Desprevenidos (+18)

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El alfa ya se hallaba sobre el omega en la camilla besándolo salvajemente, esta vez ninguno tenía la intención de ser amable, pues en ese momento el amor que ambos sentían el uno por el otro, era demasiado grande.

—Narey...— Decía el alfa bastante agitado mientras acariciaba el miembro del omega por encima de la tela de la bata del hospital —Espere este momento hace mucho..— El omega colocó un dedo en la boca del mayor y no dejó que el siguiera hablando.

—Solo cállate y continúa..— Narey volvió a tomar al mayor de la camisa para seguir besándolo, ambos se excitaban cada vez más al sentir el contacto del otro con su cuerpo y más con el celo del omega el cual aumentaba más.

El alfa se deshizo de la ropa del omega rápidamente para poder acariciar su cuerpo sin ningún estorbo, estaba demasiado alterado por el olor del menor y quería penetrarlo rápidamente pero primero quería disfrutar de su cuerpo.

Paseó sus manos por todo el pecho del omega acariciando sus pequeños pezones los cuales estaban duros al igual que su miembro, empezó a pellizcarlos con delicadeza para luego llevar su boca hasta ellos y empezar a succionarlos, el omega solo apretaba con fuerza la espalda del alfa clavando sus uñas en esta, ninguno sería sutil en ese momento.

El mayor seguía recorriendo el cuerpo del omega hasta llegar abajo, miró al menor una última vez y empezó a chupar su miembro metiéndolo por completo en su boca, lo lamía todo y en ciertos momentos lo mordía, quería probar todo del omega y no aguantaba la desesperación en ese momento.

—Misa... Metelo ya..— Decía el menor mientras el alfa aún se encargaba de masturbarlo y darle placer, quería hacer que este se corriera y pronto, la habitación se llenó rápidamente de jadeos, gemidos y esas feromonas que enloquecían más los sentidos del alfa, el cual ya no se podía contener más, ni su erección tampoco.

El alfa bajo su mano hasta el trasero del omega y acercó sus dedos hasta su entrada acariciándola, pudo sentir lo húmedo que estaba y eso solo hizo que sus ganas de follarlo aumentaran, el omega estaba apunto de correrse, el mayor al ver su rostro siguió masturbándolo hasta sentir como expulsaba todo sobre su mano.

—Finalmente..— Dijo el mayor bajándose el bóxer para dejar a la vista su miembro erecto, y sin ninguna sutileza, penetró al omega de una sola estocada aunque le tomara varios segundos introducirse en el, empezó a embestirlo con necesidad. El menor colocó sus manos en la espalda del alfa y se la aruño por completo, ambos tenían una conducta demasiado salvaje en ese momento.

El mayor lo penetraba con más fuerza y rapidez sintiendo todo su interior, quería disfrutar todo el tiempo que pudiera con el sin que nadie los interrumpiera, no le importaba estar en un hospital o hacer ruido y tampoco creía en ser perfecto aunque fuera modelo, sus instintos de alfa se desataban cada vez que estaba con su omega y que mejor motivo en ese momento que preñarlo.

—Dame más.. Porfavor..— El placer de Misa en ese momento era infinito, le encantaba sentir como su miembro era absorbido por la entrada del omega, le hizo caso a su petición en ese momento y empezó a embestirlo con mayor fuerza, la rápidez con la que lo hacía era sorprendente, el ruido de sus bolas golpeando el trasero de Narey era lo que más se escuchaba en la habitación.

Pronto, el omega ya estaba en otra posición para poder ser penetrado nuevamente, el alfa aún no se había corrido, pero no le faltaba mucho para poder anudarlo por completo y así lograr lo que tanto había estado esperando.

El mayor metió de nuevo su miembro con fuerza y empezó a penetrar de manera salvaje, llegando más profundo, el omega no se podía quejar del dolor porque lo que más sentía en ese momento era un placer indescriptible al sentir como el mayor lo penetraba en la mejor parte.

Misa besaba a Narey de manera salvaje mientras seguía lo follaba violentamente, este solo le aruñaba la espalda y gemía al sentir como penetraba todo su interior, por suerte, nadie los había interrumpido, y justamente el mayor estaba apunto de acabar.

El alfa dio sus últimas embestidas fuerte y profundamente, su mirada se posó en los ojos de su omega el cual también lo miró, finalmente, el mayor llegó al tan esperado orgasmo y se corrió dentro del omega llenándolo por completo anudando su interior, su miembro empezó a hincharse dentro del interior del menor causándole un fuerte dolor.

El mayor se dedicó a tratar de calmar a su omega en lo que ese dolor pasaba, pero, finalmente lo había anudado, lo que el tanto había deseado desde que empezaron a ser pareja.

Unos minutos más pasaron para que el menor se empezara a acostumbrar al dolor, era algo temporal que pronto pasaría, pero el tampoco podía evitar sentir cierta alegría en su corazón luego de todo lo que había pasado. 

El mayor reposo sobre el pecho del menor aún esperando a que el nudo bajara para poder salir, este solo lo abrazaba hasta que oyó como el alfa reía en voz baja.

—¿Qué es tan gracioso?— Preguntó Narey viéndolo a los ojos con curiosidad y cierta impaciencia por saber el porque de su risa, no entendía que le había causado gracia en ese momento.

—No puedo creer que al fin te haya anudado, y estoy feliz porque se que con esto, tenemos una posibilidad de ser padres, pero, también se que te pondrás insoportable si te embarazas.— El menor le pegó en la cabeza al alfa mientras se tapaba el rostro para ocultar su sonrojo.

—Cállate quieres.— Ahora ambos reían, aunque el mayor se quejara por el golpe, nada podía ser peor, hasta que oyeron el ruido de la puerta golpeándose, en ese momento el menor sintió total vergüenza, el sabía que los podrían descubrir. La puerta se hallaba con llave y por lo visto aquella persona tenía desesperación de entrar, ambos habían estado desprevenidos durante las horas de sexo que tuvieron y lo más gracioso, ninguno podía levantarse para poder abrir debido a que aún estaban unidos por el nudo...


Hecho a la Perfección  [Omegaverse/BL] [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora