Anexo: ¿Honeymoon?

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Sonrío como tonta al recordar la noche en que nos quedamos hablando y viendo películas hasta el amanecer. Las cosas fueron avanzando, pero a la vez, destruyéndose poco a poco.

Las clases del día han finalizado y en lugar de salir a seguir conociendo la ciudad, Chloe ha decidido que quiere quedarse el resto de la tarde y noche en la habitación.

—Y según tú ¿qué vamos hacer con tantas horas libres? —pregunto con curiosidad. Es viernes, por lo que mañana no hay clases ni tareas.

—No lo sé —se encoge de hombros, sonriendo hacia mí—. Creí que serías tú la que tuviera algunas ideas para hoy.

Ríe un poco, ella estaba consciente de que solo decidiría quedarse y a mí me tocaría planear que haríamos, pues hasta ahora, es como si yo llevara la batuta de líder entre las dos en una ciudad desconocida para ambas.

—¿Películas y comida? —enarco una ceja y espero por su respuesta.

—Sí —hace una pausa, sonando no tan convencida—, pero para más tarde. Hagamos otra cosa ahora.

—Deberías proponer algo —me quito los zapatos y me tiro a la cama—. Solo que no sea ir de compras, por favor.

—Tranquila —repone de mala manera. Veo como rueda los ojos desde mi posición, lo que me hace sonreír como estúpida—. Ni siquiera pensaría en ir de compras contigo. Tienes pésimo gusto.

—Pero aun así me dejaste besarte aquel día —me encanta molestar a Chloe sobre lo que sucedió en el closet en aquella fiesta. Se ha vuelto mi nuevo hobby desde que llegamos.

—¡Becca! —exclama con fastidio.

—Chloe —repongo con diversión, viendo en su dirección.

—Ya —niega con la cabeza en un tono serio—. Déjalo ir. Solo estaba experimentando.

—¿El estar con una chica o lo que sentiste ahí? —cuestiono, sosteniéndome sobre mis codos para tener una mejor visión de ella. Mi tono también va en serio, porque soy consciente de que lo que sentimos en esos minutos no fue cualquier cosa, yo lo sentí y ella también. Con la diferencia que ella lo niega.

Chloe no responde, se sienta enfrente mío, en mi cama y yo me levanto para estar justo al frente de ella. Muevo mi cabeza para que me responda. Y su forma de hacerlo, me encanta.

Tengo la guardia baja cuando Chloe se abalanza sobre mí y estampa sus labios contra los míos. Puedo sentir lo cremoso de su labial sobre mi boca y sin pensarlo más, hago que le dé permiso a mi lengua para que juegue con la de ella. El beso no es suave y dulce, es desesperado y salvaje, como si hubiera extrañado los roces de mis labios sobre los de ella.

—Chloe —jadeo sobre sus labios.

Ella me empuja hasta que quedo con mi espalda sobre mi cama y ella se sienta a horcajadas sobre mí sin romper el beso. Mis manos van a sus caderas, apretándolas un poco con la pasión del beso mientras las suyas bajan por mi cuello.

—No puedo hacer esto —se reprocha y se quita de mí con rapidez, pero la cama es muy pequeña, no calcula bien y termina cayendo de ella sobre su trasero—. Mierda.

Sé que me acaba de decir que no podía seguir besándome por alguna razón que desconozco, pero no puedo evitar reírme cuando la veo tirada en el piso con el ceño fruncido. Se ve muy linda y mi humor está tan quebrado, que prefiero reír a pensar en lo que dijo antes.

—No te rías —por primera vez veo a Chloe haciendo un puchero.

—Te ves linda así —suelto sin pensar con una sonrisa en mi rostro.

La castaña rueda los ojos y se levanta tomando su computadora de mala gana mientras empieza a teclear sobre ella.

—¿Buenos vecinos 2? —pregunta con cierta indiferencia, actuando cómo si ese beso realmente no sucedió.

—Hecho —me acomodo junto a ella. Quiero decir algo, pero me lo guardo por nuestro bien.

Mientras vemos la película no puedo evitar verla cada vez que ríe con las idioteces que salen en su pantalla. Río para despistarla, pues es algo distraída y no nota como la detallo. En serio me gusta, pero aún no sé si yo a ella. Y eso carcome mi ser, pues hoy en día los sentimientos no son cualquier cosa.

