Cap. 24

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Jessica.

-Llegamos- Anunció cuando llegamos a una choza que estaba cerca de la escuela.

Abrió la puerta de su casa y lo primero que vi fueron dos gatos que estaban tan gordos que pensé que tenían cáncer o algún tumor. Todo estaba tirado en el suelo y apestaba a orines de gato. Había muebles que estaban rasgados por las bestias gatunas, pinturas espantosas de chicas desnudas y la televisión que parecía una caja de zapatos, estaba prendida con una antena pegada con cinta adhesiva. Qué asco de lugar.

-¿Y bien, qué opinas?- Preguntó Susana cerrando la puerta una vez que entramos.

-No sabía que eras basurera- Ataqué y ella se río.

-Vaya, tenemos más cosas en común de lo que creía.

-No me ofendas- Me indigné.

-Bien, ¿qué quieres hacer?- Preguntó con coqueteo. Por supuesto, tener sexo era lo último y menos con lo adolorida que tenía mis partes íntimas tal vez por una cuádruple penetración.

-Cuéntame de ti- Sonreí inocentemente, sentándome en un sillón que estaba lleno de pelos y con olor a orines.

El gato más obeso de todos se me acercó lentamente y como yo odiaba a los animales, lo empujé sin importarme que Susana me regañara. Ella se río de mi acto y se sentó en un sillón de quinta, frente al mío.

-Bien- Comenzó- Soy lesbiana.

-Ay no inventes- Fingí sorpresa- Mejor dime cosas que no sean obvias.

-Me gustas- Dijo y me guiñó un ojo- Y ahora mismo quiero follarte- Se levantó de su asiento y comenzó a caminar hacia mí, rodeando la mesa de madera vieja que estaba en medio de nosotras.

Esperé hasta que estuviera para atacar y cuando ya estuvo a centímetros de mí, le di una patada tan fuerte, que cayó justo en la mesa de madera, partiéndola en dos. Se incorporó y me miró con enojo mientras yo me levantaba del asqueroso asiento.

-A mí no me vas a ver cara de estúpida- Me acerqué a ella e incliné mi cabeza para verla más de cerca- Yo sé quién eres y qué hacías.

Abrió sus ojos como platos y tragó saliva. Que bien, si era esa Susana que estaba buscando, porque de haberme equivocado...hubiera sido una pena que le haya roto esa mesa de tianguis por nada.

-¿Quién soy, según tú?- Se atrevió a preguntar.

-Eres Susana, la mujer que golpeaba a la mamá de un chico llamado Roger- Se comenzó a sonrojar en pena y yo cada vez me sentía más poderosa- ¿O miento?

-¿Qué quieres de mí? ¿Atacarme, vengarte?- Preguntó histérica.

-No- Me reí como bruja- Quiero que me cuentes... ¿por qué hacías lo que hacías? Y si quieres que te deje con vida...entonces tendrás que contarme todo a detalle.

Se enojó y gruñó. Con un ademan de mano, me invitó a sentarme en el asqueroso sofá, se levantó del suelo y se sentó nuevamente en el sillón espantoso que estaba frente al mío. Su gato marrano se acostó en su regazo y ella lo comenzó a acariciar.

-Melody es una chica que...- Suspiró y sonrió- Es hermosa y muy buena en la cama- Se lamió los labios- Deliciosa en la cama.

-Qué asco- Casi vomito- Omite esa parte.

-No, te lo digo enserio- Se río- Es muy buena en la cama. ¿Sabes por qué?- Arqueó una ceja.

-No- Quería cambiar de tema.

Roger, Bunny RogerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora