Cap. 51

2.3K 126 20
                                    

Roger.

Mientras Jessica y sus amigos se inscribían y hacían más cosas, Norma y yo fuimos a buscar una máquina de refrescos para poder comprar uno sabor a papaya. Por supuesto, no me gustaba la papaya en lo absoluto, pero según había visto un comentario en Facebook, había un refresco sabor papaya únicamente en Brasil. Así que no podía perder la oportunidad de probarlo. Norma y yo salimos del estadio y apenas dimos cinco pasos afuera, una chica chaparra, con piel blanca, güera, ojos azules y con rasgos alemanes, nos hizo frenarnos. Iba con una amiga que igualmente se veía alemana y ambas sonreían de una forma que me dio miedo. Norma tampoco confió en ellas, por lo que se me pegó para protegerme como Jessica le había mandado.

-Hola- saludó la chica que no paraba de mirarme como sedienta.

-Hola- sonreí de la forma más amable- ¿Sabes en dónde podemos encontrar refrescos sabor a papaya?- aproveché para preguntarle y ahorrarme la búsqueda.

-¿Soda de papaya?- se confundió- No, lo siento. Apenas llegamos hoy y no conocemos nada de acá.

-¿De dónde son?- preguntó Norma. Aquella pregunta era mejor que preguntarle sobre mis refrescos.

-De Irlanda- contestó, casi evitándola y yo me sentí como un tonto por haber creído que eran alemanas- ¿Y tú?- la descarada me preguntó a mí y ahí supe que sí estaba evitando a Norma.

-Somos mexicanos- respondí por los dos.

-Con razón- se lamió los dientes y sonrió- estás que ardes.

Me sonrojé incomodado y Norma gruñó apenas una nada. Me estaba protegiendo como perro a su dueño y me pregunté qué vio en ella que no le gustó y le transmitía tanta desconfianza.

-¿Competirán?- preguntó la chica número dos al ver que su amiga no decía nada por estarme viendo como tiburón a su presa.

-No, solamente vinimos a acompañar a unos amigos- contestó Norma al ver que yo estaba muy concentrado en respirar con normalidad ante tal incomodidad que la chica número uno me provocaba.

-Eso está asombroso- dijo la chica número uno sin dejar de verme y con una voz tenebrosamente ronca- Me encantará verte por quince días seguidos.

En eso, llegaron tres chicos altísimos y fuertes a más no poder. Ahora sí, ellos se veían alemanes...aunque por el color del uniforme deportivo que llevaban los cinco presentes, sabía que venían del mismo lugar. Uno de ellos llevaba una pequeña oveja recién nacida con ellos y yo me derretí al verla. De hecho, no me controlé y en menos de un milisegundo, ya la estaba acariciando.

-Qué hermosa- le acaricié la trompa y vi como cerró sus ojitos- ¡Es la cosa más hermosa que he visto! ¿Dónde la consiguieron?

Pregunté mientras la acariciaba. Escuché los gruñidos de Norma a mi espalda que me indicaban que me callara...pero tenía que saber de dónde habían conseguido tremendo animalito precioso.

-¿Te gusta?- preguntó la chica número uno, sintiendo cómo se acercaba a mí más de lo que me hubiera gustado. Puso una mano sobre mi cadera y acercó sus labios a mi cuello- Puedes llevártela.

Abrí los ojos como platos y me giré para verla, ya que le estaba dando la espalda. Ella me sonrió como si acabara de venderle mi alma y me fuera a tratar como esclavo.

-¿En serio?- pregunté emocionado. Emocionado por mí, pero aterrado por lo que Jessica pensaría.

-Por supuesto- chasqueó los dedos y el chico me entregó la oveja con mucho cuidado.

-No la podemos aceptar...-Norma estaba más asustada que yo- Digo, ¿qué haremos con ella?

-Nosotros tampoco sabíamos que hacer con ella. La encontramos en la carretera y...bueno, la rescatamos pero nunca pensamos en cómo la cuidaríamos- contestó la chica número dos. Al parecer, la chica número uno sólo quería hablar conmigo.

Roger, Bunny RogerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora