Capítulo 4

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Finn :

—despierta—escuchaba una voz lejana—vamos, despierta—esta vez sentí como empezaban a mover mi cuerpo. No quería despertarme, no quería ir a la escuela—¡te dije que despiertes, maldito cara de rana!—sentí una de las almohadas impactar contra mi cara.

—¡¿qué es lo que te pasa, Nick?!-me senté en la cama exaltado.

—tienes que ir a la escuela.

—no quiero ir—dije volviéndome a acomodar en mi cama.

—está bien, si no fue por las buenas, entonces será por las malas—sentí como se bajaba de la cama, y también sentí sus pesados pasos dirigirse al baño.

—¡no, no, no! Mira, ya me levanté—sabía que si no me levantaba de una buena vez, me tiraría un balde lleno de agua fría. Él solo rió de una manera victoriosa y se dirigió a la puerta.

(...)

—hola, señorita zanahoria—saludé a Sadie.

—hola, sapo—solo dejé mi mochila a su lado y salí del aula.


Sadie :

Estaba realizando los últimos puntos de la tarea de sociales, pero algo llamó más mi atención. Me incliné un poco hacia el pupitre del chico del forro gracioso.

—¡ay!—grité al sentir mi cuerpo caer al suelo.

El chico al que observaba se dio cuenta de mi caída y empezó a reír.

—oye, si querías copiar mi tarea, debiste pedirla de una manera decente, no te la hubiese negado—me extendió su mano y yo la tomé.

—no estaba copiando tu tarea—dije, mientras sacudía el poco polvo que se había impregnado en mi ropa—estaba admirando ese gracioso forro, ¿te gustan?

—me encantan, los unicornios son lo mejor. Por cierto, ¿Cómo te llamas? Sé que eres la nueva... Pero no recuerdo tu nombre, perdón.

—oh, mi nombre es Sadie, ¿Y tú?.

—yo soy Jaeden—volvió a extender su mano hacia mí y por cortesía, la estreché. Ambos nos sonreímos.

Es lindo.

Finn :

Por fin, las agotadoras horas de clases habían terminando. Por fin podía irme a mi adorada casa y por fin, podría recostarme en mi adorada cama y quedarme dormido toda la tarde, sin importar si tenía tareas o no.

—¿estás sola?—le pregunté a la pelirroja que se cruzó por mi camino.

—no, estoy con mi novio imaginario Budo, no te acerques porque es muy celoso—a decir verdad, es algo irritante la muchacha, pero sé que es buena gente, lo que pasa es que es nueva y todavía no se acostumbra a lo irritante también que puedo llegar a ser yo. Comenzó a caminar y la seguí.

—¿quieres que te acompañe hasta tu casa?.

—como quieras.

Comencé a seguirla. El viaje era callado, e incómodo.

Íbamos pasando por un callejón y notamos que una caja se movía, nos asustamos. O bueno, yo me asusté.

—¿será un fantasma?—pregunté.

Ella se quedó mirándome con cara de "¿en serio?"

—¡¿qué?! En esta vida puede ocurrir de todo.

—comprobemos si es un fantasma. Ábrela.

—¿por qué yo, y no tú?.

—¿quién es el hombre?

Lo que sea que había dentro de esa caja, empezó a chillar.

—es un animalito, debemos ayudarlo.

Entonces, me resigné y me agaché para abrir la caja.

—no entiendo como hay gente que tiene el corazón para hacer este tipo de cosas—dije sacando al animalito de la caja.

—eres lo más bonito que he visto en mi vida.

—lo sé, gracias—respondí, aunque sabia perfectamente que iba dirigido hacia el perro.

Ella solo rodó los ojos y me quitó el perro de las manos.

—es hembra—dijo, mirando lo que quiero pensar que era la barriga de la perrita—me la quedaré yo.

—pero yo la encontré.

—está bien, no quiero discutir así que... tú la tendrás los fines de semana y yo entre semana, ¿ok? —de verdad quería una mascota, así que acepté.

Continuamos nuestro camino, Sadie mantenía a la perrita en sus brazos.

—Boo—habló de la nada.

—¡ay!, me asustaste— llevé mi mano derecha hacia mi pecho.

—que bárbaro, de verdad ¡Me refiero a que se va a llamar Boo!

Boo, me gusta.

Amigos. (Fadie) #1 ✔ Where stories live. Discover now