La vibración y el sonido de mi celular a mi lado me despierta, ni me había dado cuenta en qué momento me quedé dormida. Paso el dorso de mi mano por mi ojo izquierdo, buscando el celular entre las sábanas hasta tenerlo en mis manos. Es un mensaje de un número desconocido.

Unknown:

Dylan ya está en el hospital. Parece que va a estar bien. No te preocupes, si sucede algo yo te aviso.

L. Harris

Suspiro fuerte, llevando mis manos a mi rostro y empezando a sentir un poco de calma después de unas horas; me siento más tranquila al saber que Dylan va a estar bien. La presión en el pecho empieza a desaparecer y sin darme cuenta, suelto una lágrima de felicidad, pues al fin puedo dejar de escuchar su grito en mi cabeza.

—¿Quién murió o qué?

Cierro los ojos en un susto, no sabía que Chloe ya estaba aquí. Vuelvo a ver mi celular y me doy cuenta que ya son las siete y media de la mañana. ¿Tanto dormí? Espero a que mi corazón se tranquilice un poco antes de responder:

—Nadie —me limpio la cara, pasando ambas manos por todo mi rostro y cabello—. Logan me acaba de avisar que Dylan estará bien. Tuvo un accidente y ahora se encuentra en el hospital.

—¿Logan Harris? —hace una mueca sin creer el nombre del susodicho. Yo asiento—. ¿Qué estaba haciendo Logan con esa mugrosa nerd?

—¿Disculpa? —sabía que Chloe podía ser pesada, pero no tan insensible para hablar así de alguien que no está presente para defenderse y que, de paso, está en el hospital en quien sabe qué condiciones.

—No te hagas la santita —me reclama con sarcasmo y una sonrisa ladina—. Todos saben que Logan terminó conmigo por la mosquita muerta de tu amiga, la nerd.

Chloe me gusta mucho, pero, si mínimo, no puede respetar mis amistades, lo más lógico es que tal vez no vale la pena. Además, nadie debería hablar así de alguien más, no es correcto ni justo. Y menos si es de una chica a otra. Además, no sé qué es lo que tanto le preocupa a Chloe, puesto que su relación con Logan era abierta; él se tiraba a las chicas que quisiese y ella ligaba sin remordimientos a decir que pondría los cuernos igual que él. Al final, lo único que tenían era una etiqueta y un círculo vicioso de coger con quienes quisieran y luego hacerlo entre ellos.

—Eres increíble —repongo sarcásticamente y sin siquiera pensar en mi vestimenta, me largo.

Cierro la puerta con un fuerte golpe, caminando por el pasillo de habitaciones y dirigiéndome a la cafetería del internado. Al doblar una esquina, choco con una chica de cabello rizado muy pronunciado, casi parece un afro; le pido disculpas y sigo mi camino. La cafetería es el único lugar al que se me ocurre ir, después de todo, no tengo tantas amistades y mi barriga ruge en busca del desayuno. Y ¿qué mejor que la comida como aliado cuando te sientes mal?

Tomo una tarta de manzana y un jugo, busco una mesa vacía y me siento a deleitar el manjar.

—What's going on? —‹‹¿Qué sucede?››. Pregunta un chico sentándose en frente mío.

Mastico, alzando la vista. Lo reconozco al instante, es uno de los chicos de mi clase de música, ha sido muy dulce conmigo desde que casi le tiro una trompeta en la cabeza por accidente. Porque sí, los instrumentos y yo no nos llevamos muy bien que digamos.

—Bad day —‹‹Mal día››. Me limito a responder.

—I think I can help you with that —‹‹Creo que puedo ayudarte con eso››. Sonríe y me toma de la mano.

Hago un puchero porque me está haciendo dejar mi tarta, así que me suelto de su agarre y regreso en mis pasos. De un trago termino el jugo, tomo mi tarta y entonces, regreso a su lado. Avanzamos rápido fuera de la cafetería hacia su auto, me subo sin pensarlo y dejo que me sorprendan las cosas que puedan pasar con tal de dejar un desafortunado corazón de lado.

El deportista y ¿la nerd? [PI #1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora