CAPITULO 20

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Emily se quedó dormida una vez en el taxi, momento que Donghae aprovechó para volver a la carga.

—Me vas a tener que dar muchas explicaciones —le dijo a Melissa.

—No me parece ni el lugar ni el momento apropiados —contestó ella —. Quiero llegar a casa para meter a Emily en la cama.

—Esto no ha terminado, Melissa. Te juro que esto no ha terminado —le advirtió Donghae—. No me puedo creer que me hayas mantenido al margen de su vida durante todos estos años.

—Por si no lo recuerdas, te dije que estaba embarazada, pero tú no quisiste creerme. Te llamé por teléfono varias veces y te mandé varios correos electrónicos, pero tú no te pusiste en contacto conmigo.

—¡Me lo podrías haber dicho la otra noche cuando nos vimos en el museo! ¡Es mi hija! —exclamó Donghae furioso—. ¿Te das cuenta de todo lo que me he perdido?

—¿Así que ahora resulta que estamos hablando de ti? —le espetó Melissa en tono sarcástico—. Vaya, y yo aquí creyendo que estabas preocupado por una niña de tres años que se ha roto el brazo. Perdóname si les he dado prioridad a sus necesidades sobre las tuyas.

Donghae apretó las mandíbulas con fuerza.

—Me lo tendrías que haber dicho y lo sabes perfectamente.

—Te lo habría dicho si no hubiera pensado que eras capaz de arrebatarme a mi hija en cuanto hubiera nacido.

Donghae se quedó en silencio.

—Todavía puedo hacerlo.

—¡No, no puedes! ¡Es mi hija!

—También es hija mía y, a juzgar por lo que ha pasado esta noche, tú no te ocupas adecuadamente de ella.

—¡Eso no es verdad!

—¿Cómo puedes decir eso después de que se haya roto el brazo?

—Romperse un brazo no es tan grave, Donghae. No te pongas histérico, ni pierdas los papeles. Los niños se caen continuamente. Podría haber ocurrido en la guardería.

—¿Cómo? ¿Va a la guardería? ¿Cómo demonios consientes que la cuiden desconocidos? —le espetó Donghae furioso.

Melissa puso los ojos en blanco.

—Por si no te has dado cuenta, Donghae, soy madre soltera y, al igual que todas las madres solteras del mundo, tengo que trabajar para dar de comer a mi hija. Me encantaría poder quedarme en casa con Emily, pero no me puedo permitir ese lujo, así que sí, tengo que dejarla con desconocidos, pero se trata de profesionales muy cualificados que la tratan con mucho cariño.

—Quiero que la saques de la guardería inmediatamente.

—No.

—Quiero que la saques de la guardería y que te quedes con ella.

—¡Tengo que trabajar! —Le recordó Melissa—. ¡Tengo que terminar de organizar la exposición!

—Muy bien, si no me dejas otra alternativa, retiraré mi patrocinio y no habrá exposición. Además, les contaré a tus jefes que eres una ladrona. Estaba empezando a creer que eras inocente, pero ya veo que no. Desde luego, se te da muy bien mentir.

Melissa sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas.

—Por favor... comprendo que estés enfadado, pero entiende que, si me haces daño a mí, le estarás haciendo daño a tu hija. Siempre he pensado en ella, para mí Emily siempre ha sido lo primero en la vida. Me habría encantado poder compartirla contigo, pero no me fue posible porque tú creías, estabas convencido y todavía lo sigues estando, que soy una ladrona. ¿Tienes idea de cuántas veces me hubiera encantado descolgar el teléfono para hablarte de ella? Tú me lo hiciste imposible al acusarme de robo. Me echaste de tu vida. Me acusaste de un delito que yo no había cometido.

—¡Mentirosa! —Exclamó Donghae—. No haces más que mentir. No me ibas a hablar de ella jamás. Lo sé. Lo leo en tus ojos. Era la venganza perfecta, ¿verdad? ¡Me has robado a mi propia hija!

—¡Yo no te he robado nada! Me dijiste que me fuera y yo me fui... embarazada...

—¿Cuándo te diste cuenta de que estabas embarazada?

—El período se me había retrasado y comencé a sospechar. Cuando llegaste a la galería aquella tarde, intenté contártelo, pero tú venías con otra historia en la cabeza.

Donghae hizo un gran esfuerzo para escucharla sin interrumpirla.

Quería defender la reacción que había tenido en aquellos momentos, pero estaba empezando a ver que Melissa había pasado por una situación difícil y él no se lo había puesto fácil en absoluto.

—Cuando llegué a Sydney, fui al ginecólogo y el embarazo quedó confirmado —continuó Melissa apartándole a su hija el pelo de la frente.

—¿Lo hiciste adrede para cazarme?

—¿Cómo puedes decir una cosa así? Te recuerdo que estaba terminando la carrera y que me habían ofrecido una beca por buenas notas para hacer el doctorado. ¿Por qué iba a tirar todo eso por la borda quedándome embarazada? Además, si lo hubiera hecho adrede, ¿por qué iba luego a no decirte nada de la existencia de la niña?

Donghae se quedó mirando por la ventanilla del taxi. Estaba lloviendo y hacía frío. Su vida había cambiado drásticamente.

Era padre.

—En cuanto termine la exposición, nos iremos a Seúl —anunció pensando en la felicidad de su madre cuando conociera a su nieta.

father - donghaeWhere stories live. Discover now