Cap. 55

2K 110 3
                                    

Roger.

Después de dejar a mi ovejita en el hotel para que descansara, Norma y yo seguimos nuestra aventura recorriendo Brasil. Llevábamos millones de horas fuera, caminando sin parar mientras Norma se desahogaba conmigo y me decía cuanto odiaba a Alexis. ¿Por qué? Bueno, porque resultó que Alexis no le coqueteaba a ninguna pero tampoco se hacía el difícil. Supuestamente, le juró a mi amiga que jamás en la vida volvería a hablarle a ninguna...pero su juramento fue en vano porque antes de que el pobre cayera al agua, le llamó "Camila" a Norma en lugar de por su nombre, haciéndola explotar. Estaba tan enojada, triste y decepcionada que inclusive, llegó a buscar vuelos para regresarse a México y olvidar que todo eso había pasado. Pasamos tianguis, restaurantes, centros comerciales, parques hasta que nos detuvimos en un precioso lago. El agua estaba caliente y era tan clara que se podía ver los pececitos nadando y esquivando las rocas mientras la corriente iba. El sonido del viento era tan relajante y aún más, el de las hojas de los pinos chocando entre sí. No había absolutamente nadie y supuse que era porque justamente en ese momento, estaba la grandiosa competencia de volibol en playa de mujeres. Los hombres aprovechaban para ver a las mujeres en mini trajes de baño y también estaban muy atentos por si alguna llegara a tener un accidente bochornoso.

-Odio este maldito viaje- escupió Norma con amargura- de hecho, odio toda mi maldita vida.

Nos sentamos en una roca que estaba a la orilla del lago. Decidió quitarse sus tacones y meter sus pies al agua caliente. Soltó un gemido al sentir el agua caliente, lanzó su cabeza hacia atrás con los ojos cerrados y comenzó a relajarse.

-¿Tú cómo vas con Jessica?- preguntó por primera vez hablando de otra que no era ella.

-Pues...bien- mentí. Las imágenes del chico coqueteándole y esperando ansiosamente seguir "entrenando" con ella seguían repitiéndose en mi mente como disco rayado.

-Maldito suertudo- dijo amargamente- espero que Brasil no la cambie como cambió al idiota de Alexis.

-No tienes por qué ser tan dura con él- aconsejé y abrió sus ojos para fulminarme con ellos- Digo...él te quiere y sí, cometió un error...

-Un gravísimo error, Roger- ladró- ¡Me llamó Camila! ¿Quién carajos es ella? Dios, no lo quiero seguir pensando.

Bufó y volvió a cerrar sus ojos, mirando para el cielo. Yo no sabía que decir ni que hacer para hacerla sentir mejor. Quizá lo mejor era no tocar de nuevo el tema para evitar que se enfurezca.

 ☺  

Seguíamos relajándonos como desde hace media hora, cuando de pronto, escuché hojas crujir a nuestras espaldas. Volteé esquizofrénicamente por encima de mi hombro con miedo a que fuera Jessica o Alexis pero no. Para mi peor suerte, estaba la chica que me había regalado a mi ovejita, con una sonrisa que se extendió al verme. Tragué saliva y sentí como mis alertas se activaron, invitándome a salir corriendo de aquel lugar lo más antes posible.

-Oh por Dios, que gusto volver a verte- me dijo con ese acento marcado que cualquier extranjero hacía al hablar español.

-Hola- saludé gritando para despertar a Norma que estaba acostada en la roca, con los pies todavía en el agua y más arrugados que una pasa.

Funcionó. Se incorporó de golpe y giró su torso para ver. Obviamente no le gustó la idea de encontrarse nuevamente con ellas pero lo disimuló con excelencia y con una sonrisa que hasta parecía real.

-¿Qué hacen por acá tan solos?- comenzó a caminar sigilosamente.

Esa escena me recordó a la del libro de selva en donde Mowgli iba a ser devorado por la serpiente que lo hipnotizó. Sus movimientos eran lentos y hechizantes.

-Pues...intentando relajarnos- contesté sintiendo mi piel erizarse con cada paso que daba hacia mí.

-Oh, que rico- se pasó la lengua por sus dientes y sonrió como felina- ¿Y a qué se debe tanto descanso?

-Me está acompañando- intervino Norma enfadada de los intentos de ella por hipnotizarme-. Tuve un problema amoroso bastante doloroso y Roger, como mi grandioso amigo que es, me está haciendo compañía.

Claramente la chica estaba en plan antipático con Norma porque la miró con amargura. Después volteó a verme a mí y me sonrió de nuevo, como una víbora viendo a una manada de ratones indefensos.

-¿Y qué les parece si hacen alguna otra cosa para pasarla bien?- preguntó y sus ojos azules brillaron- Digo, este lugar es bonito...pero pronto oscurecerá y bestias saldrán por sus presas...

Sabía que tenía algo entre manos; principalmente lo supe porque fingió estremecerse cuando dijo lo de las bestias y luego noté que me miraba para corroborar si había logrado asustarme. Por supuesto, no quería saber que tenía entre manos porque cualquier cosa que fuera, no podía ser buena con esa sonrisa misteriosa. Para mi mala suerte, Norma si quería saber.

-¿Cuál otra forma para pasarla bien?- preguntó intrigada.

-Hoy, a las once de la noche, habrá una fiesta. Por supuesto, nada más están invitados atletas que compiten en las olimpiadas...-me miró con seducción- pero ustedes pueden ir por mí.

Yo estaba a punto de negar su invitación. Hoy era la primera lucha de Jessica y no podía irme a otra fiesta cuando tenía que festejar con ella. No podía hacerle eso ni aunque estuviera cabreadísimo con ella.

-¿Tú ya competiste? –pregunté para cambiar de tema.

-¿No ves mi uniforme? –extendió sus brazos a sus costados para que viéramos.

Por primera vez, me di cuenta de que tenía un micro bikini demasiado pegado con la bandera de Irlanda. Llevaba unas rodilleras y también, su cabello amarrado en una perfecta y dolorosa coleta de caballo.

-oh, ya veo –dije incrédulo –¿Eres jugadora de volibol de playa o algo así?

-Así es –sonrió –de hecho, hace rato fue mi primer juego...

-¿Y cómo nos encontraste? –pregunté rápidamente.

-No los estaba buscando. Más bien, vine porque este lugar siempre me trae paz.

Díganme egocéntrico pero yo sabía que estaba mintiendo y que si nos había buscado. Pero por supuesto, jamás lo aceptaría.

-¿Entonces, aceptan ir? –preguntó impacientemente por la respuesta.

Yo no quería y de hecho, iba a negar, pero Norma se me adelantó y acertó por los dos con un grito de entusiasmo, haciendo que la chica se encogiera por el fuerte sonido y que le dedicara una mirada de irritación.

-¿Verdad que sí iremos, bebé?- me preguntó Norma, implorándome con los ojos.

-...No sé, Norma, hoy es la primera pelea de Jessica y la primera competencia de clavados de Alexis. ¿Crees que estaría bien que los dejáramos en lugar de festejarles?- pregunté intentando haciéndola recapacitar.

-Acuérdate que me llamó Camila- gruñó y escuché como la irlandesa se río para sus adentros- ¿Enserio crees que se merece mi maldito festejo?

-Norma...

-Nada, Roger- protestó- Si no me acompañas, iré sola y puedes tener por seguro que me enojaré contigo.

Enojaré contigo. Enojaré contigo. Enojaré contigo.

Demonios, odiaba esa palabra porque siempre me hacía acceder a cualquier cosa que me pidieran y por supuesto, esta no era la excepción. Acepté y me gané un abrazo de mi amiga y una mirada divertida de la irlandesa, que por más optimista que quise ser, no podía dejar de pensar que había caído directamente a su boca para que me devorara.

Roger, Bunny RogerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora