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Ya llegué. Jsjs.
Cuando llegué a la casa de la abuela, mi primo me dio la contraseña de la red Wifi y lo primero que hice fue mandar el mensaje al grupo. No me respondieron, tan preocupados que estaban. La casa de la abuela parecía ser tan cómoda; tenía muchas plantas, y un pequeño huerto en el patio- Ingrid y yo ya habíamos inspeccionado todo- la decoración era sencilla, pero muy bonita, había fotos de todos y cada uno de nosotros cuando éramos bebés. Tenía dos gatos y ¡un conejo!.
-¿tienen hambre? No, de seguro tienen sueño, pobres, vayan a dormir.
-Dean, lleva a tus primas a tu cuarto.
Ingrid y yo lo seguimos, entramos en una habitación bonita, demasiado grande, tanto que parecía la de un hotel; había dos camas: una matrimonial y otra pequeña. Miré a mi hermana, y creo que las dos pensamos lo mismo, ya que comenzamos a correr hasta la cama matrimonial. Nos lanzamos al mismo tiempo, y comenzamos una pequeña y estúpida pelea por una simple cama.
-yo llegué primero- puse mi mano en la cara de mi hermana. Ella me dio un lengüetazo-¡asquerosa!.
-¡yo nací primero, tengo más derecho!.
-le diré a mamá que tienes novio.
-ya lo sabe, tonta, yo mismo se lo dije.
-¡le diré que tienes dos!.
-¡estarías mintiendo!.
-¡yo quiero esta cama!.
-¡yo también!.
Omnisciente:
Las dos hermana siguieron luchando en la cama, como si fueran perros y gatos. Se jalaban el cabello y de vez en cuando se jalaban los cachetes. Sadie mordió la mejilla derecha de Ingrid y ella le tiró fuertemente del cabello.
-¡pero qué son esos gritos!... ¡Dios mio!.
Las dos se separaron al escuchar la voz de su madre. La señora se quedó perpleja al ver a una de sus hijas despeinada, y a la otra con marca de dientes en su cara. Tenía ganas de reír, por lo graciosos que eran los rostros de las dos, pero era un momento serio y tenía que actuar como toda una madre de familia responsable.
-¡¿por qué pelean?!.
-yo quiero esta cama, y ella también- habló la mayor, sobandose su mejilla.
-hay dos camas...
-¡pero esa de ahí no es igual de grande que esta!- habló la menor- yo quiero dormir aquí.
-No voy a permitir que tengan peleas entre ustedes por cosas tan insignificantes. Son hermanas; deben apoyarse, aconsejarse, estar la una para la otra cuando lo necesiten. ¡No deben morderse y jalarse el cabello! ¡Y ahora, como las dos quieren dormir en la cama grande, pues van a dormir las dos juntas ahí! Yo dormiré en esta pequeña.
-pensándolo bien... Mamá, no creo que estaría mal que yo duerma ahí, digo...
-no Sadie, vas a dormir con tu hermana.
(...)
Después de una merecida siesta, las tres Sink bajaron a comer; olía delicioso, la abuela había cocinado un plato típico.
-se ve delicioso, abuela- habló Sadie. Sonrió y se llevó una cucharada de arroz a su boca- mamá no lo prepara así de rico.
A Sadie le gustaba elogiar a su abuela, se sentía bien haciéndolo y lo mejor era, que no lo hacía por obligación; de verdad, que hacer sentir bien a las personas era algo que a Sadie le nacía del corazón.
Cuando ya era la hora de irse a dormir, Sadie revisó su celular. Sus amigos ya le habían respondido.
Sadie:
Millie bebé ❤️:
¿Que tal todo?.
¿Cómo estuvo el viaje?.
¿Hace frío.?
Si lo hace, por favor ponte algo abrigado.
Finn:
Te ves bien.
Máx te extraña.
Millie bebé ❤️:
¿Cambiaste tu nombre a Máx, Wolfhard?.
Finn:
No, ¿por qué?.
Millie bebé ❤️:
Finn... ¡Ay, Finn!.
Holi.
El viaje estuvo bien... Bien estrésante.
¿Que si hace frío? Tengo puestas mis medias, guantes y me puse una pijama de algodón.
