CAPITULO 3

2.1K 142 1
                                    


Melissa acababa de cerrar la puerta de su despacho cuando vio que una silueta alta salía de las sombras del pasillo y sintió que le daba un vuelco el corazón al reconocer la penetrante mirada de Lee Donghae.

«Por favor, Stacey, no te muevas».

—Me estaba preguntando dónde te habrías ido —le espetó Donghae.

—Tenía que... mirar unas cosas —contestó Melissa.

—¿Éste es tu despacho?

—Eh... sí.

—¿Por qué no me invitas a pasar y hablamos un rato? —le propuso Donghae.

—¿Hablar de qué? —contestó Melissa poniéndose nerviosa.

—De nosotros —contestó Donghae tomando un mechón de su pelo entre los dedos y acariciándolo como si estuviera sopesando su calidad.

La estaba mirando de manera inequívoca y Melissa sintió que el deseo se apoderaba de ella, que la lava ardiente recorría su cuerpo y que sus pechos se tensaban.

—Tú y yo no tenemos nada de lo que hablar, Donghae, porque ya no somos pareja —contestó—. Por si no lo recuerdas, diste por terminada nuestra relación hace cuatro años.

—Lo recuerdo perfectamente —contestó Donghae sin dejar de mirarla a los ojos—. Veo en tus ojos que tú también lo recuerdas todo perfectamente.

El silencio estaba lleno de recuerdos, de recuerdos peligrosos y seductores que podían acabar con el autocontrol que se había impuesto a sí misma. Melissa, que se creía inmune al atractivo de aquel hombre, se había dado cuenta desde que sus miradas se habían vuelto a encontrar aquella noche, de que volvía a sentirse atraída por él de manera irrevocable.

En aquel momento, escuchó una tos proveniente del interior de su despacho y dio un respingo.

—Te tengo que dejar... me tengo que preparar para la reunión... — anunció subiendo el tono de voz por si a su hermana se le ocurría volver a toser—. Ya nos veremos luego. Podemos hablar más tarde. Ya sabes, nos podemos tomar una copa o algo... —añadió sin pensar en las consecuencias de aquella idea.

Estaba tan nerviosa ante la posibilidad de que Donghae descubriera a su hermana escondida en su despacho que estaba hablando por hablar.

Donghae se apartó y le dedicó una sonrisa enigmática.

—Muy bien, Melissa —contestó.

Melissa se quedó apoyada en la puerta de su despacho, viendo cómo se alejaba, y suspiró aliviada cuando se volvió a perder en las sombras del pasillo.

Cuatro años atrás, acceder a tomar una copa con él había sido el peor error de su vida. Acababa de hacer lo mismo y no tenía ni idea de cuáles iban a ser las consecuencias esa vez.

Con piernas temblorosas, Melissa avanzó hacia la sala de juntas.

Unos minutos después, Melissa se encontraba mirando a su alrededor en la sala de juntas, preguntándose si iba a necesitar más de una copa de champán para armarse de valor. Tal y como se encontraba, ni con dos botellas enteras veía posible librarse del pánico que la invadía.

Los últimos rezagados estaban entrando en la estancia, charlando animadamente y poniéndola cada vez más nerviosa. Al fondo, vio a Donghae con una copa de champán que apenas había tocado en la mano.

Cuando se giró hacia ella, la miró a los ojos y Melissa comprendió que en sus pupilas había una promesa que la hizo estremecerse de pies a cabeza.

father - donghaeWhere stories live. Discover now