Trauma.

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Meses pasaron, cinco para ser exactos desde ese día. Tom se hundió en la soledad. Sus padres y él habían tenido varias discusiones por su cambio repentino de actitud. No se sentía bien con su cuerpo, ni con él mismo y eso le carcomía la cabeza.

Seguía su vida como si nada, pero evitaba relacionarse con la gente. Parte de su mente se había roto. No confiaba en su cuerpo. Se sentía asqueroso, repulsivo. No sabia con quien hablarlo ni con quien lidiarlo. Jugaba al básquet más intensamente que antes, se había puesto obsesivo con el tema ya que gracias a eso evitaba la realidad.

—Andreas, vos marcas a Tom. —Tom no quería saber nada con Andreas, y su capitán lo había notado, todos lo habían notado, por eso mismo era que en el entrenamiento los habían puesto de marcas para que Tom solucionara sus problemas, ya que el entrenador había preguntado a Andreas que había pasado entre ambos pero este dijo no tener ninguno problema con el rastudo, simplemente dejó de ser su amigo y no entendía porqué.

[...]

Pase va y pase viene. Pero como lo habían sacado de pívot y lo pusieron en otra posición no podía concentrarse bien.

Andreas tomo la pelota, Tom lo miró a los ojos. Ambos se miraron a los ojos, el tiempo pareció detenerse. Andreas quiso sobrepasarlo, pero Tom se puso firme y evito que lo pasara. Firme y con brazos arriba, siguiéndolo, logró acorralarlo en la esquina de la cancha.

Andreas estiró su codo y tratando de salir siguió picando la pelota, a más no poder, empujó, empujó, empujó. Clavar su codo contra el pecho de su amigo no era falta, pero Andreas era muy bueno para lastimar contrincantes sin hacer falta y sin dejar evidencia alguna y ganar.

Puso su brazo a la altura de la cintura de Tom y este se percató del movimiento.

—Ni lo pienses. —Amenazó Tom, Andreas por su parte le miró, levantó los brazos amagando un false pase a su compañero y cuando quiso hacerlo Tom levantó sus brazos en alto dando un pequeño salto para evitarlo y cuando Andreas bajo su nivel para pasarle por debajo, Tom quizo bajar su nivel pero la pierna del rubio quedo entrelazada con la pierna del morocho y ambos cayeron al suelo.

Tom cayó de espaldas, golpeándose la cabeza y Andreas cayó sobre él, sin soltar la pelota.

¡Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!

Tom escuchó el ruido del silbato a lo lejos. Muy a lo lejos. Pero sintió la pierna de su amigo entre las suyas y el pánico le hizo perder la cordura. Comenzó a empujar su adolorido amigo lejos, como si de la peste se tratara, todos sus compañeros se extrañaron con el comportamiento.

Tom empujó a Andreas de la forma más desesperante y exagerada a nivel tal que se alejó de él tan rápido que hasta no quedar lo más lejos posible no pudo respirar de forma normal. El rubio quedo boquiabierto al ver a su amigo llorando frente a todos. La mayoría del equipo lo asoció al golpe de la cabeza, pero la forma en que Tom evitó que su entrenador le tocara los hombros y la manera en que se levantó para irse corriendo al vestidor definitivamente le dio señales claras de que algo no estaba bien con su mejor amigo.

[...]

Tom llevaba varias semanas caminando otro recorrido a casa para llegar más tarde y evitar la hora de la cena. El viento estaba bastante frio, pero respirar aire frio le hacia sentir bien. Inhaló y se detuvo. No tenía apuro para llegar a casa. Inhalo nuevamente, esta vez, sintiendo paz, exhaló de forma lenta y profunda. Abrió sus ojos otra vez, y su mejor amigo estaba allí.

—No te estas comportando como una persona que esta bien de la cabeza. ¿Sabes? —Tom dio un paso para atrás, pero notó al instante qué Gema estaba ahí.

—No vas a ningún lado chabon. —Dijo Gema, sonriendo.

—¿Qué mierda quieren? —Tom tardó en conectar cables y entender que le habían estado siguiendo de la escuela sin que él se percatara.

—Si amigo, patético, ¿Verdad? Una intervención, pero...¿Qué otra cosa esperabas? No contestas el teléfono, y me ignoras por completo a mi y a todos los seres que te rodeamos.

—Anda a cagar. — Dijo Tom, a lo Andreas levantó sus cejas incrédulo de su respuesta, Tom se soltó de su amigo y empezó a caminar mucho más rápido. Andreas no iba a dejar esto así como así. Tenia que solucionar las cosas con Tom ese día o no podría seguir llamándose su amigo. Incluso hasta Simone le había preguntado si sabia algo de su hijo, porque ella mismo notó cambios rotundos en su comportamiento. Él sabia que era lo único que había cambiado en su vida era una sola cosa, más bien, una persona.

Como era de esperarse, Andreas, quien siempre fue más rápido que Tom a la hora de correr, le alcanzó y le sujetó de los hombros obligándole a detenerse y eso fue demasiado contacto físico para él. Ese lado de su personalidad que no podía controlar, despertó. Tom se soltó y comenzó a llorar, alejándose de su pareja amiga y cayendo contra la pared de una casa en completo descontrol y hundido en un llanto tremendo.

Andreas y Gema al no poder calmar la situación y darse cuenta de lo incontrolable que estaba, optaron por llevarlo a la casa de el rubio para así hablar de forma más tranquila.

[...]

Tom quiso irse en el minuto uno en el que entró en la casa de su amigo, luego de una larga discusión sobre la nada misma Andreas perdió la paciencia y le gritó con la verdad.

—¡Basta de decir estúpideces! ¡No soy tu madre Tom, se perfectamente que estas así por tu hermano! ¡¿Lo seguiste viendo no?! ¡¿Que pasó entre ustedes dos?!

Tom paralizado y no queriendo recordar se hecho en llanto y llego a la conclusión de que contarle era mejor que no contarle y escupió todo lo que había pasado ese día.

-Fear-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora