Capítulo 25: Llegada.

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Al día siguiente sentía un nudo en la garganta. Había tratado de lo peor a Zack. Sentía que muy en el fondo se merecía que le dijera lo mucho que lo odiaba ya que más de una vez me había sacado de mis casillas, sin embargo viéndolo de otro modo Zack me abrió su corazón y me contó su pasado. Aunque no soportaría que solo estuviese conmigo porque le trae recuerdos de su amor, no es correcto clavarse con ello, quizá Denisse esté muerta o muy lejos del país casada o hasta con hijos, lejos del pasado que seguramente ya no recuerda.

Hoy era día de regresar a Seattle. Después de todas aquellas emociones en Italia, hoy me despedía de mi país natal.
Con la maleta en mano salí de la habitación y bajé las escaleras. Me encontré con Zack y Demien en el vestíbulo. Se estaban despidiendo. Ambos me miraron cuando me acerqué pero Zack desvió la mirada rápidamente, quizá estaba molesto conmigo por lo de anoche. Demien se despidió de mi, yo imité su acción y después salimos de la casa.

—Ya lo sabes Zack, si tengo noticias te llamo rápidamente. Que tengan un buen viaje, un gusto conocerte Krysten, nos veremos muy pronto... —Nos despidió Demien.

Así fue como entregué el coche en donde habíamos llegado. En un abrir y cerrar de ojos ya estábamos en el avión a punto de despegar. Aún no habíamos cruzado palabra y toda la atmósfera de nuestro alrededor estaba tensa. Por lo que decidí colocar mis audífonos y olvidarme del mundo, de Zack.

• • •

Nathaniel se encontraba ordenando nuevamente los libros de su estantería. Lo mantenía ocupado y así podía librarse de la ira que sentía internamente. No obstante, volvió a sentir la furia en todo su cuerpo. Le dio un golpe a el estante y este tintineo. El motivo de su enojo era que Zack se había llevado a Krysten a Italia. Supuestamente a un viaje de negocios sin embargo lo conocía. Sabía que ese viaje era para confirmar sus sospechas, se había pasado todo el rato diciéndole a Nathaniel que Krysten le recordaba mucho a Denisse, por ello la había estado investigando a fondo. Estaba completamente loco, lo único parecido en ella eran sus bonitos ojos verdes y su cabello castaño ondulado. Nathaniel no conocía a Denisse sin embargo no creía que fuera Krysten. Lo que no se imaginaba Zack es que Denisse estaba tan cerca, ella era el punto clave para destruir cualquier lío amoroso que se tuvieran ellos dos. Nathaniel estaba seguro de ello, por lo que estaba feliz, por fin Krysten solo estaría para él y dejaría de complicarse la vida pensando que siente algo por Zack Andersson. Olfateaba su éxito, nadie le quitaría a la chica de sus sueños, estaba seguro de que Krysten era su alma gemela. Era tan bondadosa, cálida, con una personalidad pasiva que siempre busca ser salvada y Nathaniel estaba dispuesto a siempre salvarla. Ella no era como todas las chicas plásticas carentes de inteligencia con las que trabajaba y de vez en cuando se acostaba. Esas chicas solo servían para salir en televisión y para abrir las piernas. Krysten no era así, ella era su salvación, la chica que lo liberaría de sí mismo para bien, Zack solo era un estorbo entre ambos y lo que quitaba a la piedra del camino llevaba como nombre Denisse.

Terminó de organizar los libros y salió de su apartamento. Se montó en su coche y conducía a velocidad media. Tenía la mente un poco relajada aunque no del todo aún pensaba en Zack y en Krysten en lo que estarán haciendo, si se divirtieron o hasta si llegaron a besarse. Claramente Nathaniel no soportaría que Zack la hubiese besado ya que solo él podía ponerle un dedo encima a la chica de sus sueños.
Llegó al edificio el cual frecuentaba con regularidad. Estando ya dentro subió por el ascensor hasta el apartamento donde se hospedaba la persona que buscaba. Tenía llaves, así que no se molestó en llamar el timbre, al girar el pomo de le puerta se encontró con la humilde sonrisa de la chica. Llevaba ropa cómoda y en sus manos un libro.

—¿Que tal todo? ¿Has estudiado? —Le preguntó Nathaniel.

—S-Sí todos los días, aunque a veces es difícil —Respondió la chica.

—Ya veo, ya veo. No te preocupes, lo harás de maravilla.

—Llevo años preparándome, estoy segura de que todo saldrá bien, sabes que todo lo hago por ti —La chica mostró una sonrisa.

Nathaniel asintió y cogió el teléfono del apartamento.

—Haré una llamada. Espérame.

La chica cogió un álbum de fotos y comenzó a examinarlo. Mientras tanto Nathaniel salió de la sala de estar hacia otra dirección. Hizo una llamada a larga distancia.

Hola —Dijeron del otro lado del teléfono.

—Hola que tal, llamaba para avisarte que está casi todo listo. Tú no te preocupes por nada, pronto recibirás la llamada y tendrás que hacer tus maletas. Mucho ojo, cuando menos te lo esperes lo haremos caer —Decía Nathaniel con voz fría.

Eso espero mi querido Nathaniel. Te dejo, hay negocios que atender —Se escuchó como la llamada se cortó.

Nathaniel refunfuñó y salió de la habitación disgustado. Pensaba que le diría algo más, parecía que no le importaba en lo absoluto.
La chica se distrajo y miró a Nathaniel el cual se había sentado a su lado.

—Ya es hora de que él vuelva a verte —Le dijo a la chica y ella asintió.

• • •

Ya habían transcurrido las quince horas de vuelo y nuevamente nos encontrábamos en Seattle. Había hablado un poco con Zack pero no lo suficiente. Aún resultaba incómodo lo de la otra noche. Max había ido por nosotros al aeropuerto, le preguntaba constantemente a Zack que tal se lo había pasado en Italia sin embargo no daba respuestas muy estructuradas y si lo hacía bajaba su tono de voz y no podía escucharle. Luego de veinte minutos ya estábamos en la mansión de Zack. Me sorprendí al ver el automóvil de Nathaniel, estaba aparcado afuera la mansión.

Bajé del coche arrastrando mi maleta, la cual me fue retirada por Max. Le agradecí con una sonrisa. Entré en la mansión caminando detrás de Zack y me encontré a Nathaniel con expresión feliz, se acercó a Zack y lo estrecho en sus brazos. Estaba ahí parada viendo como la tensión por parte de Zack iba en aumento. Se deshizo de su abrazo un tanto frío. La mirada castaña de Nathaniel me miró por unos instantes, luego se acercó con sutileza y también me estrecho en sus brazos. Mi aura estaba invadida de incomodidad.

—Te extrañe mucho Krysten —Decía Nathaniel acariciando mi cabello.

Me deshice también de su abrazo y solo me limité a sonreír. Estaba algo apenada con él aunque no se imaginaba que me había besado con su mejor amigo. Me sentía la peor escoria del universo.
Me disculpé con ambos chicos y subí a mi previa habitación, tenía la mente cansada, no quería pensar en nada y en nadie solo alejarme del mundo. Me recosté en la cama y miré el techo por varios minutos, lo único que pude hacer fue marcar el número de Becca y esperar a que me ayudara, sin embargo ella estaba fuera del país y no podía hacer nada.

Filo Rosso Kde žijí příběhy. Začni objevovat