Me enamore de un Stripper.

Capítulo 22

*** Jack Frost***

Cuando terminé de contarle lo sucedido con Elsa, desde aquella noche que estuvimos juntos ebrios hasta el día de ayer.

-¿Y por qué tampoco me dijiste eso? ¿Te gustaba desde entonces?

-No -Me apresuro a decir – No tuve interés en ella, es que....

Me quedé pensando mis palabras, mis emociones por ella y por lo que estaba sintiendo hacia a ella.

-Llamó mi atención desde la fiesta donde escogí bailar a ella – Digo mirando la arena y después al mar – Después de esa noche juntos era divertido verla, claro que después de hablar ambos, pero continuó llamando mi atención cada día. Creo que quería ayudarla tanto a olvidar a alguien que amó, que yo terminé haciendo eso.

Siento la mirada de Hiccup sobre mí, ladeó la cabeza a un lado para después volverme a ver.

-Pues estoy feliz por ti -Dijo asintiendo con su cabeza – Me agrada verte con una chica a que tengas cigarrillos en los labios.

Sonreí agradeciendo tal comentario.

-¿Y ya es oficial?

-Podría decirse que sí.

-Tadashi te va a odiar.

-Lo sé -Digo sin interés.

-Puede que Flynn te mate si lo estropeas.

Resoplo ante ese comentario, pues tenía razón. Flynn siempre ha sido muy protector con Elsa y Merida desde que comenzaron a venir a nuestras fiestas.

-No va a pasar, no pienso estropear esto.

Más tarde, la pelirroja y Elsa estuvieron e vuelta con unas bebidas, y con ellas venía ya Tadashi.

-¿Quieren entrar al mar? -Pregunta el pelinegro.

-Yo voy -Dice la pelirroja de un salto – Vamos.

Ahora toma del brazo a Hiccup mientras tomaba de su refresco de lata, apenas había tomado un sorbo cuando la chica se lo llevó.

-¿Vienes? -Dice Tadashi a Elsa.

Ella miró insegura el mar.

-Mejor después, luego los alcanzo.

El pelinegro asiente con aires desilusionados, me mira con advertencia sin decirme nada y yo sólo le mantengo la mirada hasta que se retira.

Miro a Elsa recostarse sobre el camastro de tela azulada, yo me recorro para sentarme junto a sus piernas.

-¿Por qué no vas?

-Porque te daría celos -Dice con una divertida sonrisa.

-Que simpática – Digo sonriendo – Vamos los dos entonces, así no me encelo -Digo ahora con sarcasmo.

-No -Se apresura a decir – Yo puedo esperar, la verdad es que me dio hambre y esperaré a que pasen esos vendedores ambulantes de cocos.

-Van a tardar en llegar, además después podemos ir por algo al restaurante del lunch.

-Faltan poco para que lo abran, mejor espero.

-Faltan como dos horas.

Elsa resopla apartando su mirada a otro lado.

Llevo mi mano para acariciar su pierna con cariño, pues sabía que algo no estaba bien.

-¿No sabes nadar?

-Sí sé -Dice suspirando – Sólo que me da miedo el mar.

Fruncí mi ceño ante tal comentario.