Siete; Lía

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Sonrío abiertamente y saludo con la mano a mis amigas cuando las veo. Me acerco a ellas y las abrazo porque las he echado de menos. Estar fuera de casa era duro, pero más lo era si estabas en un país que no conocías. Otro idioma, otras costumbres... adaptarse a una nueva vida siempre era difícil, y más, lejos de tus seres queridos.

— ¿Qué tal el vuelo? —Pregunto ayudando a sostener alguna de las maletas que traen.

— ¡Qué largo! —Se queja Jennifer— Ha sido una tortura.

— Y el asiento del avión otra —dice Blanca—, pero ya estamos aquí. ¿Sabes dónde está nuestro hotel? —Me pregunta.

— Sí, le dije a James que me enseñara a llegar desde el aeropuerto, así que no nos perderemos —sonrío y abro el maletero para meter las maletas.

— ¿Ya tienes el permiso de conducir? —Pregunta Jennifer.

— No, espero que no pase nada —cierro el maletero y mis amigas se meten en ese pequeño coche que James había conseguido por muy buen precio.

Durante el camino al hotel, ellas me ponen al día. Algún ligoteo, problemas con la familia y demás. Tengo que callarlas para concentrarme porque conducir me ponía muy nerviosa. No solo tenía que estar pendiente de los otros coches, si no de peatones y demás. Eso, y que tuvimos que poner el GPS porque me había perdido.

— Sigues poniéndote histérica —se ríe Jennifer.

— ¡Casi me da un golpe! Conducir me quita años de vida, te lo juro.

— Sí, cada día estás más vieja —ríe Blanca—. Estados Unidos no te sienta bien.

— Estoy de vacaciones, voy a intentar rejuvenecer —aparco al lado del hotel.

La habitación es pequeña, tiene una cama de matrimonio, dos mesitas de noche, una cómoda con un espejo y un armario empotrado. Me siento en el borde de la cama y las observo sacar la ropa que puede arrugarse. Jennifer coge su neceser y se va al baño y Blanca empieza a colgar su ropa.

— ¿Alguna novedad? —Le pregunto en voz baja.

— ¿Sobre...? —Ella me mira alzando las cejas y asiento.

— No que yo sepa. Espero que no haya vuelto a hablar con él.

Jennifer tenía una especie de obsesión desde hacía unos años con un chico que no daba una mierda por ella. La tiraba a la basura y la recogía cuando a él le daba la gana. Ella se dejaba a pesar de los innumerables consejos y ánimos para salir adelante que le habíamos dado.

— Bueno, ¿la ves mejor?

— Ha venido, eso ya es un avance.

Nos callamos cuando sale y empieza a colgar su ropa también en el armario. Me tumbo en la cama y miro hacia el techo blanco mientras ellas hablan. Hacía unos días que no sabía nada de Nick y menos de Luke. El rubio no había vuelto a pasarse por el bar después de nuestro encuentro y no podía evitar sentirme mal.

— ¿Y esos calientes militares que vas a presentarnos? —Pregunta Blanca haciéndome soltar una carcajada.

— Voy a enviarle un mensaje a Nick ahora —me incorporo y busco mi móvil en mi gran bolso hasta que consigo dar con él.

Entro en Snapchat porque aún no tengo su número y le escribo un mensaje.

"¿Has conseguido a militares calientes?"

Salgo de Snapchat y para mi sorpresa, él no tarda en contestar.

"Los he conseguido para estos días, pero no sabía cuándo querías quedar"

Goodnight and go (Disponible en Dreame)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora