Capitulo XXXIII

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Con dolor caí al suelo, al hacerlo pude darme cuenta que Damaeth, Noah Nicholás y Katia se retorcían en el suelo

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Con dolor caí al suelo, al hacerlo pude darme cuenta que Damaeth, Noah Nicholás y Katia se retorcían en el suelo. Sus gritos interrumpian el rotundo silencio que reinaba en el lugar.

Neall mantenía en sus manos el grimorio mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.

Él estaba disfrutando el sufrimiento de todos, éste no era mi hermano.

Intenté moverme pero nada sucedía, Neall había hecho un hechizo para detenerme al igual que los demás.

—Bueno, ya que estamos todos aquí reunidos, creo que será mejor que me entreguen los tesoros sagrados—dijo él mientras se acercaba a Damaeth.

Primero tomó la espada del rey y después el resto de objetos. Él se alejó para recoger algo del suelo, tan pronto lo vi supe que era: la armadura de las bestias.

Todos los tesoros por buscar estaban juntos y ahora él los tenía.

—Neall, escuchame—rogué.

—Oh pobre Morgan, sabes, te detesto demasiado. Siempre tú, la princesa perfecta y que puede hacer lo que se proponga— pronunció él con rencor—. Estoy harto de vivir bajo tu sombra.

Sus palabras me causaron una punzada mucho más aguda qué cualquier otra que haya sentido antes. Verlo decir eso con aquella mirada helada, me partía el alma en dos.

Cortas lagrimas se asomaron por mis ojos, un sentimiento de perdida me embargó. ¿Cómo traería a mi hermano a sus sentidos nuevamente? ¿Y sí en realidad él pensaba eso de mí?

La duda y la frustración se enfrentaban en mi cabeza mientras observaba como Neall observaba fijamente aquél tétrico árbol. Unos minutos después unos seres aparecieron entre la neblina.

Los tres demonios como suponía, sus horripilante rostros inclinaron la cabeza y sonrieron al posicionarse frente al árbol.

—Ya casi es hora —dijo uno de ellos mirando a Neall.

Él sólo asintió y se me acercó.

—Lo siento hermanita pero necesitaré tu sangre—comentó antes de pasar una afilada cuchilla por mi muñeca sin titubear.

La sangre comenzó a salir de inmediato y al instante Neall empezó a recitar un hechizo.

«O regina inferis reliquis cubiculorum in tenebris. Transcendit terram descendere dicam tuis. O Dei huc.»

Mi sangre empezó a dirigirse hasta la que habitaba el alrededor del antiguo roble.

El sol ya se estaba ocultando, la noche quería llegar rápido al igual que la tragedia. Mire al cielo y la luna era de un color tan carmesí como la mismísima sangre.

Cuando ésta se posicionó en la cima, varios relámpagos comenzaron a sonar. El cielo quería dividirse; algo anormal estaba sucediendo. Por un momento creí que estaba viendo visiones cuando la luna se triplicó por un lado y después se duplicó por el otro.

Academia Pharisse  [Saga Reyes Vampiros] #PGP2019Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora