Entre los mareos y un dolor fuerte de cabeza con la vista nublada, trato de recobrar el sentido, y que mi vista logre ver con claridad donde me encuentro. Recordando así que Anya había desaparecido, al tratar de moverme, noto algo extraño entrando a mí, que a mi lado esta un tripié con algo que parece suero.
Esto no parece lo que sería un cuarto de hospital lo que me relaja que sigo en la realidad, el cuarto se me hace algo conocido, pero mi cabeza duele que es difícil recordar, Anielka no logro verlo cerca.
No creo que todo haya sido un sueño, porque al parecer fue muy real.
Mi garganta esta reseca lo cual me impide un poco el gritar para ver que persona me responde.
Pero me alivio cuando la puerta grande de madera dura, se abre ante mí. Siendo así que la adorada Teya viene entrando con Anielka y a su lado una chica que parece traer comida, el cuarto esta también algo oscuro, lo cual sigo sin saber si aún es de madrugada o ya hace que los rayos del sol han llegado.
Anielka salta de felicidad en cuanto me mira, ojala a todos se nos quedara para siempre la inocencia de los niños, y que la maldad no dominara en nosotros.
-¿Cómo te sientes?- pregunta, dejando que Anielka camine hasta la cama.
Tal vez me deshidrate cuando caí, y perdí la noción, el pequeño logra subirse a la cama, y se recuesta a mi lado, se mete su dedo pulgar a su boca mientras yo doy pequeñas palmadas en su espalda.
-Tengo dolor de cabeza, ¿Solo quiero saber dónde me encuentro?- la chica se ha retirado.
Doroteya se sienta en una orilla.
-Estas en mi casa hija, cuando Bishop aviso de Anya, Sergey escucho y los dos no dudaron en ir a tu casa, te encontraron desmayada y a Anielka llorando, no recuperabas la conciencia, así que decidieron traerte aquí, Bishop y Sergey están en el despacho, todos estamos muy preocupados.-
Yo no encuentro explicación alguna para saber el "por qué" alguien puede llevarse una nena de cinco años.
-Ella de repente desapareció, le hablaba para cenar, y no suele hacer juegos de malas bromas, la busque y me alteré mucho, Anielka jugaba en la sala, y no sé ¿Cómo alguien pudo haber entrado?- no tiene palabras para contestarme.
-La vamos a encontrar, mis hijos hacen lo posible, ya verás que si.- me muestra su empatía.
El miedo también aquí es volver a ver a Sergey, no pensé que este fuese a ir, pero todo es por la nena le tomo un cariño que él mismo acepto.
-He traído un poco para que desayunes pero puedes bajar y desayunar con todos, solo que esta la prometida de Sergey.- no quiero estar sola.
Ni menos les voy a joder su lindo compromiso de verdad que no tengo intensión.
-En un momento bajo, muchas gracias.- sonríe, y se encamina a la salida.
Lo único que quiero es llevar todo en paz y que Anya este de regreso en cuanto antes. No más, seré egoísta pensando en mi bien, pero no estoy aquí para joder a ese par, ni molestarles, y si tengo que hablar con alguien será Bishop no hay más.
Quito el suero que se pegaba a mi cuerpo, para acomodarme, Anielka esta despierto creí que se había dormido. Tengo puesta mi pijama de ayer, lo cual no es nada agradable.
A Alienka por un lado le cuesta la comida rusa, en España el sabor era un poco más dulce, con sabor y aquí es un tanto insípida, deliciosa pero a él aun no se acostumbra.
El típico aroma de la mansión hace que mis fosas nasales recuerden lo que alguna vez fue mi estadía aquí, al llegar casi al comedor, todos se encuentra ahí, y la prometida de Sergey, blanca, de cabello castaño y ojos marrones demasiados grandes, con una nariz perfilada, y delgada. Quien a su lado, ya hace el hombre de ojos azules.
-¡Buenos días!- mi pena aumenta cuando ahora esos ojos azules del tipo de cabello castaño, me ven.
Y cuando hacen contacto con mis ojos es como si una chispa dentro de mi reviviera, esquina a esquina quedamos de frente ante la mesa, me responden mis buenos días, pero a mi la noción del tiempo se ha ido, porque es ahí cuando Sergey se pierde en mi ojos. Quedando un poco pasmado con Anielka que aunque sea de mal gusto, ambos se parecen, los mismos ojitos azules electrizantes, el cabello castaño, la nariz, no puede negar que es su hijo.
-Tina no hemos tenido noticia de nada, nadie ha llamado a tu móvil, antes de traer acá, buscamos alguna pista.- me comenta Bishop.
Creo son malas noticias porque han pasado horas sin saber de ella. La prometida de Sergey me mira con mucho odio supongo le han hablado de mí.
-¿Qué puede ser? ¡¿Un secuestro!? ¿Con que fin? Solo ustedes sabían de mi llegada, además no estoy para quedarme a vivir, y Anya no pudo haberse salido, por ningún lugar, alguien tuvo que habérsela llevado.- mi voz se quiebra un poco.
Pero no dejare que me vean doblada, Olenka solo me hace señas que esta conmigo.
Nadie dice nada, y me siento como una intrusa, la verdad no sé pensaba al haber pedido ayuda, creo que me equivoque deberé irme, y darles las gracias y hacer mi parte.
-Tengo unos contactos que ya se están encargando de la búsqueda de mi nieta, del Consejo Supremo no nos alarmemos, Tina hija sé tu desesperación pero no podemos adelantarnos.- señor Constantine dice algo racional.
Me tranquilizo porque los del Consejo son personas con mucho poder y demasiada tecnología a su alcance, me pongo a picar la comida a Anielkka y que desayune el pobre no sabe la situación, y es de menos que él si coma algo.
-No gusta mami.- hace unas muecas rechazando la comida.
Olenka ríe de como mi hijo niega la comida.
-Son papas fritas como de la tía Judith pero estas tiene leche sabor limón.- vuelvo a tomar un pedazo de comida engañándole.
De mal gusto recibe la comida, y noto como a lo lejos Sergey no nos quita la mirada y para derramar el vaso por completo.
-Christina al terminar, ¿Podemos hablar?- su voz gruesa y segura de Sergey hacen que tiemble inconscientemente.
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¡AAAAAY! Ya se han visto a la cara, ¿Qué sentirá Sergey? ¿De qué querrá hablar con ella?
