Capítulo 24: Confesión.

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La charla terminó. Demien nos llevó a nuestras habitaciones para descansar, a ellos no les había hecho bien recodar aquella historia. Tenía un nudo en el estómago, todo había resultado ser muy trágico, muy fuerte. Mirar a Zack en ese estado fue horrible, Mr. Arrogante tenía sentimientos, no era un muñeco de cabeza hueca, era un humano y sentía, tenía un enorme dolor, porque vivir con aquella incertidumbre debía ser doloroso.
La hechicera le dijo que no buscará a la chica del pasado porque ella estaba por llegar, me preguntaba si Denisse estará más cerca de Zack de lo que nos imaginamos, sentí un alivio pero a la vez miedo, ¿Tenía miedo de perder a Zack? No estaba segura, quizá sí Denisse apareciera Zack se olvidaría de mi para siempre y bueno, quizá eso fuera lo mejor, nadie saldría lastimado. Pero, ¿por qué me sentía tan triste? Me invadía una melancolía horrible que me presionaba el estómago, que sin darme cuenta ya estaba llorando nuevamente.

«Quizá si, tú corazón salga lastimado, acepta de una vez que lo quieres» decía la voz de mi cabeza, pero negaba repetidas veces, mi subconsciente solo se burlaba de mi.
Me senté sobre la cama y me tumbé mirando al techo. Mientras las lágrimas caían con fervor. Escuché un sonido extraño, al parecer el pomo de mi puerta estaba girando, vi como una silueta masculina se adentraba en la habitación. Era Zack.

No sé encontraba bien, aún seguía con esa mirada triste y pérdida que había visto hace ya unos momentos. Sin decir ninguna palabra se sentó a mi lado en la cama. Me miraba un poco perturbado, yo me levanté limpiándome las lágrimas de las mejillas. Todo era completo silencio, solo podía escuchar mi respiración agitada. Él estaba normal, tenía su mano apoyada en su regazo y miraba perdido la pared.

—¿Por qué lloras? —Rompió Zack el silencio.

—Solo sentí una oleada de melancolía, me afectó un poco toda esta historia. Soy muy sensible —respondí con voz ronca.

Zack no dijo nada por unos minutos, todo volvía a ser silencio, hasta que pronunció repentinamente:

—¿Cómo fue tu infancia Krysten? —Pregunto Zack sin mirarme a los ojos.

Su pregunta me sorprendió, no me la esperaba.

—Oh bueno, hubo una época triste. No recuerdo sucesos de mi infancia, debido a que estuve en el hospital un tiempo internada. Sufrí un golpe en la cabeza, mis padres dicen que caí del tercer piso de un centro comercial. Yo no logro recordarlo. No pude moverme por completo hasta que tuve trece años. Es horrible perder la memoria ¿Sabes? No reconocía a mis padres. Me cambiaron de instituto por ello, ya que tenía que iniciar de cero, poco a poco los quise más que a nadie a pesar de que mis recuerdos están algo borrosos de los diez años hacia atrás. Solo tengo vagas imágenes de aquellos días —Conté con nostalgia.

Zack se quedó en silencio unos momentos. Hurgó en la bolsa de su pantalón y saco una foto que estaba doblada. Al abrirla vi a una chica, se parecía mucho a mi. Tenía los ojos verdes y el cabello castaño. Solo que ella era algo delgada.

—Ella es Denisse, creo que aquí se aprecia mejor como son sus rasgos. Es una chica bastante linda, no puedo imaginar cómo será ahora siendo adulta —Zack decía mirando la foto con aprecio—. Me creerás loco pero con lo que acabas de contar de qué perdiste la memoria, creo que tú eres Denisse, es una locura quizá pero esa locura se me metió en la cabeza y no me la puedo sacar —Murmuró mirándome a los ojos.

—¿Q-Que? ¿Pero qué dices? Eso es imposible Zack, si nos parecemos pero esto es demasiado —Por alguna extraña razón me sentía enfadada—. Como explicas que tengo a mis padres, que crecí con ellos. Que tienen fotos de mi nacimiento, mi acta, todo.... —Dije mientras me levantaba de la cama.

—N-No lo sé Krysten, bien podrían ser falsas... Siento en mi corazón que eres ella, mi adorada Denisse, tus ojos son iguales, tus labios, cuando te bese sentí lo mismo cuando le robe un beso a ella, el mismo dulzor —Tomó mi rostro con su mano y levantó mi barbilla para que lo mirase.

—Deja de confundir las cosas Zack Andersson, no soy Denisse, cierra ese capítulo en tu vida. Es triste lo que le pasó pero no puedes estar así siempre y mucho menos creer que soy yo, es ilógico quizá por eso te atraigo solo por la razón que te recuerdo a ella pero eso está mal, muy mal.

Zack se mordió el labio y después habló.

—Si admito que esa ha sido una de las principales razones de que me gustas, y ya te lo dije dejo mi orgullo y arrogancia a un lado para decirte lo jodidamente loco que me tienes, esto es nuevo para mí, porque solo había tenido aventuras y nada más, no había tenido interés en nadie porque estaba obsesionado con la idea de encontrar a Denisse, pero tú tienes algo especial, algo que me mueve, que me hace sentir vivo, que me devuelve las ganas de vivir que sentí perdidas por muchos años —Zack casi lo gritaba.

No pude evitar ruborizarme, lo había dicho, dejó su orgullo, dejó su arrogancia y soberbia a un lado para confesar que le gusto, sin embargo me dolía... Quizá solo le gustaba a Zack por mi parecido con Denisse. Quizá no le gustaba por ser simplemente yo, la escritora que solo le trajo desgracias.

—Y si no fuera castaña, si no tuviera los ojos verdes o la cara tan parecida de tu chica, ¿Aún así te gustaría? Me temo que no, deja de confundirme con ella no lo soy ¡Reacciona ante tal fantasía absurda! —Le dije empujándolo con las manos, alejándolo de mi.

Se quedó callado unos momentos. Había dado en el clavo. No se hubiese fijado en mi. Comenzaba a sentir un poco de celos por una persona que quizá estaba muerta. Pero sobre todo sentía mucho dolor, porque estaba empezando a creer que realmente Zack me gustaba mucho, desde el primer momento pero solo lo ocultaba por el miedo al rechazo y lo disfrazaba con el odio.

—Deja de ser estúpida, aún así tuvieras los ojos azules, castaños, ¡Rojos! O el cabello rubio, aún así me hubiese fijado en ti. No se trata de tus apariencia,   está también tú espíritu, tu actitud... Tienes tantas cualidades por las cuales un hombre se fijaría en ti, además de que eres preciosa.

—N-No me digas estúpida, eres un imbécil, tus palabrerías no van a halagarme, tú solo eres ah.... —Zack me interrumpió.

No me dejó continuar, sus labios me callaron con un beso. Trate de separarme de Zack estaba enojada con él, quién se creía estaba completamente molesta, aún así no podía deshacerme de él, me tenía entre sus brazos y sus labios se sentían tan bien, que mi cuerpo comenzó aflojarse, se dejó llevar. Aún sentía que me hervía la sangre pero no podía pensar en nada más que en los labios de Zack, también me hacían viajar a las estrellas.
Me tumbó en la cama sin separar sus labios de los míos, su beso fue tornándose más apasionado. Estaba nerviosa y asustada. No quería que esto ocurriera, yo no podía sacarme de la cabeza a Nathaniel me sentía la persona más horrible del mundo haciéndole esto, sin embargo estar con Zack era muy distinto, sentía que estaba en una nube que descendía por los cielos alejándome de todo, solo inundada de aquellas ilusiones.
Se separó y comenzó a besar mi cuello, sentía cosquillas que eran satisfactorias, me daba placer. Mi cuerpo comenzaba a arquearse y miles de sensaciones se colaban en mi interior. Me mordí el labio inferior y cerré los ojos, quería concentrarme, pero no pude, seguía sintiéndome mal, seguía sintiéndome una basura. Negué con la cabeza varias veces, junte todas mis fuerzas y empuje a Zack para que se alejara de mi.

—¡No! —Exclamé sobresaltada—. ¡Vete, lárgate de mi habitación, no quiero verte! Esto no es posible, yo te odio... —Abrí los ojos como platos y me llevé las manos a la boca.

Zack frunció los labios y su cara tomó una expresión sombría, triste. Iba a hablar pero se calló y se fue sin decir nada de la habitación.

Filo Rosso Where stories live. Discover now