Cap. 22: ¿Quién más sabe de esto?

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Analizo la información y ¡Bang!

— ¡¿Qué?!

—Profesor Leguina se podría callar, estamos tratando de dormir –me dice Mar.

—Lo siento. Carlota espérame.

Salgo de la cabaña y contesto.

—Ya, Carlota, ¡Carlota! ¡CARLOTA! ¡Contéstame carajo! ¡Mierda! ¡Estúpida señal! -<<Como puede ser>>. Trato de tranquilizarme pasando mis manos sobre mi cabello y soltando el aire que había guardado hace unos minutos, Escucho un silbido que por el sonido no es de pájaro, me dispongo a buscar de donde viene y busco en los árboles, veo a alguien sentado y le ordené que bajará y no baja, así que subí.

—Alumno le voy a pedir que baje, no puede subir a los árboles y menos en la madrugada.

—Si pudieras callarte estoy tratando de escribir y no puedo por tus gritos –entonces veo a Layra que lleva unos pantalones negros, claro que más ligeros de los de mezclilla, y también lleva un suéter de muchos botones algo así como europeo, de color blanco.

—Oye, perdón no sabía que eres tú, de saberlo ni hubiera gritado –digo calmándome un poco, el estar con ella hace que mi enojo que llevo dentro, llegue a ser una santa paz.

—Por eso chiflé -lo ha dicho con sarcasmo.

— ¡Valla!, de verdad que eres lista, ¿que escribes? –pregunto un poco curioso

—Una canción.

— ¿Es la que escribías?, la mía. – ¿entusiasmado? Si lo estoy, y mucho.

—No es tuya la canción, pero si se trata de ti.

— ¿Y que tal como va? –me asomo a su cuaderno.

— ¡Muy bonita! –me dice ella dibujando una sonrisa en su cara.

—Se ve –ella me observa viendo su canción.

— ¡Oye! no la puedes leer hasta que esté lista –me dice dándome un pequeño empujón.

— ¡Por favor!

—No.

Después de un tiempo que le insistí y no lo lograrlo me di por vendido.

—Layra, tengo que decirte algo que paso en la noche después de que te fuiste.

— ¿Qué?, ¿Qué te peleaste cuando me fui?

— ¿Cómo sabes? –esta mujer aunque nunca le diga nada, se termina enterando de todo.

—Cuando me fui, te vi discutiendo con Alfonso mientras me alejaba y no necesito esforzarme en saber que se iban a golpear, más por el que por ti.

—Es que si supieras las cosas que dijo, es un...

—No necesito saber lo que dijo, te creo y ahora créeme cuando te digo que no te preocupes y que estoy contigo ahora.

—Lo sé, pero temo por ti, no quiero que te vuelva hacer daño.

—Lo sé, lo sé.

—Nunca dejaré que te pase algo malo. Lo prometo.

Selle mi promesa con un beso.

Es tarde, bajamos del árbol y la voy a dejar a su cabaña, mete su mano por abajo del interruptor del código y se abrió la puerta, pero estaba una chica de cabello hasta el cuello de larga estatura parada en la puerta.

—Señorita Preciado métase a su cabaña inmediatamente.

—No te queda lo estricto y Hannah ya sabe –me pongo sumamente pálido y empiezo a temblar.

— ¿Como que ya sabe? –digo con mucho temor.

—Nos descubrió disque por las miradas.

—No, haber salgamos, tenemos que hablar de esto.

—No por favor, tengo mucho sueño, estoy cansada y tengo que despertar temprano para empacar mis cosas –dice Hannah. —Le prometo que hablaremos, es más, llegamos a la ciudad y los invito a comer yo también tengo que enterarme.

—Está bien, Layra, descansa mucho, te veo en unas horas.

—Sí, y perdón por haberte despertado.

—Ni te preocupes no fuiste tú, fue Carlota.

—Ahhh okey. ¿Está todo bien con ella?

—Sí, lo normal, me habla como sabe que soy su psicólogo y me dice que está embarazada, lo normal.

— ¡OMG! ¿Está embarazada?

—Sí, y probablemente sea una mamá soltera o viuda, uno no lo sabe. –digo encogiendo mis hombros y moviendo mi cara de un lado a otro.

—Promete que no harás nada malo, aprenderá de sus errores.

—Tiene que, pero bueno, descansa mucho.

—Promételo...

—Lo prometo –le digo mientras que le doy un beso en la frente.

—Sí, Bye.

Nos despedimos de un beso, apenas tocando nuestros labios, el pensar que Hannah nos está viendo o el simple hecho de saber que ella ya sabe, me da escalofríos. Conozco a Hannah.

 

**LAYRA**

Es un día hermoso está lloviendo y hay niebla, probablemente nos dirán que el viaje se retrasó.

Me levanto y todas están dormidas y como no si son las siete y media de la mañana. Así que me meto a bañar, un baño largo con agua caliente, cuando salgo me cepillo los dientes, el cabello y me visto, me pongo un pantalón negro de mezclilla y un suéter azul fuerte con rayas rosas. Salgo y veo a alguien sentada en mi cama, es Hannah, es lógico, está esperando explicaciones.

—Layra, no es necesario...

—Vamos afuera –ella solo asiente con la cabeza y no sé porque me da el nervio para decirle las cosas.

—Solo empacamos nuestras cosas y nos vamos.

—Ok.

Terminamos de empacar, me pongo un gorro y mis botas azules fuertes de gamuza. Ella se pone lo primero que se encuentra un pantalón de pants negro arrugado que en el interior dice Wilson, caigo en detalle que ese pants es mío, ella solo sonríe.

—Tiene ve de vuelta, ¡eh!

—Sí, es que me gusto –termina de vestirse.

Salimos y está ahí este Alex sentado en un tronco oculto atrás de un árbol, le hago una seña que se acerque y él va hacia nosotras. En lo que llega, Hannah me dice al oído.

—No es necesario que me des explicaciones, si no lo habías dicho es mor algo, no me digas nada de Paola, sería interesante pero prefiero que lo calles como tu querías y quiero que de verdad quiero que confíes en mí. Ahora lo que harás es decirle que se lo suyo porque me di cuenta y nada más, no le dirás nada mas ¿entendiste?

—Pero le tengo confianza ¿por qué no decirle que Paola es mi hermanastra?

—Se lo que te digo, no lo hagas.

***

Canción: Adriana Mezzadri - Marcas de Ayer

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