la abrazó rápidamente entre sus brazos protegiéndola mientras observaba el alrededor, habían roto la ventana de su habitación con un ladrillo, el vidrio se hallaba regado por todo el piso, estaba asustado, pudieron haber herido a su pequeña, y eso era lo que más temor le causaba.

—P-papá, había algo en la ventana, tengo mucho miedo, no me dejes por favor.— decía su pequeña entre su llanto, el mayor acarició su cabeza con ternura tratando de tranquilizarla.

—No me iré mi amor, aquí esta papá.— El tono de su celular volvió a sonar, Kenneth no quería contestar, pero no tenía más opciones. Cargando a la pequeña en sus brazos caminó hasta la sala, donde había dejado su celular, sentó a su hija en el sillón y la cubrió con una manta, para luego dirigirse al dispositivo, tomarlo del suelo y contestar la llamada.

—El tiempo se acaba, te he dado muchas oportunidades de matarlos, no me hagas perder la paciencia, en cualquier momento iré por tú pequeña y será la última vez que la veas con vida, no lo repetiré de nuevo, si el tiempo acaba, todas aquellas personas que amas, incluyendo Misa y Narey, morirán.—

Esas palabras marcaron el destino aquella noche, el destino de Kenneth y de todas las personas en su vida, y solamente tenía dos opciones, cumplir lo que aquella persona le decía, haciendo daño y asesinando a mucha gente, entre ellas Narey, o perder al ser que más amaba, a su pequeña Hani.

¿Sería este el sacrificio que tendría que hacer por proteger a su pequeña o dejaría todo atrás por alguien que no estaba más en su vida?

Hecho a la Perfección  [Omegaverse/BL] [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora