Capitulo 2: Reencuentro

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II

Ethia

-Capitán – me saludo un cadete mientras pasaba por el pasillo central rumbo al centro de operación de la nave Dracus.

-Soldado - le devolví el saludo militar y seguí adelante.

Portaba mi uniforme blanco con dos franjas negras a los costados.

Las puertas se abrieron frente a mí y me encamine al centro de la sala. Recibí saludos como de costumbres de cadetes y soldados que empleaban labores ahí.

-Buenos días soldados – me limite a decir, fría y calculadora como siempre.- ¿Qué hay de nuevo? – pregunte a el soldado Carter, el que estaba encargado del monitoreo diario.

-Todo va bien capitán, como hace un día.

-Eso es bueno. Los rebeldes se han retirado, de seguir así nuestras ciudades volverán a la normalidad pronto.

-Eso esperamos Señor – termino de decir Carter sonriendo, siempre muy optimista.

-Ok, iré a dar una ronda al lugar. Avísame si pasa algo.

-Señor, sí señor.

Salí del centro de operaciones de la nave que flotaba sobre la ciudad –Dracus- rumbo a la sala de entrenamiento. Cuando llegue ahí vi que estaba vacía, así que aproveche.

Encendí el simulador de batalla y tome mi arma favorita “Clux”. Empecé a disparar a diestra y siniestra.

Las imágenes iban y venían en mi mente como si acabaran de suceder ayer, aun dolían, la muerte de mis padres, el ataque de los rebeldes, la vez que atacaron a las escuelas, la perdida de Emily, la primera vez que conocí a Tom y la última vez que lo vi tirado en ese campo de batalla. Jamás encontraron el cuerpo o el núcleo de Tom, era como si se lo hubiera tragado la tierra.

Las simulaciones ayudaban a relajar mi mente.

El cumpleaños número doce de Ethan que celebramos en la casa de mi padres junto con Cantum –Lennox. Extrañaba fuertemente a Emily, ella sabia como calmarme cuando los malos recuerdos invadían mi mente.

-Capitán  Firebird – me llamaron por el altavoz. Detuve la simulación, regrese el arma a mi cinturón, respiré fuertemente y salí de las sala de simulaciones.

Frente a mi estaba parada Lina, la asistente de Cantum.

-¿Qué pasa? – le pregunte.

-La necesitan en el puente.

Agradecí y me dirigí hasta allí. Cantum –que hasta la fecha había sido como mi segundo padre- estaba parado en posición de descanso con la vista al horizonte y recargando su peso en el barandal.

-Akira – me llamó.

-¿Qué sucede? – me pare junto él y me perdí viendo al horizonte.

-Dentro de seis meses viene tu cumpleaños número 18.

Sabía que significaba.

-¿Y?

-Te quiero en la escuela de batalla a partir de mañana.

-No – conteste fría – no lo hare.

-Tienes que hacerlo, sabes que te buscaran para hacerte pruebas y descubrirán todo. Akira te pareces demasiado a tu madre y eso los ha mantenido distraídos un par de años, pero cuando te estudien se darán cuenta de esta farsa.

-puedo esconderme como lo he hecho todo este tiempo.

-No Akira, es una orden.

-Ya estuve en la escuela de batalla años atrás.

-No es lo mismo, estabas como refugiada, además la abandonaste antes de terminar tu curso. Y ahora debes cursar el nivel superior, con el que te graduaras y tomaras el puesto oficial. Podrás ser capitana de verdad, serás Ethia ante todos y ya no más Akira. Podrás ocupar tu verdadera identidad.

-No, no por favor, no quiero cursar junto a mi hermano.

-¿No crees que es extraño que la hija de los mejores capitanes de la flota Dracus siga perdida? – Me cuestiono fuertemente – es hora de salir, de usar jeans, tenis, chaquetas, tirarte un polvo con alguien - ¿De verdad?- dejar el uniforme atrás.

-No me hagas esto. No quiero volver – le suplique – no quiero recordar nada.

-Entonces después de cursarla sométete a la lobotomía. Ya podrás hacerlo por tu cuenta, serás mayor de edad y será tu responsabilidad el perder tus recuerdos.

-Seri muy raro compartir la escuela con los cadetes a los que les doy órdenes todos los días. ¿Qué les dirás? ¿Qué mi madre se fue a otra misión suicida?

Cantum no dijo nada, no podía. Ni siquiera yo podía negarme, Era él quien daba las órdenes y Akira obedecía.

-Supongo que negarme no me sirve de nada ¿no? –pregunte.

-No, mañana enviare a alguien por tus cosas y por ti mas tarde. ¿Piensas estudiar lo mismo que tus padres? – Asentí – te felicito.

Guardamos un silencio cómodo mientras seguíamos contemplando el horizonte, era una de las actividades favoritas que compartía con él. El viento ondeaba mi cabello rojo. Desde que había tomado el puesto de mi madre usaba el cabello rojo. Mi cabello era castaño por natural y mis ojos como un caleidoscopio, solían cambiar de color con la luz. Pero los de mi madre eran azules, así que usaba pupilentes.

Lina salio corriendo al puente alarmada.

-Señor.Una nave rebelde pide permiso para aterrizar aquí.

United Until The War. #WOWAwardsWhere stories live. Discover now