Capitulo 9: Casualidad.

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Después de que Becca saliera de la habitación mis ideas comenzaron a rondar nuevamente por mi cabeza. Si no fuera porque Zack es un arrogante sin escrúpulos que solo anda por ahí arruinando la vida de las personas lo vería como el chico perfecto, hablando de atributos físicos que posee. Aunque es la misma arrogancia en persona, es bastante atractivo. Con sus facciones bien cinceladas, su nariz perfectamente respingada, esa piel tan blanca como la nieve llena de pecas y sus profundos ojos grises, que te pierden en su profundidad grisácea. Con su voz potente y grave que eriza la piel y su estúpida sonrisa sarcástica. Más allá de ser todo un príncipe visualmente, por dentro no tenía ni una pizca de compasión. Era como un demonio con cara de ángel.

Kyara entró a la habitación maullando con desesperación y la verdad era que había estado muy descuidada desde los días anteriores. Me levanté de la cama y le serví un poco de comida. Se veía feliz comiendo. Sonreí y salí fuera de la habitación.

Becca estaba en el sofá mirando una película en Netflix. Me senté a su lado, ella se sobresaltó y ahogó un grito.

—Me espantaste ja, ja —Dijo Becca tragando saliva.

—Lo siento por tener cara de horror —Solté una carcajada floja—, ¿Te diviertes? A veces es placentero poder sentarse y disfrutar de una buena película.

—Claro que sí, digamos que no tengo nada mejor que hacer que estar viendo películas en Netflix.

—¿Conseguirás un empleo en Seattle, o regresarás a New York? —Pregunté esperanzada de que Becca decidiera quedarse en Seattle.

Becca soltó un suspiro y clavó su mirada en mí.

—Si te soy sincera no lo sé, quiero regresar a Italia, extraño a mis padres y a mis hermanos; sin embargo quiero seguir en Seattle ya que en la agencia publicitaria donde firmaste el contrato para el comercial me llamaron hoy para una entrevista de trabajo, sería una grande oportunidad para mí al patrocinar marcas muy recomidas en Estados Unidos —Sus ojos brillaban y a su vez reflejaban tristeza.

—Creo que deberías tomar la desición que te imponga tu corazón, el trabajo es importante claro, pero también ver a tu familia es algo que debes añorar. Lo que yo daría por poder viajar y ver a mis padres.

—Estoy segura que pronto podrás verlos, no te calientes demasiado a cabeza, la tormenta que causa Zack acabará pronto. De igual manera gracias por tus consejos Krysten, ya veré qué hacer.

Becca esbozó una cálida sonrisa y me abrazó con todas sus fuerzas.
Continuamos así hasta que unos golpes irrumpieron la puerta. Miré a Becca con expresión desconcertada al parecer ella tampoco sabía de quién se trataba. Me levanté del sofá y me dirigí a la puerta. Al girar el pomo me encontré con los ojos castaños de Nathaniel. Fruncí el ceño confundida y Nath esbozó una amplia sonrisa.

—Hola Krysten —Dijo Nathaniel con un hilo de voz—. Lamento venir sin avisar, ¿Me permites pasar?

Agaché la mirada y nuevamente la clave en Nathaniel, me aclaré la garganta para después añadir:

—Sí, si, pasa estás en tu casa —Contesté nerviosa.

Nathaniel entró y dio una rápida mirada al lugar. Becca tenía expresión asombrada. Se paró de golpe del sofá e hizo una mueca de sorpresa. La mirada de Nathaniel se clavó en Becca y este también parecía muy sorprendido al mirarla.
El rostro de Nathaniel se tornó pálido. Se pudo observar como su nuez de Adán subía y bajaba al tragar saliva.

—¡Nathaniel! —Exclamó Becca mientras se paraba delante de él.

—Oh Becca quien lo diría, estás en Seattle, que coincidencia. También que vivas con Krysten —Dijo mientras me dedicaba una mirada afectuosa.

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