Cap. 51:¿En qué me he metido?

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Siento un escalofrío recorrerse en todo mi cuerpo. No sé qué es lo peor, que nos hayan descubierto o empezar mal mi año nuevo.

— ¡Alexander has el favor de explicarte! -dice mi madre, mientras yo me separó de él.

—Mercedes... yo....

— ¡Te abrí las puertas de mi casa, de mis gastos, y así me pagas! ¡Acostándote con mi hija!

— ¡Un momento mamá! ¡No le vengas a gritar cuando él me ha puesto más atención que tú!

— ¿A qué te refieres?

— ¡Hace años me dejaste de poner atención! Dijiste que estaríamos juntas y ¡no has prometido tu promesa! ¿Y sabes qué? No, Alex no se ha acostado conmigo. Y sí,  salgo con él desde hace meses.

—Siempre lo supe, se me hacía raro que sólo te ayudará a guisar, ¡que te trajera a la casa!

— ¡Hay mamá por favor,  no puedes decir nada, ni siquiera me has demostrado que es ser una buena madre! Siempre me dejas ¿crees que con tu dinero podrás hacerme feliz? Y quién ve mi felicidad, ¡él la vio! Madre, ¡siempre llegabas a tener sexo con éste imbécil y cuando te molestaste en marcarme para ver si estaba bien, ti prioridad fue él!

— ¡No te permito que le hables así!

— ¿Ves? ¿¡Ves!? Siempre estarás más con el que conmigo. ¡Eres de lo peor! Lo defiendes más a él que a mí, cuando éste estúpido hizo de las suyas cuando su hermano debería estar en la cárcel –digo gritando.

—Layra no te vengas hacer la mártir.

—No es que me haga la mártir, dejaste que Alfonso me violara, preferiste creerle a él ¡que a tu propia hija! –empiezo a llorar. —No tienes nada que restregarme si has sido peor persona que yo ¿y qué? ¿Mi error ha sido andar con mi maestro de matemáticas? ¿Qué hay de los tuyos? –las lágrimas siguen corriendo en mis mejillas.

— ¡Cállate!

— ¡Ya te dijo que se acostó con su jefe!, ¿Ya te dijo que tuvimos que huir?

— ¡Cállate! –dice mi madre alzando su mano y pegando en mi mejilla. Siento un ardor horrible, pero no es la primera vez, duele más de la persona que viene. Seguirá siendo mi madre.

— ¡Era lo único que te faltaba!, no te odio, pero no te quiero madre.

—Súbete a tu cuarto.

— ¡No!

— ¡Súbete... a tu cuarto!

— ¡NO!

—Alfonso… -no basto que le dijera dos veces para que me jalara escaleras arriba.

— ¡Alex! –grito al sentir los fuertes pellizcos de Alfonso.

— ¡Layra! –escuche a Alex gritar mientras que volteo a ver y lo sujeta Ricardo y mi madre se pone enfrente. —escúchame, te sacare de aquí, ¿me escuchas? ¡TE AMO! ¡LAYRA!

Alfonso me avienta al interior de mi habitación, como bolsa de basura. Me arrastro rápido alejándome de él. Él sonríe y pone el seguro a mi habitación.

—Hay Layra si me hubieras hecho caso desde el principio… -dice paseándose en toda mi habitación. Saca unos cigarrillos de su bolsa del pantalón y enciende uno. Da la primera calada y sigue hablando. —Te dije que él no te convenía.

— ¿Y tú sí?

— ¡Claro!

—Das asco –digo subiéndome a mi cama, encogiéndome y bajando la cara.

Clases Prohibidas ©Where stories live. Discover now