Capítulo 50

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¡Sorpresa!💕

Despertó aquella mañana y como cada día colocaba los ungüentos del doctor Porter que había mejorado su pierna considerablemente, repasaba con sus manos en aquella cicatriz deforme sintiéndose tan sola que dolía

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Despertó aquella mañana y como cada día colocaba los ungüentos del doctor Porter que había mejorado su pierna considerablemente, repasaba con sus manos en aquella cicatriz deforme sintiéndose tan sola que dolía. No tenia manera de huir, no disponía de ningún medio para hacerlo y tampoco sabía a dónde ir. Cerraba sus ojos adoloridos y el único lugar donde ansiaba estar con todas sus fuerzas era ese vergel de hierba acunado por agua, ese lugar de amor donde solo estaban los dos y aquellas palabras dulces que habían calado en su corazón oculto haciéndolo salir a la luz de entre tantas Penumbras. Recordaba sus ojos sinceros, sus palabras tan cargadas de sentimientos, sus verdades lanzadas al viento como si todo fuera para siempre y no un vil engaño. Llevó las manos a su pecho angustioso que no entendía de sus cobardías y sus desplantes, de humillaciones y mentiras, solo necesitaba su abrazo y su voz calma diciéndole que todo estaría bien, que la amaba; pero es que no había en el mundo forma de perdonar tantas mentiras. Miró aquel anillo en su dedo, lo acarició como un hermoso recuerdo de un día perfecto que vaticinaba algo imposible y que nunca llegaría, una vida feliz.

—Bebito mío... mi niño pequeño... ¿A dónde iremos? No puedo pensar en nada malo para ti... no puedo... —sollozó conteniendo un hilo de voz que apenas expresaba sus miedos.

No vería a Freya, no la encontraría, y no hallaba manera de poder escapar de allí hacia algo mejor. Suspiró agobiada, sabiendo cual sería respuesta cuando William preguntara. A pesar de sus maneras detestables de tratarla por sus controles estrictos y de que no soportaba más su presencia constante rodeándola y agobiándola como una soga al cuello que poco a poco se va ajustando sin que lo puedas notar, decirle que sí al menos le daría tiempo y le permitiría ganar aún más su confianza para luego planear la mejor manera de escapar de aquella situación intolerable.

—Sé astuta Elena.. Astuta... —se repitió muchas veces para convencerse de que eso era lo correcto.

Aiden caminaba de un lado a otro de la sala revisando su reloj constantemente, abría la puerta y miraba hacia las caballerizas cómo preparaban los caballos, y volvía hacia la sala aguardando que desde la cocina apareciera Harry anunciando que el c...

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Aiden caminaba de un lado a otro de la sala revisando su reloj constantemente, abría la puerta y miraba hacia las caballerizas cómo preparaban los caballos, y volvía hacia la sala aguardando que desde la cocina apareciera Harry anunciando que el carruaje ya estaba listo. El sol aún no había salido en su apogeo y la claridad era sólo la suficiente para poder guiar los caballos.

Corazón en  PenumbrasWhere stories live. Discover now