Capítulo 28: El reencuentro.

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Abrí los ojos lentamente y la habitación estaba en penumbra, la luz del sol no podía filtrarse por la habitación debido a que las persianas estaban cerradas. Me giré y a mí lado encontré a Zack el cual aún dormía plácidamente. Su cabello le caía en el rostro y su mano estaba rodeando mi cintura. Me sonrojé al recordar lo que había pasado la noche anterior. Al parecer yo me había quedado profundamente dormida al escuchar de sus labios pronunciar "Te quiero Krysten" yo aún no pude confesarle nada al respecto es como si las palabras se quedarán atascadas en mi garganta justo cuando quiero gritarle lo mucho que lo quiero. Creo que tendría que vivir con esa maldición toda mi vida, con el remordimiento de que jamás podría confesar mis sentimientos, era todo tan ilógico.
Antes de que despertara trate de decirlo en voz baja, tenía la certeza de que dormía plácidamente, pero aún así con sus ojos cerrados no pude pronunciar ninguna palabra, solo podía contemplar su ser, era tan lindo le quería demasiado y podría observar su rostro durante horas sin cansarme, como un admirador del arte observa una obra que le atrae. Era tan frágil, en su interior se escondía un niño asustado el cual sufrió muchísimo por todo lo ocurrido. Lo que necesitaba Zack era un apoyo y ver qué no estaba solo, hubiese querido ser su apoyo sin embargo era imposible y más ahora que todo era tan complicado con la llegada de su nuevo amor, me dolía pensar que todo esto iba a ser tan efímero, de una sola noche. Pero que más podía hacer al respecto, solo irme y no volver jamás no quería estar entre dos personas que tienen un destino unido.

Zack comenzó a abrir los ojos lentamente y yo desvíe la mirada y cerré mis ojos haciéndome pasar por dormida.

—Aún no despiertas —Murmuró Zack—, te ves igual de linda durmiendo que cuando veo tus ojos despiertos brillar —Acarició mi cabello con delicadeza—, no quiero que esto sea un adiós, pero no se cual será mi reacción al ver a Denisse, no quiero alejarme de ti Krysten, ojalá pudiera decírtelo directamente a los ojos, pero simplemente no me quiero alejar, espero que me perdones, te quiero tanto desde el primer día que te vi, desde que supe que eras tú quien se escondía tras las páginas de un precioso libro —Zack beso mi frente y volvió acariciar mi cabello, pude sentir sus labios presionarse junto a los míos.

Se levantó de la cama y se fue sin hacer mucho ruido. Abrí los ojos y volví a sentir ese nudo en la garganta, él me quería y eso para mí ya era una muestra de afecto grandísima. Tiene razón, no sé cómo hubiese reaccionado si me lo hubiera encarado mirándome directamente a los ojos. Comencé a olfatear la almohada donde Zack había apoyado su cabeza para dormir, mantenía su olor a una fragancia masculina. Abracé la almohada con todas mis fuerzas y cuando no pude más rompí a llorar.

• • •

Luego de un rato me vestí casual y comencé a empacar la poca ropa que había usado en estas últimas semanas. Fui dejando sin vida a la habitación. Recogí la cama y puse sábanas limpias dejando las sucias en el cesto de ropa que estaba a lado del espejo. Miré mi rostro, estaba demacrado y mis ojos se miraban un tanto hinchados por el llanto. Decidí ocultar todo con una capa de maquillaje, al menos disimulaba las ojeras y mejoraba mi aspecto horrible.
Salí de la habitación con mi maleta en mano y mi bolso. Fui a buscar a Kyara y la metí en su bolso. Desde que llegué a la mansión la tuve muy descuidada, extraño los días donde venía a dormir conmigo cuando me sentía triste o cuando me ronroneaba en la oreja después de acariciarla, estaba segura que esos días regresarán, tendremos una major vida, lejos de todo esto que no iba conmigo.
Antes de bajar las escaleras me encontré con Nathaniel el cual iba vestido con una polera blanca, jeans negros y zapatos deportivos tipo choclo. Sus ojos cafés inspeccionaron mis maletas y por un momento creí que sonreía.

—¿A dónde vas? —Preguntó con cierta ironía, estoy segura de que ya sabía la respuesta.

—Mi trabajo terminó el día de hoy. Ya no hay una deuda, ni contrato, estoy segura de que Zack me ha perdonado así que me voy a casa —Traté de pasar por su lado pero se puso frente mía.

—E-Espera, puedo llevarte a casa, me hubiera gustado estar aquí en el reencuentro de Denisse y Zack ya que soy su mejor amigo pero tú eres mi prioridad —Esbozó una sonrisa.

Me daba tristeza verlo, sabía que sentía algo por mi y no quería seguir alimentando sus ilusiones. Estar cerca de Nathaniel también era estar cerca de Zack y prefería romper todo vínculo que en atara a él.

—No hace falta, tengo mi automóvil aquí mismo, no debería ser tu prioridad. Gracias de antemano —Intenté pasar de nuevo por su lado pero me jaló el brazo.

—¿Q-Qué te pasa, por qué me tratas así? ¿Por qué me evitas acaso hice algo mal? —Sus ojos estaban más que tristes.

—Hay muchas razones Nathaniel —Le miré a los ojos—, pero no quiero hablar de eso ahora, solo quiero volver a casa, después hablaremos.

Me solté de su agarre y fui bajando las escaleras. Pude escuchar como Nathaniel me llamaba varias veces pero lo ignoré y seguí mi camino. Al bajar a la sala de estar pude observar a Zack levantándose del sofá, con una expresión de nervios. El timbre sonó quizá era el segundo timbrazo. Tragué saliva, no quería ver el reencuentro entre Zack y Denisse, quizá debí irme antes ahora no podía escapar.
La puerta se abrió y dejó ver a dos personas. Un hombre mayor con cabello canoso, iba vestido con ropa casual pero a la vez formal, y de su lado estaba una chica castaña, alta de estatura con los ojos verdes. Ahora que la miraba era muy atractiva, con su cuerpo delgado y tonificado y sus bonitas mejillas sonrosadas.
Pude notar como a Zack le brillaban los ojos y se me rompió aún más el corazón. Cuando ellos se miraron Zack la estrechó fuertemente entre sus brazos y le besó la frente. Ambos tenían los ojos inundados de lágrimas. Zack desvió su vista de Denisse y me miró a los ojos. No pude contener su mirada y salí rápidamente por la puerta principal sin despedirme de nadie, viendo como todos me observaban salí disparada. Escuché que alguien me llamó pero ignoré de quién se trataba. Fui directamente a el garaje y saqué mi escarabajo, hurgué en mi bolso y saqué las llaves del coche, no pude abrir la puerta ya que alguien me lo impidió.

—¡Krysten! ¿Que demonios te pasa? Por qué te ves tan afectada si se supone que odias a Zack, ¿Pasó algo entre ustedes? —Preguntaba Nathaniel algo exaltado.

Nathaniel me estaba asustando, sus ojos se veían oscuros, estaba exaltado y muy enojado.

—N-No es de tu incumbencia lo que pase en mi vida, así que por favor déjame ir, necesito llegar a casa —Sentía como un nudo se iba formando en mi garganta.

—No seas tan cabezota. Te llevaré a casa, no te veo en buenas condiciones de manejar —Me quitó las llaves de las manos y abrió la puerta del auto para después montarse en el.

No tenía de otra, Nathaniel ya estaba arriba del auto. Después de subir al automóvil Nathaniel lo puso en marcha y condujo camino a casa. No pronuncié palabra y mucho menos le miré en todo el camino, el automóvil estaba invadido por un aura tensa, que creo que emanaba de mi. No me sentía muy cómoda a su lado, y pensar que me atraía hace unos días. Esa atracción estaba segura de que había desaparecido, sin embargo me ponía a pensar que tal vez Nathaniel se merecía una disculpa había sido bueno conmigo en cualquier cosa que se presentará y aunque hoy lo tratase mal él insistió en llevarme a casa, necesitaba disculparme.
Cuando llegamos a mí edificio Nathaniel estacionó el coche en el aparcamiento del lugar. Se mantuvo en silencio pero yo fui la primera en hablar.

—L-Lo siento mucho, no fue mi intención tratarte esa manera... Estoy algo estresada ya que no tengo trabajo de hoy en adelante y es agobiante pensar en el futuro —Nathaniel solo sonrió.

—No te preocupes, la verdad que he pasado por esas situaciones y se que no son fáciles, te ayudaré a conseguir trabajo

Madre mía qué amable es, pensaba en que siempre quería ayudarme, pero no era justo seguir abusando de su buena voluntad.

—N-No es necesario, has hecho demasiadas cosas por mi, no es justo que siempre estés al pendiente de mí o que yo sea tu prioridad. Necesitas centrarte en otras cosas como tu trabajo como modelo, no en la chica busca problemas —Dije nerviosa.

—No eres una busca problemas, no te preocupes Krysten, puedo ocuparme de mi trabajo y a la vez de ti —Sonrió con timidez—. Además ya sabes lo obvio, tú me gustas y mucho.

Sentí mis mejillas arder y una punzada en el pecho, no quería rechazarlo de una manera cruel, en parte no quería rechazarlo y hacerlo sufrir. Pero no se me ocurría que responder.

—N-No se que responder... Dame tiempo para aclarar mis emociones —Dado a eso abrí la puerta del coche y salí de el.

Filo Rosso Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz