-Claro, gracias Anna.

-No, gracias a ti Jack -Dijo cuando salió del baño – No te conocía con exactitud, pero sabía que luchabas por ella desde que la viniste a buscar.

Sonrío de lado sin muchos ánimos.

Antes de decir algo, me sonríe con ternura para darse vuelta.

-Prepararé una merienda para cuando salgo.

Regreso al baño y cierro la puerta.

Elsa limpia sus mejillas con el dorso de sus manos.

-Vamos, cariño -Digo poniéndole las manos en frente – Debes ponerte en pie.

Me mira y ahora a la ducha.

-Aquí......fue aquí dónde lo perdí.

Ahora sus palabras me punzan el pecho, miró al suelo del baño e intento no imaginarme la escena.

-Por lo tanto, debes estar fuerte aquí – Tomó sus manos con delicadeza -Vamos.

En unos minutos conseguí que Elsa entrara a la ducha.

Mantenía abierto la cortinilla que separa la ducha del baño para procurar que no se detuviera.

Cuando me dio la espalda para tomar unos jabones, pude ver con claridad que había perdido peso.

Su cadera se veía más pequeña y en su espalda se notaban mucho más los huesos de sus omoplatos.

Sus piernas tenían una leve separación aun estando juntas.

Elsa intentaba quedarse pausada, mientras miraba hacia el techo o a sus manos.

-Vamos, debes seguir.

-¿Me ayudas? -Su voz se escuchó muy suave y baja – Con mi espalda.

Asiento.

Me aparté la playera para evitar mojarla, al igual que los tennis y calcetines.

Entré en la ducha a la parte donde no salpicaba tanto el agua, la platinada me miró con esos hermosos ojos que levantaba con levedad para mirarme.

Se dio vuelta y apartó su cabello mojado hacia el frente.

Tomó la esponja de baño con jabón para tallarla con suavidad de sus hombros a su espalda.

No había terminado cuando Elsa se giró y se aventó a mis brazos para abrazarme.

Sentí sus pechos húmedos y tibios pegarse contra el mío.

-Perdóname -Sollozó.

No dije nada, la envolví de nuevo en mis brazos para pegar mi mejilla contra su cabeza.

Fue entonces que el nudo de mi garganta alentó a que unas lagrimas se formasen en mis ojos.

Resalté mi mentón haciendo esfuerzos de no continuar con el sentimiento, no podía dejar que Elsa me mirase así.

Parpadeo intentó no sacar lágrimas, miré hacia arriba y de nuevo pegué mi mejilla a su cabeza.

-Estamos aquí, y yo no pienso dejarte sola.

Cuando terminó su ducha, la envolví en su toalla morada y sequé su cabello con suavidad.

Elsa se apartó las gotas de agua que quedaban en su mentón.

-Gracias -Murmuró.

Salimos ambos del baño para cruzar a su habitación.

-Puedo sola -Dijo dándome a entender que la dejara -Seré rápida.

Me enamore de un Stripper.حيث تعيش القصص. اكتشف الآن