Cap. 78

1.7K 60 0
                                    

Jessica.

-Ahora sí, ahí va Norma –se emocionó Alexis mientras estábamos viendo a las porristas del otro equipo.

Ok, sí, no hicieron tan mal su coreografía...pero yo tenía bastante esperanza en que nuestro equipo de porristas, fuera mucho mejor. Todas se acomodaron en sus lugares y la pequeñísima parte ingenua de mí, se desilusionó al no ver a Roger junto con ellas. Aún tenía esa milésima esperanza de verlo ahí, pero realmente me estaba desilusionando conforme más pasaba el tiempo. Tan esperanzada estaba que me llevé el regalito que le había comprado por si acaso volvía.

Las porristas aplaudieron y empezaron con su coreografía. Realmente no era mejor que la del otro equipo, pero lograron hipnotizar al público. Quizá era por esas mini faldas rosadas que llevaban de zorras gratuitas lo que tanto llamaba la atención de los hombres (que eran la mayoría del público). Me distraje un poco viendo a otro lado y cuando volví mi vista a las porristas, vi que Norma estaba en el aire dando vueltas como bailarina de ballet.

-No es cierto –alucinó Alexis, casi salivando como baboso.

Mientras estaba en el aire, unos reflectores con luces rosas la alumbraron mientras todas las otras luces estaban apagadas. Solamente se veía Norma volando en el aire y los reflectores rosados siguiéndola hasta que aterrizó en brazos de las chicas. El público explotó en aplausos y la gente comenzó a chiflar.

-Eso fue...hermoso –babeó Alexis, que antes estaba atrás de mí y ahora se encontraba a unos pasos frente a mí.

-La verdad no estuvo mal –acerté.

-Imagínate como hubiera sido si Roger estuviera con ellas...

-No me lo quiero imaginar –dije amargadamente porque realmente no quería perderme en mis preciosos pensamientos que jamás se cumplirían.

-Oh vamos Jess, no estés amargada –me animó aun viendo a su novia Norma –aún no se acaba el día. Quizá Roger pueda venir...

-No seas patético, Alexis –ladré. No quería seguir ilusionándome –Y no me hagas patética haciéndome creer cosas que no. No vino y se acabó

Me iba a decir algo más pero retrocedí a donde estaban los casilleros para guardar nuestra ropa y ya no pude acabar de ver la presentación de las porristas. Abrí mi casillero y me encontré con un montón de ropa amontonada en la cual, justo debajo de todo ese monumento, estaba la cajita que contenía el pequeño regalo de Roger. Suspiré y volví a amontonar la ropa para que nadie viera lo idiota que fui al creer que iba a ir.

M

-Chicos, pase lo que pase allá afuera –comenzó a decir el entrenador antes de salir. Estábamos reunidos en bolita como típico cliché de película barata –quiero que se diviertan.

-Sí, eso ya lo sabemos. No tienes por qué repetir las tonterías que dicen en la televisión –puse los ojos en blanco y mis amigos se rieron -solo salgamos a jugar y ya.

Todos dijimos el nombre de nuestra escuela y nos preparamos examinando nuestros cascos, amarrándonos las agujetas y ajustándonos los colchoncitos de nuestros trajes. Ahora sí, estábamos listos.

-Jess –me habló el enfadoso de Camilo que para mi mala suerte, seguía de mosca conmigo.

-¿Qué? –pregunté de forma grosera.

Estaba harta de él. Desde que llegó, no había dejado de perseguirme, preguntarme sobre Roger y por qué había dicho lo que dije en las olimpiadas. Me buscaba a todas costas y me regalaba cosas para que intentara escucharlo. Un idiota tal cual.

-Solamente quiero desearte suerte –dijo un poco tímido –este ha sido tu sueño desde que tenemos memoria y ahora lo estás cumpliendo.

-Lo sé –sonreí –gracias por la suerte pero no quiero ganar.

-¿No quieres ganar? –preguntó sorprendido –pensé que querías...

-¿Para qué quiero un simple trofeo cuando tengo una medalla de oro?

-Oh cierto –dijo él y se río –pues entonces, a divertirnos.

-Lo sé.

-Oye pero antes –ahora sí, ya estaba agarrando confianza –quiero proponerte algo.

-¿Qué? –no me importaba en lo absoluto y no tenía idea de por qué le había seguido el juego.

-Sí tú ganas, te dejo en paz. Me voy a Canadá para siempre y me salgo completamente de tu vida –propuso y yo casi grito de la emoción –pero si el otro equipo gana, tú dejarás a Roger para siempre y saldrás conmigo.

Me burlé sin discreción en su cara. El pobre se había quedado sin técnicas para intentar conquistarme y ahora quería apostar. Que estúpido.

-Acepto –dije sonriendo malvadamente.

-Ya dijiste, bombón –me guiñó un ojo y yo me reí en su cara, escupiéndole.

Había aceptado solamente para presionarme a ganar. Ahora tenía que ganar porque sí y eso me gustaba, pues quizá Roger me vería ganar en la televisión. No quería ganar por la medalla o para jamás volver a ver a Camilo, sino quería ganar para Roger, al igual que las olimpiadas.

-Ya vamos a salir –anunció Lola –por cierto, Roger no vino.

-Lo sé –puse los ojos en blanco para fingir cuanto me dolió que me lo haya recordado –salgamos pues.

-Jess –me detuvo Lola –antes de nada, quiero decirte que no te entristezcas por Roger. De seguro, él hizo todo lo que estuvo en sus manos para venir.

-Sí, lo sé –suspiré –ni modo. No se pudo.

-Pero acuérdate de que él, a pesar de estar en quién sabe dónde, te está apoyando.

Sonreí para ya no seguir con esa conversación tan incómodamente dulce. Le di un amistoso abrazo a Jessica y ahora sí, estábamos listas para salir al juego.

-Jess –me habló Alexis antes de salir al juego.

-Carajos, ¿qué? –pregunte irritada.

Bueno, ¿acaso ellos estaban dispuestos a sacarme lágrimas o hacer que me muriera de diabetes con sus palabras sacadas de High School Musical?

-Acaba con ellos como acabaste con la de las olimpiadas –me recordó y me guiñó un ojo antes de ponerse su casco.

-No, amigo –sonreí maliciosamente mientras me ponía el casco–esta vez, no tendré piedad.

Y hablaba tan enserio, pero tan enserio, que dejé de ver todo como sus colores naturales y comencé a verlo rojo. Ahora sí, Camilo se iría, el trofeo sería mío y Roger me volvería a ver ganar. Y todo por él.

Roger, Bunny RogerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora