Veintiséis; Lía

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No tardé en salir del hospital y en estar de nuevo en el bar con la mente en otro sitio. No tenía manera de averiguar si Nick había sido uno de los fallecidos. Su madre tampoco sabía nada y no pude hablar mucho con ella porque se puso a llorar.

Yo también.

Luke no sabe nada y le han dicho que no meta las narices en el asunto, pero Kevin... El Coronel Kevin Rogers tiene que saberlo.

— ¿Sigues sin noticias de Nick? — John se pone frente a mí en la barra para beberse un café.

— No —hago una mueca de disgusto.

— Ya verás que está bien. Son tus dos últimos días en el bar y estás con esa cara.

— John...

— Lo sé. Solo espero que hayas aprendido mucho aquí y que haya sido una buena experiencia.

— Eres un buen Jefe.

— Eso también lo sé. Tú eres una buena empleada. Me gusta como trabajas, como atiendes a todos estos borrachos y cómo los manejas.

— Una termina aprendiendo a domar a las bestias.

John suelta una carcajada y sonrío un poco. — Venga, es tu hora de irte vete a casa.

Me seco las manos y cuando voy a la taquilla, vuelvo a escribirle un mensaje a Nick que no recibe.

Me cuelgo mi mochila decidida cuando me cambio de ropa y salgo del bar con las llaves del coche en mano.

Sé que Kevin aún está en la base porque Luke me ha enviado un mensaje. Él no ha podido conseguir nada pero quizás yo sí pueda.

O eso creo.

Aparco fuera y los Marines que se encuentran allí no me quitan el ojo de encima, como si mi coche tuviera una bomba y fuera a explotar. Como si fuese una amenaza para ellos.

Tengo los nervios a flor de piel y no dejo de mirar la hora en el teléfono. ¿Por qué tanto secretismo? ¿Por qué Nick no se ponía en contacto con nosotros?

Cuando el coche sale y la barrera se levanta, me acerco haciendo que uno de los Marines salga del edificio.

— No te acerques —alza su mano.

Kevin baja la ventanilla del coche y me mira a través de sus gafas de sol.

— La conozco, no pasa nada. ¿Que ocurre, Lía?

— Tenemos que hablar.

— Es serio —se ríe el marine—. ¿Otra vez conquistando a muchachitas?

— Ya sabes que soy irresistible —sonríe Kevin mirándolo—. ¿Qué pasa? —Me mira.

— Necesito que me digas si Nick fue uno de los fallecidos en el atentado de Iraq. No sé nada de él.

— No sé nada de eso, lo siento.

Lo veo poner la mano en la palanca de  cambios y pongo mis manos en su coche.

— Coronel Rogers, por favor, necesito que me diga algo porque llevo días sin dormir y...

Él aprieta su mandibula y suspira pesadamente. Murmura un "dame un segundo" y me aparto del coche para que pueda ponerlo junto al mío.

Sale del coche con el móvil en su mano y se apoya en él. Muerdo mi labio con fuerza y me apoyo en el mío esperando a que diga o haga algo.

— ¿No han llamado a su madre?

— No.

— Eso significa que está vivo, Lía.

— Pero hace tiempo que no sé nada de él.

Goodnight and go (Disponible en Dreame)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora