Él se detuvo un momento y la miró fijamente.

—¿Quién era la chica?

—¿Qué... qué chica?

—Deja de fingir. La que se chocó contigo.

Charlotte. Alice abrió la boca para responder, pero se había quedado sin palabras. Rhett enarcó una ceja cuando vio que se quedaba en silencio. ¿Se suponía que debía decírselo?

—Nadie importante.

Él la miró unos segundos en completo silencio. Alice tragó saliva. Entonces, Rhett sacudió la cabeza y esbozó una sonrisa irónica.

—Nadie importante —repitió.

—Ella es... —¿por qué era tan difícil decirlo?—. Es complicado, Rhett.

—Hoy en día, Alice, no hay nada que no lo sea.

Cuando vio que ella volvía a quedarse en silencio, hizo un ademán de pasar por su lado, pero Alice lo detuvo agarrándolo del brazo. Para su sorpresa, Rhett se detuvo y la miró.

—Está relacionada con Alicia —murmuró.

No pareció que cambiara mucho su expresión.

—Muy bien.

Quería que siguiera, obviamente. Alice lo pensó muy bien.

—¿Te acuerdas del día en que tú y Max la encontrasteis? ¿Cuando murió y os quedasteis con Jake?

—Sí —esa vez sí que pareció interesarse más por el relato.

—Pues... Alicia no estaba sola —murmuró Alice, muy atenta a su reacción—. Esa chica, Charlotte, había estado con ellos un minuto antes.

Rhett dudó un momento antes de fruncir el ceño, confuso.

—¿Cómo...?

—Cuando Alicia encontró a Jake, Charlotte cuidaba de él. Decidieron juntarse para seguir cuidando de él. Y se... bueno, no sé qué sentía Charlotte, pero Alicia se enamoró de ella.

Él la miraba fijamente, sin parpadear. Parecía estar cada vez más confuso, pero no decía nada. Alice se estaba poniendo muy nerviosa.

—El día en que dispararon a Alicia, Charlotte estaba con ellos. Cuando Alicia vio que se estaba muriendo, le pidió a Charlotte que huyera con Jake, pero no lo hizo. Se marchó sola. Los... los abandonó. Jake consiguió esconderse a tiempo. Y vosotros aparecisteis cuando fueron a por Charlotte. Dudo que la encontraran ese día.

Pausa. Rhett seguía sin decir nada. Alice perdió la paciencia.

—Di algo —murmuró.

Pareció reaccionar. Parpadeó, sorprendido.

—Bueno... no era lo que me esperaba.

Al menos, ya no parecía enfadado. Alice le soltó el brazo y le puso la mano en el hombro, suspirando.

—No quería verla —murmuró—. Lo siento. Pero no podía.

—¿Te reconoció? —preguntó él—. Quiero decir... has cambiado bastante, ¿no? ¿Alicia no era rubia y con los ojos castaños?

—Me reconoció de todas formas. ¿Tú no reconociste a Emma?

Él se tensó un poco al oír el nombre.

—A ella no la cambiaron —dijo en voz baja.

Hubo un momento de silencio. Rhett apretó los labios.

Ciudades de Humo (¡YA EN LIBRERÍAS!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora