25|Destruir

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Logan sigue sin decir nada y cuando estoy a punto de agregar algo más, un simple comentario, él me quita la palabra.

—Fue Kayla —musita, enojado, pero analizando todo.

‹‹¿Cómo recuerda su nombre?››

Parece leer mi mente, porque al instante responde:

—Kayla hizo viral un vídeo en el que te ves en una esquina, escuchando cada una de mis palabras y luego, sales llorando de ahí —cada palabra que dice está llena de dolor e impotencia—. En el momento, me dio igual, eras la responsable de mi enojo y por mí estaba bien ese daño, quería que supieras una pizca de lo miserable que me sentía. Pero..., ahora es diferente.

‹‹Ahora es diferente››, me quedo con esa frase. En definitiva, lo es, ambos crecimos y nos desconozco de lo que éramos antes.

No digo nada, no tengo nada que decir. Yo lo herí y él me hirió, no al mismo nivel, pero ambos pasamos por un mal tiempo. ‹‹Tal vez quedamos a mano, después de todo››.

Los minutos en silencio se prolongan demasiado y la ansiedad me empieza a golpear duro a cada segundo, en especial al verlo sufrir así con lo que he dicho. Ni siquiera sé por qué Logan se siente tan culpable por algo que pasó ya hace unos años y en lo que él solo fue un elemento para herirme, un peón. Apenas éramos unos niños, no sabíamos que era amar ni nada por el estilo. Y en cuanto a la humillación, pues mis soluciones fueron salir del foco de atención, convertirme en lo que soy ahora y alejarme de Kayla lo más posible.

—Ey —rompo el silencio, no queriendo dejar las cosas así—. No tengo la menor idea de lo que está pasando por tu cabeza, pero basta. Eso pasó hace años —el nudo que estaba en mi garganta se ha disminuido, pero no las lágrimas—, crecimos y cambiamos. No soy la misma yo de doce años y tú tampoco. Y por suerte, Kayla se olvidó de mí y se fue de la ciudad, para siempre.

Su mirada se cruza con la mía y sus ojos están inyectados en sangre, no estoy segura, pero pareciera que quisiera llorar, sin embargo, se ve con toda claridad que está sofocando ese sentimiento a toda costa.

—Si vas a llorar —agrego en un susurro, sin importar las líneas mojadas que recorren mis mejillas, aunque yo no lo quiera así—, llora. Ya he llorado lo suficiente enfrente tuyo como para tener vergüenza. Extrañamente, nos estamos abriendo el uno al otro. Tómalo como un lugar seguro.

Le he confesado una parte de lo que me ha convertido en quien soy y no tener una reacción visible de su parte me quebranta y hace brotar una ansiedad en mí, pues no esperaba silencio viniendo de él, una explosión es lo que siempre se obtiene. Sin embargo, su silencio no ayuda en estos momentos; quiero acción, palabras, que me diga qué va a pasar con nosotros ahora.

—Lo siento —su voz es apenas audible.

Siento mi valor interno flaquear un poco, nadie de aquel entonces pidió disculpas por lo que me hicieron y yo solo huí de ellos, escondiéndome en mi mundo. Logan toma mi mano en la suya y la acerca a su rostro, dejando un húmedo beso en cada uno de mis nudillos. Aún con sus labios en mis dedos, dirige su mirada a mí. Por fin, está llorando. De esta manera me deja verlo en su estado más vulnerable que jamás haya visto. El corazón se me encoge de ver al chico más fuerte de toda mi escuela en este estado. Siempre ha parecido que le vale todo, pero ahora parece que le importa todo.

—Logan —musito, intentando ladear la cabeza y empezando a llorar aún más. Ahora que lo recuerdo, estúpido período a punto de llegar que tiene que hacer que me ponga mucho más sensible.

Por nuestras miradas sé que esta situación me duele tanto a mí como a él. No obstante, necesito que hable, que me ayude a disipar el inicio de estas inseguridades que se quieren escapar y el miedo que quiere volver a crecer.

El deportista y ¿la nerd? [PI #1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora