Dulce Tormento © #1

Capítulo 27

Mi mamá era bastante comprensiva, me dejaba ir a fiestas y hasta hacer noche de chicas en casa, una vez me emborraché delante de ella pero ella estaba tranquila por el hecho de que estuviera en la casa. Todas mis amigas la amaban, sobre todo cuando nos llevó a todas a la playa, fue el último verano que pasamos juntas.

Esa única vez que me prohibió ver a Jeremy yo dije que obedecería, pero luego Jeremy me pidió tantas veces disculpas y me prometió que jamás se volvería a repetir que finalmente le creí, eso fue lo peor que pude hacer. Un mes después me invitó a una fiesta y mi mamá no me dejó ir, fue cuando decidí escaparme y esa noche, cuando mi mamá se dio cuenta que no estaba en mi habitación y fue por mi a la fiesta... fue el accidente.

Definitivamente no quiero hablar con Any de lo que ha estado pasando con Justin para que ella me diga todo lo que sabe de él y luego resulte teniendo razón. Al fin y al cabo Justin no me interesa, todo lo que ha pasado ha sido una estupidez que debo olvidar.

***

-Adiós Tomás -besé su mejilla-. Recuerda que hoy vengo por ti a la escuela -me despedí cuando él bajó del auto.

-No lo olvido, dile a Any que me divertí ayer -sonrió alejándose.

Había sido una tarde agradable con ellos, Any hasta se entusiasmó con uno de mis libros y se lo llevó, aunque confesó que no era fanática de la lectura, definitivamente le gustó la reseña de ese libro y quería leerlo.

-Hoy haremos algo de deporte, vayan todos a cambiarse su ropa de deporte -dijo la profesora en cuanto entró a la última clase del día.

-No tengo ropa de deporte, no sabía que había que traer -le dije.

-Se les avisó ayer.

-No vine, estaba enferma -me excusé.

-Bueno, no te preocupes -me dijo ella sonriente-. Me ayudarás hoy, partiendo por traer los balones de basquet y voleibol desde la bodega del gimnasio -estiró su mano entregándome las llaves.

-Ok -fruncí los labios.

Caminé hasta la bodega tranquilamente, prefería estar ayudando a la profesora antes que hacer deporte, jamás he sido buena para los deportes, los balones siempre terminan golpeando mi cabeza. Al abrir dejé las llaves colgadas en la puerta y comencé a sacar los balones, estaban en un saco gigante que comencé a arrastrar hasta la puerta. Cuando estaba arrastrando el tercer saco de balones escuché la puerta cerrarse de golpe y voltee asustada, me asusté más aún cuando vi a Justin de pie mirándome.

-¡Idiota! Me asustaste -le grité.

-Misión cumplida bro, me llamas al celular -gritó Ryan desde afuera.

-¿De qué habla? -le pregunté a Justin que sonreía extrañamente.

-Estamos encerrados -dijo con su sonrisa intacta-. Tu y yo aquí solos, te dije que no te daría escapatoria.

-Ok -reí-. No estoy para juegos Justin, ¿viniste a ayudar o algo así?

-No estoy jugando, compruébalo -señaló la puerta.

Me acerqué e intenté abrir una y otra vez, efectivamente estábamos encerrados.

-No puedes estar haciendo esto -cerré los ojos con fuerza-. ¿Qué pretendes? La profesora va a venir por los balones y me sacará de aquí.

-No, los sacos que dejaste fuera los llevó Ryan. Quiero me expliques ¿por qué demonios eres tan bipolar, por qué me odias, por qué cambias conmigo de un momento a otro?, etc -me dijo con sus manos en los bolsillos.

-Porque esa es mi personalidad, ¿por qué te cuesta tanto entenderlo? -lo miré con mis ojos muy abiertos, estaba sorprendida de que estuviera llegando tan lejos.