17|Una cita, o tal vez dos

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Logan y yo no compartimos más palabras, solo la música que llenaba su auto; de hecho, intento hacer una broma sobre cómo nuestra "cita" —según él— no podía estar completa sin una cena. No obstante, ya no me sentía cómoda y le dije que con los juegos me bastaba. Lo vi muy decepcionado, pero su carita brilló en el momento que le dije que había pasado un buen rato y que mientras duró, me había divertido mucho. Aparte de eso, la semana que ha pasado ha sido de lo más normal, no nos hemos visto en lo que va del día, ni siquiera en matemáticas, pues Collins se tuvo que ausentar y no hubo nada.

Regreso a mi casillero para dejar algunas cosas y recoger otras para las clases que me quedan, en eso mi celular empieza a vibrar en la bolsa trasera de mis pantalones, dejo el libro más grueso adentro y reviso el remitente. Es una llamada de mi castaña favorita.

—¿Qué hay, castaña? —saludo a través de la línea telefónica, sosteniendo el celular contra mi hombro mientras sonrío.

—¿Cómo le fue a mi pelinegra con su cita? —canturrea con burla y mi sonrisa desaparece al instante.

Casi dejo caer uno de mis libros de la repisa de mi casillero al escucharla hablar con ese tono tan sugestivo. Tal parece que mis amigos saben cómo ponerme nerviosa en segundos y hacerme cambiar mi ánimo. Sostengo todas mis cosas y las meto a como caigan en el interior, luego las puedo arreglar.

—Cállate —espeto sin esperar más, cerrando los ojos y negando con la cabeza.

—Noup —me la imagino negando y con una sonrisa muy grande de suficiencia, divirtiéndose a costa mía—. Dime, ¿hubo besitos?

—Nou —replico en un hilo de voz muy agudo. Hago un rápido mohín, reprochándome por el tono en que lo dije, pues no fue de ayuda.

Una risa de diversión se escucha por la línea.

—Ese tono ya te delató, amiga —sin pensarlo choco mi frente contra mi casillero y se produce un pequeño estruendo más un quejido de dolor—. No me digas que hiciste lo que pienso que sí hiciste.

Frunzo el ceño, aun sintiendo el metal helado contra la piel de mi frente. El simple hecho de pensar en lo de esa noche no me deja estar tranquila conmigo misma, ha sido una semana desde entonces y las sensaciones se sienten recientes. Como si fue ayer.

—¿Golpear mi frente contra el metal de mi casillero? —intento constatar, a lo que solo se escucha un pequeño sonido de afirmación—. Entonces, sí.

Becca empieza a reír con una delicada risa, nótese el sarcasmo. Tengo que alejar el celular de mi oído para no quedar sorda por la gran risa de mi amiga, que de seguro se escucha a tres cuadras.

—Deja de burlarte de mi dolor y dime cómo te va en Londres —decido parar con su burla y de paso, cambiar de tema. Algo que no me incluya a mí.

Escucho un suspiro.

—Pues todo va súper genial —se escucha que camina un poco—. Soy compañera de cuarto de Chloe y pienso aprovechar esta oportunidad para ver que puede suceder entre ambas.

—Mmm... —hago un sonido sugestivo e intento reír pícara, pero solo sale un sonido extraño, a lo que yo misma hago una mueca antes de agregar—: Hazla tuya, tigre.

—Sí, claro —responde de mala gana, pero cambia al instante cuando añade—: Igual que tú con el deportista —sugestiva, su risa es igual de pícara y mucho mejor que la mía, aun así.

—¿Sabes qué? Tengo clases a las que asistir —y cuelgo sin más.

Conociendo a Becca de seguro se ha quedado riendo de mí y mi molestia. Como siempre, le encanta fastidiarme y si tiene que ver con Logan, para ella es como ganar puntos dobles.

El deportista y ¿la nerd? [PI #1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora