Academia Pharisse [Saga Reyes Vampiros] #PGP2019

Capitulo XIII

Me encontraba en la clase de combate, observaba como mi hermana practicaba junto al entrenador. Desde pequeña ella siempre mostró su valía a la hora de defenderse, ya sea física o emocionalmente.

Por otra parte yo era más calmado y analítico, todo lo contrario a Morgan pero sí en algo eramos parecidos es en nuestra determinación.

Era mi turno de realizar un combate cuerpo a cuerpo contra el entrenador, suspire algo nervioso mientras me acercaba a él.

Esperé a que hiciera el primer movimiento para evadirlo y acertarle un golpe en su abdomen, podía leer todos sus movimientos. Pasaron más de cinco minutos en el que repartíamos y evadíamos los golpes mutuamente.

El entrenador dio por terminada nuestra sesión y prosiguió con otro estudiante hasta que se acabó la clase.

Me acerqué a mi hermana quien se encontraba molesta peleando con Noah, reí ante la escena. Ella por naturaleza era mandona y vivaz pero jamás había chocado tanto con alguien.

—Eres insoportable — dijo Morgan mirando mal a Noah.

—Sabes que adoras que sea así —respondió el susodicho —. Tus pensamientos proclaman mi cuello como su señor.

—¿Por qué pelean ésta vez ?—pregunté interrumpiéndolos.

—Noah no quiere decirme de quien sospechan.

—Ya te dije princesa que no fue idea mía —comentó Noah señalándome con su dedo.

—Él tiene razón —respondí sonriendo—. Fue mi idea.

Ella inmediatamente volteó a verme con su intimidante mirada que no tenía efecto en mí para después hacer un puchero. Al ver que no le hacía caso sólo sonrió y negó con la cabeza.

—Está bien, ya entendí —dijo ella—. Te deseo suerte, se que no fallarás, nunca lo haces.

Me despedí de Noah y de Morgan al dirigirme a mi próxima clase, ellos tenían practica elemental y quienes no mostraban tener ese don eran enviados a clase de arte contemporáneo.

Llegué al salón y solo se encontraba una chica castaña que siempre llegaba temprano, sus dedos estaban sobre un pincel pasando trazos, me acerqué por detrás y me quedé en silencio al observar lo que pintaba. En medio de la hoja había un demonio gigante sobre una montaña de cadáveres.

Ella al verme arrugó la frente y me apuntó con su pincel, me alejé de ella y segundos después entraron el resto de estudiantes sin don. En total eran doce, siempre que me veían lo hacían con burla así que apreté mi mandíbula fuerte.

Sabía que para todos era raro ver al próximo rey de Jenovia sin tener un don que representara su poder. Todos me comparaban con mi hermana como si fuese el fracaso familiar. No me afectaba en absoluto lo que ellos pensaran porque el don no definía mi capacidad de liderazgo pero detestaba sentirme impotente en situaciones complicadas.