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Por alguna razón Yoongi y yo nos quedamos dormidos en la cama, supongo que nos ganó el cansancio de tanto esperar un milagro. Lo que interrumpió nuestro sueño fue el celular de mi hermano, que sonaba fuerte y con una canción de rap que yo no conocía.

Cómo él es tan perezoso como para pararse, yo fui la que tuvo que ir a su bolso para sacar el celular y mirar quién era. Fruncí el ceño extrañada del nombre que mostraba el celular.

— Es Seokjin.— Le extendí la mano para mostrarle el celular.— ¿Por qué te llama Seokjin?— Le pregunté.

— Será para decirnos que también se quiere venir con nosotros.— Se sentó con fastidio en la cama.— Parece que papi Deukook dejó de tratarlo bien. A ver, dame.— Me pidió el celular y se lo dí.— Aló.— Contestó a la llamada.

— Pon el alta voz.— Le susurré sentándome a su lado, y él lo hizo.

— ¿Dónde están?— Preguntó Seokjin.

— ¿Para qué quieres saber?— Habló Yoongi tosco.

— Nuestro trato, ¿recuerdas? Dah.

— Dah. A nosotros fue a quienes nos echaron de casa, por si  no lo has notado.

— Sí, sí, pero eso no significa que se van a rendir, ¿o sí?— Yoongi se quedó pensativo, con esa típica expresión de fastidio en la que hace su boca una línea recta.— No pueden hacerlo.— Siguió hablando al ver que Yoongi estaba en silencio.— Miren, el pellejo de su madre también está en peligro, porque si llegan a descubrir a Deukook, él culpará de todo a Baegi, para eso fue que se casó con ella.

— ¿Y qué carajos es lo que está haciendo Deukook? ¿Qué es tan grave?— Dije yo explotando por enésima vez en el día.

— Diganme dónde están, yo voy y les explico todo.— Respondió firme, evadiendo mis preguntas.

— Bien.— Dijo finalmente mi hermano.— Pero nos traes comida.— dio la dirección y luego colgó la llamada.

Yoongi volvió a tirarse a la cama, y nuevamente se quedó con la mirada fija en el techo. Ya era de noche, posiblemente las siete de la noche. Fui por mi celular, para confirmar que en efecto, era la hora correcta. Caminé por la habitación inspeccionando las cosas que allí había, vi si el microondas funcionaba, y la cocina eléctrica, abrí la nevera para encontrarme con una botella de agua mineral a medio tomar y un limón seco, ¿por qué hay un limón seco en una nevera de motel? Encendí el televisor y menos mal tenía un control, busqué algún canal bueno por algunos minutos, hasta que me aburrí y lo apagué porque ni música buena estaban pasando. Luego solté la pregunta que tenía en mente desde que Yoongi colgó la llamada.

— ¿Crees que debamos confiar en Seokjin?— Pregunté, sentándome en el centro de la cama, viendo a mi hermano.

— No lo sé.— Confesó él, pensativo.— Yo no sé que tan grave sea lo que está pasando entre esos, y la verdad temo qué pueda pasar si ese hombre resulta ser tan malo como él dice.— Pasó las manos por su cara.— Sea lo que sea, igual debemos estar informados, ¿no crees?

— Umh, me dijo que ese tipo era capaz de matarlo. ¿Crees que sea cierto?

— A mí me dijo lo mismo. Y a juzgar por el miedo que le tienen Jungkook y él, puede que sea verdad.— Su celular sonó y era un mensaje.— Por ahora, hay que escucharlo.— Se levantó de la cama.— Voy por él, ya vuelvo.— Tomó la llave y salió del cuarto.

Yo me quedé sentada en el mismo sitio, revisando mi celular, tenía varios mensajes de Jimin, uno de Mindae y tres de Jackson.

En el de Mindae, ella me preguntaba si aún seguía molesta, le respondí que no, porque en serio no lo estaba, en ese momento me sentía en un estado neutro, y la verdad ya no quiero pelear con ella.

Natural. » Jeon Jungkook.Where stories live. Discover now