Psicólogo.

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-¡No puedo con esto! ¡Tienes que venir! – Gritos, y más gritos. Tom cerró sus ojos. – ¡Jorg, no puedes ignorar todo esto, son tanto tus hijos cómo los míos! ¡Esto es...! ¡Me importa una mierda tu trabajo de mierda! ¡¿Ah si?! ¡¿Entonces debo solucionar todo yo?! ¡¿Qué tiene que ver que sea mujer?! ¡Y tu los vez una vez al mes! ¡¿Qué... qué?! ¡Eso...! ¡¿Ah?!¡Machista de mierda, ya vas a ver, voy a llamar a mi abogada, eres un basura, un infeliz, un padre de mierda! ¡Gracias por ser el peor padre del mundo para tus hijos! ¡Gracias Jorg!

Silencio. Tom abrió sus ojos, no podía calmarse, no podía relajarse, no toleraba los gritos entre sus papas, y menos cuando era totalmente consciente de que la razón de esos gritos, eran ellos dos. Los dos habían metido la pata. Tom no sabía realmente qué era lo que había hecho mal, pero le bastaba con desviar la mirada hacia la silla de al lado, y mirar cómo el cuerpo de su hermano machucado aun temblaba, del miedo suponía, él tenía sensación en el pecho desde que lo había visto en el suelo del campo, y sabía perfectamente qué esa sensación de miedo no era propia. Bill debía estar muriéndose del miedo. ¿Porqué? No entendía, no podía pensar con claridad. Se sentía aturdido y confundido. Algo malo había ocurrido. Tom no entendía qué, no había manera, pensaba y pensaba y no podía entender qué había pasado. De vuelta a casa, nadie respondía sus preguntas, nadie le miraba si quiera, asique simplemente dejó de hacerlas y sus lagrimas dejaron de salir.

-¡Mierda! – Gritó su madre en algún lado de la casa, el living, supuso Tom. – ¡Atendeme hijo de puta! – Y luego, un golpe seco. Su madre había golpeado algo, la piel de Tom se erizó. Silencio, un largo y tenso silencio. Tom miró a Bill, sin ser correspondido.

-¿Mamá estará bien? – Pregunto, totalmente nervioso, angustiado. El ruido fuerte lo había descolocado. Su gemelo no respondió, ni se movió. – ¿Bill? – Le llamo, pero este seguía hipnotizado mirando hacia abajo, parecía que no le escuchaba. Sus parpados empezaron a pestañar a toda velocidad tratando de no largarse a llorar, pero ver a Bill así de raro le ponía tan mal que apenas podía aguantarse el llanto.

Pero no podía llorar, y menos sabiendo que su mamá también estaba mal, y que no podía comportarse de una manera tan infantil. Iba a ser fuerte por su mamá, y su gemelo. Lo que menos necesitaba su mamá ahora era qué él también estuviera mal. Lo principal era Bill.

La puerta de entrada se abrió y un alterado Gordon con bolsas de supermercado entró casi a toda velocidad. Las dejó sobre la mesada de la cocina, y les hecho una mirada rápida a los gemelos. Tom pedía respuestas con la mirada, en cambio Bill... Bill si quiera se mosqueo con su presencia.

-¡Te odio, hijo de puta, te odio! – Tom cerró sus ojos, totalmente alterado, y Gordon corrió hasta el living. Cerró la puerta a penas entró. No quería que los niños vieran a su madre tan alterada. Los ojos de la mujer que amaba le trasmitían puro sufrimiento, angustia y furia y le mataba no saber cómo hacer que eso cambie. Se sintió un inútil por unos segundos.

-¿Porqué esos gritos? – Preguntó, y luego observó el celular destrozado en el suelo. – Eso quiere decir qué...

-No le importa. No le importan sus propios hijos... no los quiere... - Simone lloraba sin cesar, y apenas podía respirar. Estaba muy angustiada, no sabía qué hacer con Tom. No sabía que hacer con Bill. No podía con los gemelos. No podía con la situación. Necesitaba ayuda y nadie estaba proporcionándosela. No era broma criar a dos hijos sola, y menos si son gemelos que se quieren matar entre si. – Soy la peor madre del mundo, le di a mis hijos un padre que no los quiere en lo absoluto.

-Amor no digas eso... – La mujer rompió en llanto. – Ei, mirame. – Llevo sus manos a su cara, levantándole el mentón. – Nunca digas que eres mala madre, nunca conocí a nadie que amara tanto a sus cómo vos lo haces. Asique no te eches la culpa por algo que no puedes cambiar. Jorg es un hijo de puta y es un pelotudo por no querer disfrutar de sus bellos hijos. – Simone levantó la mirada, seguía angustiada.

-Fear-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora