Cap.13

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Jessica.

Buenas noches- Saludó Roger a todos los presentes.

Carajos, todos estábamos en ropa interior. Los hombres solamente estaban en bóxer y yo en sostén y calzoncillos. El pobre de Roger de seguro aquella fue la escena más fuerte que había vivido en toda su vida. Se notaba en su cara roja de la pena, en cómo se tronaba los dedos y como miraba todo menos a nosotros.

-¿Qué haces aquí?- Pregunté con rabia.

Justo cuando había dejado de pensar en él, llega a mi casa y me ve en ropa interior.

-Es que...- Se aclaró la garganta y se sonrojó más. Estaba mirando el suelo- ¿Les contaste lo que pasó hoy en la escuela?

Idiota soplón.

-No- Contesté cortante.

-¿Qué pasó, escuincla? ¿Ahora qué has hecho?- Preguntó mi papá. Como siempre, lo tomó con mucha calma porque ya estaba más que acostumbrado a mis problemas.

-...Nada- Mentí y le lancé una furibunda mirada a Roger pero el muy maricón estaba mirando sus tenis.

-¿Qué hizo mi hija?- Le preguntó mi padre.

Roger levantó su mirada hacia mi papá y al verle el torso desnudo, volvió a sonrojarse hasta parecer jitomate. Carajos, si era gay.

-Su hija...-Comenzó y se lamió los labios- Se peleó en la escuela.

-¡Chismoso!- Grité haciéndolo sobresaltar.

-¡Tenía que saberlo!- Volteó a verme a los ojos por primera vez. Se veía tan incómodo y tierno- Te peleaste con ella por una estupidez.

Dejó de estar sonrojado y volvió a su color natural de piel: moreno. Me miraba con el ceño fruncido y de seguro, ya se le había olvidado que estaba en ropa interior al igual que todos.

-¿Por qué razón te peleaste, Jessica?- Preguntó mi papá.

-Es que...- No hallaba excusa. Volteé a ver a Camilo en busca de ayuda, pero estaba muy ocupado despellejando con la mirada a Roger- Es que Norma rompió las reglas y yo tuve que hacer justicia.

-¿Cuáles reglas?- Preguntó Roger haciendo mala cara.

-Te estaba haciendo un oral en un salón- Ataqué.

Roger se quedó boquiabierto y acto seguido, se puso tan rojo como si se hubiera pintado con pintura roja acrílica. Se tapó la boca con su mano y se me quedó mirando incrédulo, como si no creyera que acababa de decir eso. Pues sí, lo dije y no me arrepentía.

-¿Qué rayos te pasa?- Preguntó Roger con la voz quebradiza.

Lo que faltaba: que se pusiera a llorar cual niña era.

-Yo solamente digo la verdad- Me encogí de hombros.

-Que descarados, ¿cómo hacen eso en la escuela?- Mencionó mi papá enojándose.

-¡No señor!- Chilló el rojo de Roger- Ella está diciendo eso porque...es una grosera y se la vive haciéndome la vida imposible, justo como ahora.

Mi papá volteó a verme juzgón. Yo entreabrí los ojos y volteé a ver a Roger para darle una mirada que lo incitara a callarse.

-Yo solamente digo lo que vi- Dije haciéndome la víctima- Hice lo que cualquiera tendría que haber hecho: Justicia ante las reglas rotas.

-¡No seas mentirosa, Jessica!- Exclamó Roger- No me estaba haciendo lo que...dices que me hizo.

-Oral. Sexo oral- Mencioné por él.

-Eso...- Se estremeció de tan solo pensarlo- No sé porque dices eso.

-Ella estaba arrodillada frente a ti y tú sentado, con la cabeza hacia atrás y con una sonrisa- Le recordé.

Se notaba que mis hermanos y mis amigos estaban disfrutando el show. Se reían, hacían sonidos de asco cuando mencionaba lo que estaban haciendo en el salón, murmuraban sobre lo que estaba pasando...en fin, estaban pasándosela en grande. Más que viendo una película.

-Eres una asquerosa- Roger hizo mueca de asco- Me estaba limpiando el zapato. Qué asco, Jessica.

Me sentí una reverenda estúpida. Había dejado inconsciente, sangrada y probablemente, semimuerta a la pobre de Norma porque creí que le estaba chupando hasta los huevos a Roger cuando en realidad...solamente le estaba limpiando el zapato.

-No es cierto- Dije incrédula.

-Claro que sí, Jessica- Puso los ojos en blanco- Y aparte, si quieres que hablemos de actos inapropiados...

-¡¡¡¡Cállate!!!!- Grité al acordarme de que nos había cachado en pleno acto sexual a Camilo y a mí.

Camilo también se molestó y de hecho, escuché su respiración agitarse fuertemente.

Me levanté y me dirigí a Roger, quien se quedó inmóvil, viéndome fijamente a los ojos con todo el temor posible. Lo agarré del brazo y lo jalé para que me siguiera escaleras arriba. Al sentir su brazo, noté que estaba frío, quizá por los nervios.

-Compórtate con él, Jessica- Me ordenó mi papá cuando ya íbamos a mitad de las escaleras.

-No te prometo nada- Le grité en respuesta. Roger tragó saliva.

Llegamos al piso de arriba y rápidamente, lo dirigí a mi habitación. Cerré la puerta con seguro y casi se podía escuchar lo rápido y fuerte que latía el corazón de Roger.

-A ver, ahora sí, ¿qué chingados quieres?- Pregunté con furia.

Noté como Roger examinaba mi habitación para no verme a mí. Mi habitación tenía algunos pósteres de autos, equipos de fútbol americano, almohadas de balones de fútbol, colchas con figuras de luchadores y si no fuera muy masculina, el color azul oscuro la haría mucho más masculina y sin ninguna cosa femenina.

-Ya te conté que...

-Me vale si Norma está grave, en el hospital o dónde sea que esté y como esté. Por mí que se muera- Gruñí.

-¿Cómo dices eso?- Roger se ofendió y comenzó a enojarse- No venía a decirte que está en el hospital. Venía a decirte que...- Tragó saliva. No sabía cómo decirlo.

-¿Qué carajos? ¡¡Dilo!!- Grité y me acerqué a él.

Comenzó a hacerse hacia atrás con cada paso que yo daba hasta él, justamente como en el pasillo de la escuela. Chocó con la cama y calló boca arriba. Aproveché y me senté a horcajadas de él para tener todo el control.

-Por favor...quítate- Me imploró.

Estaba luchando con todas sus ganas para no verme, pues estaba en ropa interior. Miraba el techo, a sus lados o me miraba a mí pero no bajaba de mi cuello.

-Mírame- Le ordené. Me miró a los ojos y noté como el miedo se reflejaba- Completa.

-Mi mamá me enseñó a no ver a las mujeres hasta estar casado...

-Te lo ordeno- Gruñí.

Dócilmente, obedeció. Bajó su mirada hasta mi cuello, después a mi busto y acabó en mi ombligo. Sentía su mirada recorrerme como si me estuvieran pasando un cerillo. Me encantaba saber que probablemente, yo era la primera chica a la que había visto semidesnuda y me encantaba aún más la idea de pervertirlo. Después de repasar de nuevo mi torso, volvió a mirarme a los ojos y ahí nos quedamos, haciendo contacto visual por mucho tiempo. De hecho, parecían años. Lentamente, comencé a inclinarme hasta él sin tomar conciencia de lo que estaba haciendo. Nuestras respiraciones chocaban de lo cerca que estábamos y cuando creí que nos daríamos un beso, apoyó sus manos sobre mis hombros y cuidadosamente, me empujó para alejarme. Una vez más, me sentía tremendamente idiota y por lo tanto, me comencé a enojar.

-Vuelves a pararme y...

-Te piensa demandar- Me dijo, sacándome el aire como un golpe directo en el estómago.

Roger, Bunny RogerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora