Capitulo 3. Ethia.

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III

Ethia

Para cuando desperté el verde de mi habitación me inundo los ojos, hacia cerca de dos semanas en las que no estaba en mi habitación. Tenía un pequeño círculo rojo que había dejado la inyección del tranquilizante, me levante lentamente, la cabeza me daba vueltas. Ya no tenía puesto el uniforme de la flota, si no mi camisón de seda, la que Ethan me había regalado en mi cumpleaños. Sentí como mi cabello estaba suelto, eso jamás pasaba, siempre lo traía trenzado por la peluca, esta vez comencé a mover la cabeza de un lado a otro y me levante corriendo al espejo, cuando me vi-No mentiré- realmente me espante.

Mi largo cabello castaño estaba suelto y no traía puesto los pulpilentes.

Junto a la puerta de mi habitación estaban un par de maletas negras con mis pertenencias dentro, solo había una muda de ropa en el sillón individual que tenía cerca de la ventana junto a una nota.

Ethia:

Sé que estas confundida por lo de ayer -¿Lo de ayer? No recordaba nada- pero lo que hice fue por tu bien, en la sala de tu casa uno de mis soldados más cercanos al igual que tuyo esta esperándote para llevarte a la escuela de batalla en cuanto despiertes, Ethan dijo que esa era la ropa más cómoda para ti y fue él quien se encargo de la peluca y los pupilentes, claro, su muchacha de confianza fue quien se encargo de desvestirte, recuerda que para muchos dejaste de existir, solo puedes decir que habías salido de refugiada a otro lugar desde la muerte de tu padre, tu madre está de nuevo en una misión de reconocimiento y que Tom-Tom, ya recordaba todo- fue secuestrado por rebeldes quienes nos hicieron creer que había muerto, te veras con Tom esta tarde en la escuela de batalla como los viejos tiempos, suerte querida, gradúate con honores, no busquen problemas tu y Ethan, mis mas grandes decesos, Axios.

C.Lennox.

Me metí a ducharme antes de salir a la sala, la ropa que Ethan había escogido consistía en un pantalón negro de mezclilla, una blusa gris sisada mi chaqueta favorita de cuero negro-al menos en eso le atino- y unas botas negras. ¿Desde cuándo había adoptado ese estilo? No recordaba, solo pude reír cuando me vi  así vestida, hacia un largo rato que no salía del uniforma de la flota. Mire por la ventana, hacia frio. Me dirigí a un cajón en mi cómoda y saque una bufanda de cuadros grandes de colores verdes, rosas, grises y negros, ese era el poco color que llevaba encima. En el fondo del cajón algo llamo mi atención, era el núcleo de Laski.

Jamás lo traje conmigo, no sabía cómo había llegado eso hasta ahí, la última vez que vi a Tom “morir” el llevaba su núcleo junto con el de Emily. Más al fondo del cajón estaba el cuaderno, el único cuaderno que había podido rescatar de entre las cosas de Tom, lo tome y lo abrí, note su fina caligrafía marcada por doquier, pero en él había algo, un escrito que jamás había notado eran varias frases que había apuntado:

Hay una divinidad que determina nuestros designios, aunque los desbastemos a nuestra voluntad.

Fue como si esa pequeña frase me quitara una venda de los ojos, pero no sabía qué era lo que no había estado viendo hasta ahora. Tomé el cuaderno y no metí a la maleta, el núcleo de Tom lo guarde en mi chaqueta y me dispuse a salir con mis cosas a la sala. Pude reconocer a la persona que estaba sentada en el sillón de espaldas a mi habitación, estaba leyendo un libro físico, hacía tiempo que no veía uno así, era viejísimo, viejísimo, pero bien conservado. Me aclare la garganta y el sonido que hacían las puertas al cerrarse lo hizo voltear hacia mí y cerrar su libro -en la cual en letras doradas sobre una portada verde decía “Los clásicos”- y se puso de pie. Con que ese era el soldado de confianza de Lennox.

United Until The War. #WOWAwardsWhere stories live. Discover now