Cap. 35

2.5K 117 15
                                    

Roger.

Busqué a Norma por todas partes hasta que la encontré en la cafetería de la escuela. Estaba sentada en una mesa para dos personas, tomando un café con una mano y con la otra estaba checando su celular. Me acerqué aliviado al por fin encontrarla.

-Norma- La llamé una vez que me acerqué a su mesa. Ella se levantó de su asiento mientras me examinaba con preocupación.

-Bebé- Dijo aliviada- ¿Estás bien? ¿Te enteraste?- Preguntó asustada.

Mi cabeza me dolía. Sentía horrendas punzadas que me debilitaban cada vez más. Intentar pensar en otra cosa que no fuera a Jessica y yo, en los vestidores, besándonos y teniendo aquellas escenas inapropiadas, me causaban una jaqueca aún más dolorosa.

-No, ¿qué pasó?- Pregunté con voz dolida por mi cabeza punzante.

-Jessica se desmayó- Dijo y yo me preocupé tanto como si fuera un familiar- La llevaron a su casa. Pensé que tú estabas involucrado en todo esto- Me miró con ojos de detector de mentiras.

Tragué saliva. Su mirada era tan ardiente que sentía que en cualquier momento, saldría corriendo con llamas en todo mi cuerpo.

-La bese- confesé y me sonrojé a más no poder cuando vi su mandíbula caerse al suelo- más bien, ella me besó a mí después de acorralarme en el baño.

Mis mejillas ardieron en vergüenza y la mirada tan penetrante de Norma no me ayudaba a sentirme mejor. Mi barbilla comenzó a temblar y sin poder controlarlo, romí en llanto.

-Oh bebé- Norma me abrazó y yo comencé a lloriquearle en el hombro, frente a medio mundo- Vamos a fuera.

Salimos de la cafetería y el frío aire de una recién lluvia me ayudaron a sentirme un poco mejor. Ya no me sentía hirviendo de la vergüenza. Nos dirigimos a un tipo parque que estaba frente a la cafetería. Nos adentramos en los árboles y encontramos unas bancas libres; las demás, estaban ocupadas por parejas besándose hasta devorarse como mantis religiosas.

-¿Cómo estuvo?- Preguntó Norma sentándose en la banca. Me senté yo igualmente.

-No sé...solamente sé que ella me acorraló contra una pared, me hizo unas cosas un tanto inapropiadas y cuando menos lo esperé, me besó- mi cara comenzó a adquirir el rojo de nuevo.

-¿Te gustó?

-Por supuesto que...- iba a decir que no, pero eso sería una grande mentira- no sé.

-¡¡Te gustó!!- Exclamó, casi desmayándose- Roger, Dios mío, no te puede gustar nada que venga de Jessica. Nada.

Me sentí la peor persona del mundo. Tenía razón, Jessica la trataba horrible y yo ahí andaba, platicándole de mis experiencias indebidas y diciéndole que me había gustado. Era un asco de amigo.

-Perdón...- agaché mi mirada a mis piernas- pero bueno, cambiemos de tema, ya no quiero acordarme de esto...

-No, cuéntame más- prosiguió y se acercó más a mí- ¿estás consciente de lo que te puede hacer, verdad? Si te ilusionas con ella, te puede llegar a hacer tanto daño que...no, no me quiero imaginar que te puede hacer.

La culpa comenzó a apoderarse de mí y más porque había disfrutado ese raro encuentro que tuvimos. De nuevo, las ganas de llorar se apoderaron de mí y comencé a llorar nuevamente.

-Norma...

-No, Roger- Ahora me estaba regañando- no te puede gustar ni ella, ni nada de lo que te haga. Es más, hubieras gritado ayuda o algo- Su mirada se oscureció- yo te hubiera ayudado...pero ya son demasiados problemas los que tengo con ella, pero de seguro alguien te hubiera ayudado.

Roger, Bunny RogerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora